jueves, junio 21, 2012

Ya es verano


A la una y nueve minutos de la mañana, en medio del sueño o desvelo de muchos, ha empezado el verano de 2012, la estación que más días dura. Esta ha sido la noche más corta del año y el día que empezó hace ya algunas horas será el más largo, empezando a acortar las jornadas a partir de mañana, muy muy despacio al principio y más deprisa a partir de mediados de Agosto. Hoy a las dos de la tarde hora española el sol alcanzará el punto más alto sobre el horizonte de todo el año, y parecerá que quiere irse, alejarse de nosotros y nuestros mundanos problemas. Pero no, bajará como siempre lo ha hecho.

Para ser inicio del verano la actualidad no puede venir más cargada: Legalización de Sortu por parte del Tribunal Constitucional, subasta de bonos del Tesoro a tres y cinco años, publicación de los importes que los auditores independientes han elaborado sobre las necesidades de recapitalización de la banca, nueva toma de los militares egipcios del control del país y retraso en la publicación de los resultados de las presidenciales… un momento, dirán muchos. “No, no y no, hoy empieza el verano, y quiero huir de todo eso” quiero evadirme, quiero un rato esta mañana en la oficina, haciendo recados, mirando por la ventana, en al cola del INEM, o donde esté, pensar en qué voy a hace este verano, qué planes tengo. El verano es la época de los planes, diferentes cada año habitualmente, frente a septiembre o enero, que son los momentos para los propósitos, reiterativos un año tras otro. Y creo que otra gran diferencia entre ambos momentos es que si nunca conseguimos aprender inglés como es debido, o durar en el gimnasio dos días más de los que incluía el bono de la oferta, o llegar si quiera a la mitad de la absurda colección que el quiosquero nos ha recomendado, los planes del verano suelen acabar siendo realizados, quizás no con el empeño e intensidad soñados, pero se logran ejecutar. Si hay un momento pensado para el disfrute, el relax, la contemplación, el descanso, ese es el verano, y pese a que cada año las ofertas de ocio se multiplican, y uno tiene la sensación de que ir de vacaciones se está convirtiendo en algo tan estresante como ir a trabajar, no es difícil que logremos unos cuantos días en los que no hacer mucha cosa, o sí, pero de las que nos gustan, relajan y permiten que al atardecer de la jornada estemos más contentos que al amanecer, justo al contrario de lo que nos pasa el resto del año. Uno ve las ofertas de viajes, calendarios de excursiones, decenas de páginas llenas de información exhaustiva sobre lo que resulta “imprescindible” para ver en cualquier localidad de, pongamos, trescientos habitantes, y a veces piensa que ni los mayores expertos en arte occidental serían capaces de estudiar al detalle el contenido de algunas guías de viaje. En medio de esos viajes, uno se encuentra atropellado muchas veces por esas riadas de turistas organizados que son llevados en tropel de un lado a otro, mostrando una variada colección de erupciones solares, llagas y ampollas en sus casi siempre desnudos pies, y no puede dejar de expresar al verles un sentimiento de admiración por su aguante y lástima por su sufrimiento, un poco menor del que uno lleva tras varios días de caminatas igualmente agotadoras, pero sin guía. ¿Descansarán esas personas? ¿Sobrevivirá su cuenta corriente a los precios “típicos” de los lugares “típicos”? ¿Tendrán un recuerdo del viaje o será su podólogo el que logre averiguar todos los detalles del mismo?

En todo caso, seguro que ustedes hoy, cuando lean que ya es verano se guro que se fijan sobre todo en el término “ya” y piensan en un extenso y profundo “por fin….” Estando como se encuentra España en un estado de postración económica, moral y existencial como no se ha visto en muchas décadas quizás sea este año más necesaria que nunca la escapada, la búsqueda del descanso, el dejar atrás durante un momento, aunque sean sólo unas horas, esta pesadilla en la que nos hemos metido, y huir de la prima de riesgo a un lugar seguro, familiar o no. Preparen sus planes, empiecen a construir sus sueños de aventura y placer, llénenlos de ilusiones, y ojala que se cumplan en su totalidad.

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