viernes, abril 01, 2011

El (no) homenaje a Celine (para ABG)

Todos los países conmemoran a lo largo del año efemérides relacionadas con sus personajes ilustres y acontecimientos históricos. Dado el bagaje histórico que llevamos no hay día en el que no se cumpla el XXX aniversario del nacimiento, muerte o descubrimiento de lo que sea, y suelen ser muchas veces los gobiernos quienes organizan estos homenajes públicos, con exposiciones, actos políticos y demás parafernalia. En Francia también ocurre lo mismo, aunque este año se ha vivido una cruda polémica a cuenta del cincuenta aniversario de la muerte de Louis Ferdinand Celine, uno de los escritores galos más importantes del siglo XX. Y es que el Celine autor tenía un reverso tenebroso en el Celine persona.

Celine conmocionó a Francia con su estilo de escribir, descarnada, bruto en muchos aspectos, pero realista y apegado a la calle y vida de la sociedad en la que vivía el autor. Sus dos novelas más conocidas “Viaje al final de la noche” y “Muerte a crédito” ya se encuentran en el panteón de las letras francesas. Las leí, gracias a ABG, y me resultaron interesantes, aunque no estarán entre mis novelas favoritas. La cuestión es que a lo largo de su vida Celine fue un personaje en el que el concepto de políticamente incorrecto sería un suave eufemismo para definirle. Xenófobo, antisemita radical, filonazi, polemista y descarnado, Celine tenía unas opiniones políticas que escandalizaban a sus contemporáneos, y a los que le han sucedido. Por ello, cuando se acercó 2011 empezó a surgir la polémica de cómo celebrar el cincuentenario de su muerte y de su obra sin hacer ni apología de sus ideas ni defensa de las mismas. Poco a poco el ambiente se fue caldeando, con mucho más ruido en contra que a favor,
y a finales de Enero el gobierno francés decidió que no habría homenaje público a Celine. Su antisemitismo pudo a su obra, y Celine fue descabalgado de los que iban a ser homenajeados en este año. Esta decisión generó una nueva polémica, bastante menso ruidosa, en la que algunos autores criticaban al gobierno francés por dejarse llevar por la maldita corrección política que a diario nos rige y por mezclar cosas como la obra y la vida del autor que no tiene porqué ver una con la otra. El manifiesto más lúcido y valiente de los publicados en España a este respecto fue el de Mario Vargas Llosa que comparto plenamente. En un artículo dedicado a este tema Llosa deja muy claro que hay que separar los dos planos del autor, sea Celine o cualquier otro. Uno es su vida, su actitud ante la misma y sus opiniones, políticas, sociales o de lo que sea. Y otra cosa es su obra, y deben ser valoradas cada una, vida y obra, por lo que son, no por lo que una implica sobre la otra. La genialidad de los escritos de Celine jamás podrán servir para justificar sus racistas opiniones, pero al revés también es cierto que sus infames pronunciamientos públicos no restan un ápice a la categoría de sus escritos. En este año se pretende homenajear al Celine escritor, y si se está de acuerdo en que su obra es buena, acuerdo que existe, debe ser homenajeado. Pensemos al revés, hay muchas buenas y maravillosas personas en el mundo, pero que escriben muy mal. Obviamente su calidad humana no permitirá que les rindamos homenaje por sus escritos, malos, ni hará que su prosa sea más bella. Pues este caso es el contrario, y la actitud debe ser la misma. Por lo tanto, un capón al gobierno francés por no homenajear la obra de Celine.

Pero es que el caso de Celine se da mucho más de lo que nos parece ¿Cuántos autores a lo largo de la historia no habrán sido personajes despreciables en su vida? Como en muchos casos no lo sabemos suponemos que no ha sido así, pero, ¿y si fuera? ¿Cambiaría eso nuestra percepción sobre su obra? Decía Pérez Reverte que él estaba contento de no haber podido conocer a genios que admira como Mann, Proust, Lampedusa o Dumas, porque seguro que en persona no le hubieran satisfecho tanto como sus obras, y que esos textos que ama son lo que el desea de los autores, no sus miserias, conocidas o posibles. Por ello, juzguemos a las personas por sus actos, pero no a sus obras.

No hay comentarios: