A veces acabo el día enojado y con la triste sensación de ser el único. El vienes pasado me sucedió eso, y con mucha intensidad. Compareció ese día MAFO, acrónimo del Gobernador de Banco de España, relatando cómo se estaba desarrollando el proceso de recapitalización de los bancos y cajas, que de momento se salda con el control del gobierno sobre tres de ellos (Novacaixa Galicia, CAM y UNIMM) al ser recapitalizados con fondos públicos. En medio de un panorama desolador, emano decía que la situación no era mala, y que el coste del proceso para el contribuyente, que cifraba en 7.000 millones de euros no era para tanto, viendo otros países.
Sólo hizo una referencia a prácticas de mala gestión, en el caso de la CAM, que llegó a definir como “lo peor de lo peor” y del resto dijo que la cosa era bastante más presentable. Y entiéndaseme, no me estaba enojando oyéndole por acusar a la CAM, que en efecto es un desastre, sino por salvar al resto, que son muy similares, y por constatar que la comparecencia de MAFO del Viernes mostraba, en el fondo, el enorme fracaso no sólo de gran parte del sistema financiero español, y no sólo las cajas, sino también el fracaso del regulador. Si se quiere la CAM es paradigmática, pero ni mucho menos única. Si les interesa, pueden leer un completo artículo publicado este pasado Domingo en El País en el que queda muy claro el tipo de prácticas clientelistas, completamente alejadas de cualquier tipo de criterio profesional, que han imperado en esa caja durante los últimos años. Pero más allá de todo esto hay tres aspectos del caso CAM que me enervan. Uno es que durante estos años nadie ha dicho nada sobre el estado real de las cuentas de la entidad. Resulta que en 2010 la CAM presentó beneficios por 244 millones de euros, gracias a un truco contable permitido por el Banco de España, y ahora, que debe declarar lo cierto y real, se anota pérdidas por más de mil millones de euros. No está mal la diferencia. Y me pregunto, ¿Nadie en el Banco de España sabía esto? ¿Acaso su servicio de inspección es tan ciego que no veía lo evidente? Pero no sólo el Banco de España tiene falta aquí, no. Las auditoras, esas empresas a las que se le pagan enormes sumas de dinero para que comprueben la veracidad de las cuentas y balances ¿no habían visto semejante descubierto en ciernes? ¿Qué decían sus informes sobre la cuenta de 2010? ¿Brindaban con champán ante los cientos de millones de beneficio declarado y se dedicaban simplemente a apropiarse de un trozo? Inaudito, o no tanto. Uno puede pensar que si al menos la gerencia de la entidad es profesional y honesta se puede esperar que actúe con rigor ante semejante panorama, pero es justo al revés. Mi segundo motivo de enfado, el menos importante de todos pese a ser al que más bombo se le ha dado, es el latrocinio con el que los gestores de la CAM han actuado. Sus sueldos millonarios, sus pensiones vitalicias y prebendas de todo tipo son, simplemente, insultantes, pero no hacen sino reflejar el comportamiento egoísta e inmoral que anida en cada uno de nosotros y que se hace fuerte en un entorno donde estos comportamientos están bien vistos. Y ayer nos enteramos que los exdirectivos de las fusionadas (y quebradas) cajas gallegas se van a llevar millones de euros por las buenas, en otra muestra de comportamiento idéntica a la de la CAM, y hace un año fueron los de Caja Castilla la Mancha, y luego vendrán…. Si ustedes se enfadaron mucho viendo Inside job, o documentales similares, aquí tienen a personajes de idéntica ausencia de moral y profesionalidad, pero que hablan un correcto castellano y se van a las fiestas de su pueblo, que es también el de usted.
Y todo esto, ¿por qué? Es más, ¿por qué en la campaña electoral en ciernes NO se va a hablar de esto? Porque uno de los culpables de esta situación, y no el menor, son los propios partidos políticos, cogestores de las cajas de ahorro, que las han utilizado para financiar dispendios imposible sen sus comunidades, apuntalar las cuentas de sus formaciones políticas auto concediéndose créditos y de paso, sin duda, asegurando un retiro a sus huestes en los consejos directivos. Y esto lo sabe el Banco de España, los auditores y todo el mundo, pero se sigue mirando hacia otro lado. Y es la parte que más me altera, porque ni se denuncia ni interesa solucionar. En fin, al menos MAFO dijo una cosa cierta, todo esto es “lo peor de lo peor”
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