No se si han seguido la evolución
de las cotizaciones internacionales de algunos metales y materias primas a lo
largo de estos días. Se lo resumo muy sucintamente. Todas van a la baja,
especialmente los metales, con
el cobre y el hierro a la cabeza. Curioso, verdad? Lo que seguro que no les
extraña tanto es que China, al voraz China, es el principal consumidor de estas
materias primas del mundo, por lo que su descenso se puede asociar a que algo
pasa en China. ¿Es así? Pues lo parece. Empieza a cundir la sensación de que la
economía china se enfrenta a un creciente problema, de múltiples frentes, que
amenaza a su hasta ahora imparable crecimiento.
Lo cierto es que todo son
especulaciones y rumores, entre otras cosas porque nadie sabe nada a ciencia
cierta de qué es lo que ocurre realmente en China, donde una de las principales
labores que desarrolla su dictatorial gobierno es la de ocultar información e
impedir que la verdad se sepa, de economía y de cualquier otra materia. Por
ello, más allá de las estadísticas oficiales, siempre triunfalistas, debemos
fijarnos en otros detalles que, si no concuerdan con las anteriores cifras, nos
deben hacer sospechar. Y empiezan a darse casos de no concordancia que
preocupan a los analistas e inversores. Esta semana se ha producido el primer
impago de una emisión de bonos de una empresa china, que había acudido al
mercado internacional a financiarse. Hasta ahora el gobierno de Pekín había
acudido al rescate de otras empresas que no eran capaces de afrontar los pagos
debidos, ahogadas en unos niveles de deuda desconocidos en público, pero que se
admitían insoportables en privado. Sin embargo esta vez no ha sido así, y la
entidad ha fallado, dando el mensaje al mercado de que la seguridad de la
inversión en China ya no es total. Algunos han comentado que esta falla es el
equivalente a lo que sucedió con la financiera Bearn Sterns, que también quebró
sin ser rescatada por el gobierno algunos meses antes de la caída de Lehman
Brothers. No creo que sea lo mismo, ni por la dimensión de las entidades
quebradas, mucho mayor la anglosajona, ni por tratarse, en el caso chino, de un
suceso aislado, pero esto debe mantenerse en cuarentena hasta que veamos si hay
más empresas esperando a quebrar. ¿Qué tiene que ver esto con los mercados de los
metales? Mucho, por dos vías. Una la directa. Si hay señales de problemas en la
economía china es lógico suponer que sus tasas de crecimiento se reducirán y la
demanda de dichas materias primas también lo hará, presionando a los precios
futuros a la baja. Por otro lado hay un asunto de ingeniería financiera algo
complejo por detrás, que se basa en que muchas empresas chinas han estado
utilizando contratos de compra de cobre y de otros minerales como garantías
para cubrir sus préstamos, lo que se llama un colateral (lo que es la casa para
un hipotecado) Al no ser capaz de devolver la deuda se exige la entrega del
colateral, y por ello el mercado se inunda de metales (o de pisos) y el precio
de los mismos empieza a bajar, como les pasa a nuestros queridos malditos pisos
tras muchos impagos hipotecarios. Este nerviosismo en los mercados de materias
primas lleva dos días siendo un constante runrún en los mercados financieros, y
ayer terminó de asentarse en las bolsas, primero en las europeas, con bajadas
de algo más de un 1%, y luego en las americanas, donde los índices de Nueva
york cayeron punto y medio porcentual. De rebote la cotización del euro sigue
disparada, lo que es malo para nuestro sector exportador, la prima de riesgo de
la periferia europea baja porque algunos capitales empiezan a buscar refugio en
occidente y la inestabilidad financiera se intensifica. Añádanle lo de Ucrania
y verán que los nervios tienen motivo para desatarse.
Por tanto, ¿China se enfrenta a un problema? Parece
que sí, y que puede tener las típicas características de una economía
recalentada, sobreinversionada, muy endeudada y poseedora de aparentes burbujas
en ciertos sectores, desde luego el inmobiliario. Algunos
analistas llevan tiempo diciendo que los datos oficiales chinos son falsos y
que la burbuja que allí está montada es de campeonato. Hasta ahora estas declaraciones
eran tomadas como meros augurios alarmistas, pero tras lo sucedido esta semana
deberán ser estudiadas con mucho más cuidado. Es natural, hasta sano, que China
ralentice su crecimiento, pero si se empieza a producir una cascada de impagos
y quiebras por exceso de deuda el panorama se volvería mucho más complejo y
peligroso.
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