Ha sido un poco extraño que una de las noticias con mayor proyección futra de toda la semana no haya sido portada de periódicos, encabezando grandes titulares, ni en los telediarios se haya colado hasta el puesto merecido, desbancando el oscuro patio político nacional. Sin embargo, así de dura es la actualidad, y a veces de corta la capacidad de análisis y entendimiento de las lumbreras que programas los informativos, maquetan los periódicos o escriben los guiones, que parecen pegarse todos por una Nuria Bermúdez en bolas o su equivalente en debates parlamentarios.
Dos grupos científicos, americano y japonés, por separado, han logrado obtener células madre del tejido de la piel de un varón adulto. Explicar esto técnicamente es complicado, y más si no se es un experto, como es mi caso, pero lo básico es que parecen ser capaces de transformar células epiteliales comunes en células madre, que son un tipo de células no diferenciadas. Como sabemos, en nuestro cuerpo hay muchas clases de tejidos y órganos, y decenas, cientos de tipos de células. Neuronas, células musculares, glóbulos blancos, rojos, etc. Algunas de ellas pueden recrearse de forma natural, como las de la sangre, pero otras parecen ser una especie de stock con el que nacemos, y que podemos entrenar y hacer crecer, pero no recrear, como pasa en las lesiones medulares, cerebrales o musculares. Dado que nacemos de la unión de dos únicas células, óvulo y espermatozoide, parece intuitivo pensar que hay un punto en el proceso de gestación humana en el que todas las células son iguales y, a partir de ahí, empiezan a diferenciarse. Esas células iguales son las llamadas células madre, stem cell en inglés, y obtenerlas abre enormes posibilidades en lo que respecta a al medicina regenerativa. Poder cultivarlas supondría que la medicina podía recrear tejidos, músculos desgarrados por accidentes, mentes dañadas por alzheimer, y cientos de posibilidades más. El problema empieza a la hora de obtener esas células, porque el planteamiento aquí expuesto es cierto, y la única fuente conocida de células madre eran los embriones. Surge ahí un debate ético enorme, porque claro, la producción de embriones humanos (personas) para fines médicos, implicando su destrucción y eliminación no deja de ser un debate pro o antiabortista, y, llevado al extremo, implica eliminar una vida potencial para salvar otra real, y el saldo se acerca bastante a cero. Por ese motivo algunos países, especialmente EE.UU., anunciaron la suspensión de la financiación pública de estas investigaciones, y la discusión y el enfrentamiento de las “madres” no ha dejado de crecer durante estos años.
Pero gracias a este descubrimiento, nunca mejor dicho revolucionario, el debate ético queda en una segunda línea y en este caso además se soluciona. Estaríamos ante una fuente limpia, “natural” y no agresiva para poder obtener esas células, y las posibilidades médicas se disparan. Si se abren las puertas de la financiación de estos proyectos podemos estar en unas décadas ante un panorama completamente nuevo, y mucho mejor que el actual. Algunas enfermedades desaparecerán, y todo porque en Noviembre de 2007 unos hombres hicieron un descubrimiento maravilloso. Para ellos las portadas y al gloria, y para todos nosotros sus frutos. Qué bonito poder acabar así de feliz la semana!!!!
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