lunes, octubre 31, 2011

Hoy somos más que ayer….

… pero menos que mañana, como siempre. Es peliagudo contestar a la pregunta de cuántos somos en la tierra, cuantos humanos la habitamos. Y sin embargo es crucial saberlo de cara a determinar la demanda de alimentos, la situación geoestratégica, los conflictos por el poder o los recursos, es una variable fundamental para la sociología y la economía, etc. Pues bien, hoy es el día escogido por la ONU para considerar que, oficialmente, la población del planeta ha alcanzado la inmensa cifra de 7.000 millones de habitantes. No, no es algo relacionado con los euros, no, sino con el número de personas. 7.000 millones.

Dado como se distribuye la población actualmente lo más probable es que el habitante que suponga alcanzar esa cota nazca en Asia, en china o en India concretamente dado que, con más de mil millones de habitantes cada uno suponen ellos solos casi un tercio del total mundial. Coincidiendo con esta celebración se publican numerosos estudios de proyectiva sobre cuántos seremos de aquí a diez, veinte o cien años, y lo único que tienen en común todos ellos es que fallarán más cuanto más se alejen del momento actual. En general los modelos auguran un crecimiento que, aunque persistente, se va frenando poco a poco, y se habla de la estabilización en torno a los 9.000 millones dentro de unas tres décadas, para empezar a descender a partir de ese punto. Lo cierto es que el crecimiento de la población se debe, fundamentalmente, a países emergentes y del tercer mundo, y pese a que las tasas de natalidad han bajado ya en estas zonas durante los últimos años, dado su peso en población, un pequeño porcentaje de aumento supone un gran avance en números redondos en lo que hace al total de habitantes. En todo caso es obvio que tiene que haber un límite, determinado por la capacidad de sostener a un número dado de habitantes con los recursos que la tecnología nos provea, y no será por producción agraria, que es suficiente, pero que está muy mal repartida. Pero lo más relevante de esta fecha es que, como desde hace tantos y tantos años, nunca ha habido tanta gente sobre el planeta como hoy, y sólo hay que esperar a mañana para que esa cifra sea superada. Aunque es una estimación muy orientativa, esta
web recoge el proceso de crecimiento demográfico del mundo, y nos podemos hacer una idea de cuánta gente nace y muere en cada momento, en cada día. ¿Curioso, verdad? Da un poco de vértigo ver como las cifras crecen a esa velocidad, pero se supone que se basan en cálculos certeros. Este valor de 7.000 marca un nuevo hito en el enorme crecimiento de la población que ha experimentado la Tierra en el último siglo y medio. Si no recuerdo mal se alcanzaron los mil millones de habitantes a finales del siglo XIX, y desde entonces la progresión ha sido exponencial, sin que apenas se haya visto influenciada por guerras, epidemias o cataclismos de otro tipo. El mundo está lleno de gente como nunca lo ha estado, y eso es una de las transformaciones más profundas que se han vivido en este escaso periodo de tiempo. Durante casi toda la historia humana ha habido poca gente, muy poca vista desde hoy, en inmensos espacios vacíos, y a merced de lo que sucediera en su entorno. Una epidemia o un año de malas cosechas bastaban para diezmar una población y ponerla en serio riesgo de supervivencia. Hoy todo eso parece lejano, casi prehistórico, pero sucedía hasta hace poco más de cien años. Y no debemos olvidarlo. La anomalía, o la excepción, si así lo quieren llamar, es lo que ahora estamos viviendo.

Y una manera muy gráfica de ver esto es acudir
a esta web, en la que se calcula cuánta gente vivía en el mundo en el día en que nacimos. Sólo se pueden incluir fechas superiores a 1951, y nuevamente se basa en estimaciones agregadas que poseen un margen de error amplio, pero es curioso ver como la fuerza con la que hemos crecido. Si, por ejemplo, pongo mi fecha de nacimiento, a principios de la primavera de 1972, el resultado que me muestra es de 3.714.219.096, lo que es poco más de la mitad de la cifra que hoy se alcanza. Sí, en mis casi cuarenta años de vida (cuarenta, qué horror!!!) hemos duplicado. Tremendo, verdad???

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