No nos van a quedar días del calendario sin ser señalados. Desde ayer el 20O será recordado para siempre como el día en el que ETA anunció su final como banda terrorista. En el que los encapuchados de sus habituales comunicados anunciaron el cierre de la persiana y pasaron de ser sujetos a los que tener miedo a ser personajes ridículos. Cómo puede cambiar la vida en pocos segundos. Ojala hubieran tomado esa decisión hace años, muchos años, y así nos hubiéramos evitado miles de lágrimas derramadas. Hay que ser prudentes con el anuncio, pero es el que esperábamos.
Hoy el protagonismo no quiero dárselo a ETA, eso nunca, ni a sus seguidores, ni a los políticos, no. Tendrán ustedes cientos de artículos en prensa que glosarán adecuadamente cómo la ley y la democracia han doblegado al terror, pero hoy quiero pensar en que es el primer día del resto de la vida de cientos, miles de personas anónimas, que cuando se levanten en esta fría mañana de octubre van a poder empezar a relajar sus metódicas y terribles costumbres. Hoy muchos empezarán a no mirar bajo su coche por si hay un artefacto colocado, irán a tomar café a una cafetería que, si les gusta, podrá ser el lugar en el que habitualmente compren el café, empezarán a hacer recados en su barrio, podrán sacar a pasear a su perro por donde y cuando les plazca, irán de paseo con sus hijos sin mirar en las esquinas a ver si son vistos, empezarán a despedirse de la sombra que, fiel y atenta, les ha acompañado durante los últimos años para garantizarles protección y, en definitiva, muchos miles de personas sentirán hoy al levantarse, que son un poco más libres. Algunos de ellos son dirigentes políticos más o menos conocidos. La mayoría son ciudadanos de a pie, completamente anónimos excepto en su entorno, que un día optaron por el sacrificio de meterse en política frente a ETA, lo que en el País Vasco es sinónimo de meterse en graves problemas. Su círculo social se redujo, se empezaron a sentir perseguidos, amenazados, excluidos de su hasta entonces vida normal, y con una gran incomprensión por parte de todos los que no podían (o no querían) ponerse en su lugar. Esos ciudadanos anónimos, su resistencia, su coraje a veces rayano en el heroísmo, voluntario y desinteresado, son una de las principales causas de la derrota de ETA. Su ejemplo, fuerza y audacia ha demostrado a los terroristas que de poco valen las pistolas frente al valor y coraje de los que defienden la democracia con las armas de la palabra. ETA mató a grandes políticos y luchadores de la libertad, como Ernest Lluch, Fernando Buesa, Francisco Tomás y Valiente o Gregorio Ordóñez, por citar sólo unos pocos, pero del ejemplo, las palabras de libertad y coraje que emanaban de sus mentes salieron muchos de esos ciudadanos, concejales en pueblos perdidos, mitineros de barrio que han sido asediados, y tantos y tantos ejemplos. Hoy, el primer día en el que tras más de cuarenta años el País Vasco y el conjunto de España nos levantamos sin el miedo al terrorismo etarra, quiero pensar en todos ellos, y desde aquí rendirles mi más sincero homenaje y agradecimiento por el esfuerzo que han realizado, y por el ejemplo que nos han dado. En nuestro homenaje póstumo y recuerdo siempre estarán las víctimas de ETA, y los miles de policías, guardias civiles, hertzianas y demás que se han dejado vida y esfuerzos por acabar con el terrorismo, pero no olvidemos a esos otros héroes. Su legado es inmenso.
Por cierto, no deja de ser curioso que el día que ETA anuncia su final Gaddafi es asesinado en Sirte, su ciudad natal. Cuarenta años de cruel dictadura en Libia y cuarenta y tres años de fanatismo terrorista en el País Vasco acaban el mismo día. Sorprendente. A partir hoy empieza la reconstrucción moral y social del País Vasco, basada en la memoria, dignidad y justicia, pero lo cierto es que hoy es el primer día de una nueva vida para todos. Hay que ser cuidadosos, porque quién sabe si en el futuro habrá escisiones, dado el historial de la banda, pero de momento, y cómo dice la canción religiosa, con la prudencia y congoja debida, sea nuestra alegría y nuestro gozo…..
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