Como lo prometido es deuda, vamos a hablar hoy de Marte, que no de marcianos, de los que ya tuvimos una pequeña sesión este Sábado por la noche en la tele. Después de lo del Chiky chiky ese, y que encima no quedase el último, empieza a ser urgente encontrar vida inteligente en alguna parte, por favor... Al menos los chicos de la NASA andan en ello, y pese a errores y desastres del pasado, esta vez lo han clavado (bieeeeeeeeeeen!!!!!!!) y durante esta madrugada la sonda Phoneix ha tocado suelo marciano, tal y como estaba previsto tras un viaje de más de diez meses y 600 millones de kilómetros.
Esta sonda, al contrario de los últimos envíos de la NASA, no es un vehículo autónomo. Esta fija la suelo, dado que su objetivo es excavar la superficie y ver si, bajo la capa de polvo árido y estéril de al superficie se encuentran trazas de humedad que pudieran indicar agua en el pasado. Para aumentar las posibilidades de éxito, la sonda ha sido enviada a las proximidades del polo norte marciano, un lugar bastante más excitante, y peligroso para el aterrizaje, que los plácidos y poco interesantes destinos a los que fueron enviados en el pasado el Pathfinder, y los robots gemelos Spirit y Oportunity. Hace años ya fracasó un intento similar, la sonda “Mars Polar Lander”, que se estrelló sobre la superficie, creo que en esa ocasión debido a una confusión técnica entre medidas anglosajonas y e sistema métrico. La cuestión es que, tras u tiempo de incertidumbre y temor, Phoenix ha logrado decelerar con sus propios cohetes (esta vez no se han usado globos como airbags) y ya está en el suelo, y ha comenzado a transmitir imágenes sin aparentes problemas. Estas fotos muestran parte de la nave, especialmente sus paneles solares, aparentemente desplegados con éxito, y una visión del suelo a la que ya nos tiene acostumbrados Marte, rocoso, árido y rojizo cuando está coloreado. Una permanente visión de un erial, plano y soso. Es lógico que así sea, porque todavía no se han construido sondas capaces de vadear grandes obstáculos y que, por lo tanto, corren el riesgo de atascarse a las primeras de cambio, con el perjuicio que eso supone para unas misiones que cuestan en torno a los 300 millones de euros por envío. A mi no me parece mucho dinero, sobre todo teniendo en cuenta lo que se gasta aquí abajo en tonterías, pero los presupuestos públicos deben ser justificados, y enviar un robot que se atasque en el primer badén sería un desastre. Cada vez se diseñan sondas más grandes, pesadas y capaces de viajar por una mayor superficie, pero aún estamos lejos de poder mandar, por ejemplo, planeadores a baja altura, o todoterrenos como los coches que (en exceso) vemos por nuestras calles). El objetivo principal de esos vehículos es buscar trazas de agua en la superficie. Escorrentías, sedimentos y marcas similares que puedan indicar que un día el agua corrió por Marte, cosa que parece ya probada, y claro, con agua en la superficie y una atmósfera que lo permitiese, no como la de ahora, la imaginación puede volar..
Si la hubo ya hora no está, donde se fue el agua?? Sólo hay dos respuesta aparentes. Se evaporó, y escapó de al débil atracción marciana o se filtró bajo la superficie. Aquí entra el brazo robótico de Phoenix, que debe perforar el suelo y extraer muestra para analizarlas y buscar los restos de esa humedad perdida. Ojala se encuentre el agua, y si aparecen restos biológicos, o algo similar, eso ya sería colosal, fantástico, histórico... pero también es probable que no aparezca nada, así que habrá que esperar a ver que frutos da esta misión que, de momento, ha empezado perfectamente.
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