viernes, marzo 14, 2014

La economía China empieza a tener mucha salsa agridulce


No se si han seguido la evolución de las cotizaciones internacionales de algunos metales y materias primas a lo largo de estos días. Se lo resumo muy sucintamente. Todas van a la baja, especialmente los metales, con el cobre y el hierro a la cabeza. Curioso, verdad? Lo que seguro que no les extraña tanto es que China, al voraz China, es el principal consumidor de estas materias primas del mundo, por lo que su descenso se puede asociar a que algo pasa en China. ¿Es así? Pues lo parece. Empieza a cundir la sensación de que la economía china se enfrenta a un creciente problema, de múltiples frentes, que amenaza a su hasta ahora imparable crecimiento.

Lo cierto es que todo son especulaciones y rumores, entre otras cosas porque nadie sabe nada a ciencia cierta de qué es lo que ocurre realmente en China, donde una de las principales labores que desarrolla su dictatorial gobierno es la de ocultar información e impedir que la verdad se sepa, de economía y de cualquier otra materia. Por ello, más allá de las estadísticas oficiales, siempre triunfalistas, debemos fijarnos en otros detalles que, si no concuerdan con las anteriores cifras, nos deben hacer sospechar. Y empiezan a darse casos de no concordancia que preocupan a los analistas e inversores. Esta semana se ha producido el primer impago de una emisión de bonos de una empresa china, que había acudido al mercado internacional a financiarse. Hasta ahora el gobierno de Pekín había acudido al rescate de otras empresas que no eran capaces de afrontar los pagos debidos, ahogadas en unos niveles de deuda desconocidos en público, pero que se admitían insoportables en privado. Sin embargo esta vez no ha sido así, y la entidad ha fallado, dando el mensaje al mercado de que la seguridad de la inversión en China ya no es total. Algunos han comentado que esta falla es el equivalente a lo que sucedió con la financiera Bearn Sterns, que también quebró sin ser rescatada por el gobierno algunos meses antes de la caída de Lehman Brothers. No creo que sea lo mismo, ni por la dimensión de las entidades quebradas, mucho mayor la anglosajona, ni por tratarse, en el caso chino, de un suceso aislado, pero esto debe mantenerse en cuarentena hasta que veamos si hay más empresas esperando a quebrar. ¿Qué tiene que ver esto con los mercados de los metales? Mucho, por dos vías. Una la directa. Si hay señales de problemas en la economía china es lógico suponer que sus tasas de crecimiento se reducirán y la demanda de dichas materias primas también lo hará, presionando a los precios futuros a la baja. Por otro lado hay un asunto de ingeniería financiera algo complejo por detrás, que se basa en que muchas empresas chinas han estado utilizando contratos de compra de cobre y de otros minerales como garantías para cubrir sus préstamos, lo que se llama un colateral (lo que es la casa para un hipotecado) Al no ser capaz de devolver la deuda se exige la entrega del colateral, y por ello el mercado se inunda de metales (o de pisos) y el precio de los mismos empieza a bajar, como les pasa a nuestros queridos malditos pisos tras muchos impagos hipotecarios. Este nerviosismo en los mercados de materias primas lleva dos días siendo un constante runrún en los mercados financieros, y ayer terminó de asentarse en las bolsas, primero en las europeas, con bajadas de algo más de un 1%, y luego en las americanas, donde los índices de Nueva york cayeron punto y medio porcentual. De rebote la cotización del euro sigue disparada, lo que es malo para nuestro sector exportador, la prima de riesgo de la periferia europea baja porque algunos capitales empiezan a buscar refugio en occidente y la inestabilidad financiera se intensifica. Añádanle lo de Ucrania y verán que los nervios tienen motivo para desatarse.

Por tanto, ¿China se enfrenta a un problema? Parece que sí, y que puede tener las típicas características de una economía recalentada, sobreinversionada, muy endeudada y poseedora de aparentes burbujas en ciertos sectores, desde luego el inmobiliario. Algunos analistas llevan tiempo diciendo que los datos oficiales chinos son falsos y que la burbuja que allí está montada es de campeonato. Hasta ahora estas declaraciones eran tomadas como meros augurios alarmistas, pero tras lo sucedido esta semana deberán ser estudiadas con mucho más cuidado. Es natural, hasta sano, que China ralentice su crecimiento, pero si se empieza a producir una cascada de impagos y quiebras por exceso de deuda el panorama se volvería mucho más complejo y peligroso.

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