Ayer fue un día duro para los amantes de la década de los ochenta, en la que yo entre con 8 años y salí mayor de edad. Por la tarde se supo de la muerte de Farrah Fawcett, la rubia de Los ángeles de Charlie, la serie que entonces era famosa y encumbró a la Farra al olimpo del mito erótico y a muchas carpetas y cuadernos de chavales y adultos que la veían como la encarnación de la belleza y del sexo libre. Una rubia explosiva, que ha muerto a los escasos sesenta años víctima de un cáncer. Mi intención era hoy glosar su figura y, en cierto modo, el papel de las rubias macizas en nuestra vida erótica.
Pero por la noche saltó la bomba. Se ha muerto Michael Jackson. Precisamente fue en 1982, cuando yo tenía 10 años, cuando Jackson lanzó su video Thriller y revolucionó la música y se hizo un mito para siempre jamás. De ser un cantante conocido pasó a ser un mito planetario, en una época en al que ni se soñaba con algo similar a Internet Jackosn creo el mayor producto de la industria musical de la historia y se forró hasta límites difíciles de precisar. De hecho creo que thriller sigue siendo el álbum más vendido de la historia, y ya no será destronado porque cada vez se venden menos discos. El autoproclamdo rey del pop empezó a disfrutar de su poder y poco a poco fueron conociéndose algunas de sus excentricidades, que en un principio no iban más allá de lo habitual en la gente que se dedica al espectáculo y tiene dinero a espuertas. Comprarse un rancho (Neverland) y convertirlo en un parque de atracciones, hacerse con los derechos discográficos de los Beatles (lo que le hizo aún más rico) y muchas otras cosas. Sin embargo, poco a poco pero de manera inexorable, el personaje Michael Jackson empezó a devorar a la persona y al cantante Michael Jackson. Su serie de operaciones para blanquearse la cara y cambiarse el rostro empezó a convertirlo en una caricatura de sí mismo. Su obsesión por la juventud y al muerte hizo que se pusiera “de moda” su costumbre de dormir en una cámara de oxígeno. Se casó con la hija de Elvis Presley, según decían algunos para intentar destronar al Rey, que no tenía adjetivos, en una especie de exorcismo familiar. A medida que su carrera musical se eclipsaba los escándalos crecían, especialmente los relacionados con el abuso de menores, llevados supuestamente a cabo en su rancho y otras propiedades. Padre de tres hijos, ninguno de ellos naturales, y divorciado en dos ocasiones, cada vez que Jackson aparecía en pantalla en los últimos años era para ofrecer un perfil más lamentable. Desfigurado, físicamente hundido y con un aspecto que producía una mixtura entre miedo y pena, Jackson se arrastraba de juzgado en juzgado de California, entre juicios de pederastia y embargos sobre sus bienes, dado que su fortuna menguaba con los años, a medida que el negocio musical se derrumbaba a su alrededor, su producción de canciones era nula y su imagen generaba un profundo rechazo entre las marcas y sus patrocinadores, las auténticas fuentes de dinero que les quedan a los famosos. Hace tres meses anunció su vuelta a los escenarios, en el O2 de Londres, y su comparecencia fue la de un ser fantasmagórico, acabado, que finalmente ayer murió, al parecer sólo, en su casa de Subset Bulevard.
Jackson da para muchos análisis, estudios psiquiátricos y tesis sobre el fracaso ante el éxito, a la ausencia de infancia y la incapacidad de afrontar lo que a uno le viene encima. A mi su vida siempre me ha dado bastante pena, y era triste ver como con los años su persona se parecía más a los zombies que le acompañaban en el video de thriller que a los residentes en el mundo de los vivos. Su muerte será una conmoción para muchos, que lo conocemos desde nuestra infancia. Quedémonos con sus canciones, que durante muchos años fueron prodigiosas, y lamentemos su perdida. Qué mal día el de ayer, puff, qué malo......
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