Este Sábado, tras otro día de sol implacable, y después de debatirlo mucho conmigo mismo sobre si era conveniente que fuese o no, me metí en un cine a ver la película de pagafantas, primer largo dirigido por Borja Cobeaga y que cuenta entre sus protagonistas con algunos de los participantes del programa “Vaya semanita” de ETB, y en general comparte su estilo narrativo y de humor, y para darle a todo un toque localista, está rodada casi en su integridad en Bilbao, metrópoli universal que desde que tuvo en su corazón el arranque de un episodio de 007 sueña con ser el escenario de Blade Runer, pero que de momento cumple el tipo con estas producciones de andar por casa.
Digo que me lo pensé porque la película retrata la historia de un pringado que, loco perdido por una chica, trata de que ella se enamore de él poniéndose a sus pies, haciendo que le gusten las cosas que a ella le interesan y, en general, mostrando una absoluta falta de personalidad con tal de atraer a su amada, que no ve en él más que un tierno y lindo osito de peluche donde cobijarse y encontrar calor, que no amor y sexo, ya que eso lo conseguirá de otro sujeto, a veces literalmente de cualquier otro sujeto. Y viendo la película y algunas de las escenas que en ella salen no podía evitar pensar que tenía que ir a la (maldita) SGAE a pedir derechos de autor, porque yo he vivido escenas como esas, escenas patéticas donde uno pone su mejor cara para aguantar la perorata que la señorita X le está contando sobre un exnovio que tuvo hace unos años que no le comprendía en lo más mínimo, no como yo. En esos momentos resulta imposible no pensar en momentos X con la señorita X, pero claro, uno se da cuenta como el protagonista que lo X lo hacía X con el otro sujeto (o el otro, o el otro....) y así se le empieza a uno a llenar la cabeza de incógnitas sobre que diablos está haciendo allí y demás. Como el hombre es el único animal que tras tropezar varias veces con la misma piedra pretende hacerse una casa con ella, yo, y otros que conozco, hemos vivido esa escena en repetidas ocasiones. Es posible que haya por ahí personas que sean ligones profesionales, que tengan éxito instantáneo, o que al menos consigan sus objetivos con el otro sexo de una manera periódica y sencilla. Bueno, pues no voy a mentirles, en el mundo en el que me muevo algunos no nadan en triunfos, y personalmente yo soy una especie de Roger Federer pero a al inversa. Viendo la película me reí mucho, pero luego me puse a pensar de que me estaba riendo y eso ya no me hizo ninguna gracia. Al lado mío había una pareja joven, el moderno pero normalito, y ella rubia bastante guapa, que no paró de reírse y de decir “pobrecillo”, qué ingenuo” “qué pena” y yo pensaba a veces para mis adentros a cuantos “pagafantas” a dejado tirados esa rubia en su vida, cuantos “pobrecillos” se han quedado hechos una mierda cuando ella ha pasado de ellos, y si eso le hubiera hecho tanta gracia, etc. Luego a lo mejor resulta que es una buena chica que nunca ha engañado ni se ha aprovechado de la triste ingenuidad de un enamorado, pero no lo oculto, eso pensaba de la rubia vecina de asiento.
A parte de este tema, película me emocionó mucho, porque el Bilbao que sale lo he vivido. Las calles de Indautxu, el puente del Arenal y la calle Navarra de noche, y sale mi Facultad!!! Sarriko, donde estudié económicas, y que para la peli es una facultad de Derecho. Aparece el edificio Miguel Ángel Blanco, Bellas Artes, donde hice cuatro de mis cinco años, el edificio principal, los baños..... lugares que he pisado durante años, donde he pasado algunos de los mejores momentos de mi vida y, a que no les sorprende, también hice el pagafantas, con resultados tan exitosos como pueden llegar a hacerse una idea.
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