Al calor de la crisis se ha desatado otra discusión económica, en este caso sobre al reforma de la política fiscal, y eso habitualmente quiere decir en plata subidas de impuestos. Pese a los esperpentos del gobierno de pactar un incremento y desdecirse de él a las pocas horas, lo cierto es que la nueva temporada traerá aumento sen varias figuras impositivas, puede que algunas que se fueron vuelvan, y lo que es seguro es que pagaremos más a las vacías arcas del estado. No tengan dudas al respecto.
Y es que la realidad es muy tozuda, y el gobierno ha descubierto en sus carnes el significado de esa frase que dice “quita y no pon, se acaba el montón”. Llevamos mucho tiempo haciendo “quitas”. Que si quítame allá esos 400 euros o el cheque bebé, que si quítame tropecientos millones para la financiación autonómica, que quítame otros tantos para romper las aceras de media España y llenarla de vallas, etc. Si e eso unimos que la recaudación cae en picado por, entre otros factores, la caída del empleo (adiós IRPF, adiós) el consumo (el IVA que ya no volverá) y el desplome de los beneficios empresariales (y de su correspondiente impuesto) el panorama es oscuro. Y no olvidemos aquí la pasta gansa que se han llevado los gobiernos del ladrillo, que ahora tanto critican, pero que han vivido de él, y muy bien, durante una década. Ahora también eso ha desaparecido. De hecho hace poco más de un año teníamos un ligero superávit en las cuentas públicas, que se va a convertir en un déficit a final de este 2009 que se acercará al 10%, tremendo. ¿Cómo arreglar esto? Obviamente no hay que se un genio para saber que sólo hay dos opciones, gastar menos e ingresar más. La parte de gastar menos parece que el gobierno la va a traducir en dar progresividad a los 400 euros (cuando debiera suprimirlos de raíz) y al cheque bebe (que también debiera eliminar en esta coyuntura) pero no es probable que se decida a adelgazar la administración (eliminando ministerios, que eso no ahorra mucho pero sí ejemplifica una imagen de austeridad) disminuir el gasto corriente y suntuoso. Sospecho que tarde o temprano la fatal de ingresos le aboque a recortar realmente los gastos, pero me parece que lo hará a regañadientes, forzado por las circunstancias. La parte de los ingresos ha empezado a crecer por donde siempre, con las gasolinas y el tabaco. La subida de la gasolina antes del verano es más clásica que la canción estival, que ni siquiera existe todos los años. A la vuelta de las vacaciones, pese a que no lo reconozcan, subirán el IVA de todos los productos, uno o dos puntitos sobre el tipo actual. Lo lógico sería que bajasen a la par las cotizaciones sociales, saliendo así ganando en neto en recaudación y dando un enorme balón de oxígeno a las empresas, pero eso no lo veo tan claro. Para la declaración de al renta del año que viene se reducirán las desgravaciones y, de manera encubierta, aumentará el impuesto, y así seguiremos una larga temporada.
Se está ya lanzando el mensaje a la población de que se va a aumentar los impuestos a los ricos, expresión que me recuerda más al siglo XIX que al XXI, y que es mentira, porque como sabe todo el mundo, los ricos prácticamente no pagan impuestos (lo son entre otras cosas por eso). Muchas rentas altas ponen sus ingresos bajo una sociedad anónima creada al efecto y tributan en sociedades. Los impuesto deben subirse, pero el día anterior debe comparecer Elena Salgado ante los periodistas para, echándole el valor que su cargo y sueldo le exige, explicar que eso se hace porque no hay ingresos, y la crisis nos está dejando exhaustos. El resto es marketing (del malo), excusas baratas y cobardía.
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