Pues sí, el diálogo social se ha convertido en una batalla pública en la que los agentes se enfrentan entre ellos.... bueno, en realidad, dos de ellos, gobierno y sindicatos, contra el tercero, la CEOE: Estoy todavía un poco asombrado por lo que he oído y leído este fin de semana, y la verdad es que casi me dan ganas de que nos vayamos todos al carajo de una vez, porque es lo que nos merecemos. Empecemos por el hecho de que ni los sindicatos representan a los trabajadores ni la CEOE a las empresas. Ambos son “lobbys” que buscan su subvención, su forma de vida.
Se han oído acusaciones por parte del Gobierno contra la CEOE porque reclama el despido libre (es decir, sin indemnización, porque tanto despido como contratación son siempre libres) y la pretensión de quebrar la seguridad social si se llevan a cabo sus ideas de recorte de cotizaciones sociales. Todo esto es falso. Lo que ocurre con esto del diálogo social es bastante sencillo. Tras un año, Un año entero, de reuniones improductivas, baratas y estériles, y con el paro que no deja de crecer, el gobierno se ha empezado a sentir molesto, porque empieza a calar en la calle la sensación (cierta) de que no hace nada contra el paro. Sabe además el Ministerio de Trabajo que los datos de desempleo después del verano van a ser horrorosos (sí, aún más, es difícil, pero...) y en esta situación era muy urgente lograr una foto, que encubriese un mal acuerdo, pero una foto a fin de cuentas de acuerdo y entendimiento, y con una premisa básica: no puede haber manifestaciones en la calle, los sindicatos deben seguir como hasta ahora, callados y complacientes en medio del desastre laboral. Para ello el gobierno se compromete a no hacer nada en el mercado de trabajo y sesgar su posición en el triunvirato para actuar en comandita con CCOO y UGT. Se le pone a la CEOE una especie de “lo tomas o lo dejas” haciéndole saber que si lo deja será presentada ante la opinión pública como el malo de la película, causante de la ruptura del diálogo y, si me apuras, de los incendios forestales que siguen ardiendo. Ante esta presión la CEOE se acobarda, firma lo que sea y tenemos foto en Moncloa. El acuerdo no recogerá nada sobre modalidades de contrato, cotizaciones sociales, impagos, atrasos, financiación a PYMEs, regulación de derechos laborales, cambio de estructura productiva, desmantelamiento de los convenios colectivos, persecución de morosos, ni nada que sirva para mejorar la situación actual, no, pero tendrá una bella foto con ZP, Méndez, Toxo y Díaz Ferrán. Sin embargo la patronal se planta, dice que no y no firma nada, porque considera que lo que se les ofrece no es asumible. A partir de aquí empieza la operación de caza de la CEOE. El gobierno se lanza en tromba y empieza con el discurso caduco de los empresarios comeniños y arruinadores, que los habrá, como los gobernantes inútiles y los ministros vagos. Como bien explica Azpiolea, sospecha ZP que esta bandera le puede resultar electoral y socialmente rentable, y la enarbola como militante de izquierdas compungido. De tal manera que, con pacto o sin él, el gobierno puede sacar rédito, y como yo sospecho, en ambas coyunturas los ciudadanos salimos perdiendo. Pero recuerden, ni al gobierno, ni a UGT o CCOO o CEOE le importan los ciudadanos. Sólo les importan ellos mismos.
Surgirán ahora voces que reclaman un acuerdo de estado, fracasado el diálogo social. La primera ha sido la del líder de CCOO, Fernández Toxo, que dice cosas bastante sensatas en esta larga entrevista, y junto a ello surgen rumores extraños. Intereconomía lleva diciendo desde el Miércoles que toda esta bronca es una escenificación entre ZP y Díaz Ferrán, y que esta semana se firmará un acuerdo. Me parece algo imposible, digno de una mente retorcida, pensar algo así, pero lo reitero, haya acuerdo o no, a los parados nuevos de la EPA de Julio, que con todo el impulso inversor del gobierno se han quedado en más de cien mil, y los muchos que vendrán tras el verano, nadie les va a ayudar a encontrar empleo. Que mierda de panorama nos espera.
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