Llevo unos pocos meses dando una serie de largos paseos los fines de semana, no por interés deportivo, pero al final sí que acabo haciendo ejercicio, porque recorro distancias que se incluso llegan a los 20 kilómetros, donde por ahora he encontrado mi límite físico. Para ello uso el anillo ciclista que rodea Madrid, una pista de 64 kilómetros que, en general, se sitúa fuera de la M30, y que a su paso atraviesa varios de los nuevos PAUs, desarrollos inmobiliarios, pequeñas ciudades, que han crecido en las afueras de Madrid al calor de los años de crecimiento inmobiliario desenfrenado. El ensanche de Vallecas, San Chinarro, Las Tablas, etc.
Todos estos barrios son iguales entre sí, con bloques de manzanas bastante anodinos y tiendas en los bajos, grandes avenidas y cientos de árboles plantados que ahora mismo son palos decorativos, a la espera de años de crecimiento. Y son iguales a otros desarrollos urbanos que se han dado en ciudades del resto de España y parte del mundo. La cuestión es que por la crisis, el aspecto que ofrecen es triste. Decenas de carteles de SE VENDE, SE ALQUILA, llenan las ventanas de muchos edificios y locales, edificios que comparten su hueco en el planeamiento con otros bloques que, abandonados, muestran sus esqueletos y andamios al público, pero que llevan parados en su construcción desde hace ya mucho tiempo. Tienen un innegable aire de barrios fantasma, con muy poca gente en sus calles, y muchos huecos para aparcar, síntoma inequívoco de la falta de residentes. Supongo que con los años todo eso se acabará llenando, pero me preguntaba el otro día atravesando Montecarmelo, otro PAU, qué ocurriría si al final no se ocupan, si se quedasen abandonados. Por de pronto empezaría a hacer el precio de las viviendas por fuerza, no como lo hace ahora, tímidamente y sin consistencia. No, de verdad, con dos dígitos de caída. Quizá llegaríamos, de seguir la crisis y los impagos, a situaciones como las que se viven en la ciudad norteamericana de Detroit, uno de los ejemplos más claros de lo que sucede en una urbe cuando entra en declive. Actualmente en Detroit hay pisos por menos de 10.000 euros. Sí, menos de 10.000, no me he equivocado con los ceros. Por menos de lo que cuesta en España el arreglo de una escalera de la comunidad te compras allí una casa. Eso sí, probablemente en barrios medio abandonados, donde el Ayuntamiento hace tiempo que ha dejado de prestar servicios de limpieza, mantenimiento y, ojo, seguridad. Zonas como las reflejadas en la película de Gran Torino, rodada en Detroit, y donde a uno no le gustaría vivir por mucho que las casas fuesen baratas. La crisis y la falta de oportunidades ha destruido el tejido urbano de muchas zonas de la ciudad y su extrarradio, y ahora barrios enteros languidecen sumidos en el abandono. ¿Es ese el futuro que nos espera en algunas zonas de nuestras propias ciudades? Hay motivos para suponer que no, entre otros la mayor densidad de población media que tienen nuestros núcleos urbanos por superficie, donde existe pero no domina el mundo del chalet infinito norteamericano, pero suceder, puede suceder.
Lo más grave es que, en su conjunto, la ciudad de Detroit muestra un estado de abandono general digno de una película de ciencia ficción. Si se dan ustedes una vuelta por esta web podrán ver edificios de todo tipo completamente señalados y abandonados. Cines, teatros, torres de apartamentos, residenciales y locales de ocio, servicios municipales... todo parece languidecer y dejarse caer, como si un hecho apocalíptico (eso va a ser esta crisis, me temo) hubiese provocado la desbandada de la ciudad por parte de sus habitantes. Resulta intrigante, y da un poco de miedo, la verdad, ver esas fachadas enormes tapiadas en sus bajos, ese abandono, esa decadencia tan enorme. Da que pensar, verdad????
1 comentario:
impresionante esa página de las fotos de detroit, oiga!! Y luego se gastan los dólares en buscar localizaciones para cosas como 'soy leyenda', ja!
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