Casi tan curioso como la evolución de la gripe A me parece el desarrollo que ha experimentado la noticia. Si recuerdan hace unos meses, cuando se detectaron los primeros brotes en Méjico, se creo alarma internacional, se cancelaron vuelos trasatlánticos, y las portadas se llenaban de titulares crudos y a gran tamaño. Había un estado de miedo internacional. Ahora, meses después, ya tenemos seis víctimas mortales en España y la noticia se gestiona con una página interior diaria, volviendo a los titulares sólo cuando, como es el caso de hoy, la ministra de Sanidad da un rueda de prensa o comunica algo importante. Justo el proceso inverso al esperable.
La cuestión es que sea como sea la gripe A ha venido para quedarse. Inicialmente se dijo que era un trastorno muy leve, pero poco a poco se ha ido matizando esa opinión y la cosa empieza a ser seria. No creo que tanto por el número de víctimas que cause, sino por las consecuencias sociales y económicas que puede generar. Aún en el caso de que se cumplan las previsiones británicas, y se multiplique por diez la cifra de fallecidos respecto a una gripe normal, no sería tanto problema el número de víctimas sino la paralización de parte de al sociedad. Mucha gente se quedaría en casa para evitar contagiarse, colegios cerrados, medios de transporte semivacíos, absentismo laboral, mercados despoblados, vuelos y viajes cancelados... justo lo que necesitamos para dar la puntilla completa a la economía global. Además, el hecho de que esta gripe afecte con mayor fuerza a personas jóvenes, y no se cebe tanto en ancianos, multiplicará los problemas antes comentados, porque siendo sinceros no es lo mismo que los jubilados se queden en casa a que lo hagan los jóvenes y los trabajadores menores de cierta edad. Una vez que se empiece a extender una sensación de nerviosismo va a ser difícil frenarla a menos que los datos reales de afectados, fallecidos y contagiados en distinto grado sean claros, públicos, y explicados con rigor. Usar el sistema argentino de esconder el problema lo único que consigue es agravarlo. Esta va a ser una prueba de fuego para los medios de comunicación, y para la capacidad de comunicación de los gobiernos y autoridades, para fortalecer o arruinar su credibilidad y, en el caso concreto español, una prueba dura para saber hasta que punto existe un grado de coordinación entre los 17 sistemas de seguridad social con que nos hemos dotado, que en la vida diaria ocasionan muchos problemas si uno reside fuera de su lugar habitual y/o de empadronamiento. Por ahora las cosas se están haciendo bien, y la Ministra Trinidad Jiménez, una mujer seria que seguramente no esperaba encontrarse con este marrón (ni ella ni nadie) está demostrando capacidad de gestión y comunicación. Confiemos en que la cosa siga así cuando los rigores del verano desaparezcan y empiece lo serio.
Sí, porque como buena gripe, sus efectos crecen con el frío, y será en otoño invierno cuando el hemisferio occidental pueda ver hasta que punto el virus se convierte en un grave problema o es sólo un inconveniente. Existen planes de vacunación y peticiones masivas de una vacuna que aún no está desarrollada, y los gobiernos cruzan los dedos para que avalanchas de consultas como las que ya se registran en el Reino Unido no colapsen los sistemas de salud y generen otro tipo de problemas. Si a esto le sumamos el probable (creo que sí) recrudecimiento de la crisis, este otoño va a ser duro, así que descansemos ahora y cojamos fuerzas.
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