jueves, marzo 13, 2014

Se venden hígados, riñones, córneas….


Vaya por delante que el tema de hoy es vidrioso y complejo, difícil para tomar posición. Ayer fueron detenidas en España varias personas que participaban en una red de compra y venta de órganos para ser trasplantados. En este caso eran nueve los inmigrantes que, por 40.000 euros, donaban parte de su hígado a un millonario libanés que lo necesitaba para sí mismo. Todo se estaba desarrollando en España porque nuestra fama en el mundo de los trasplantes es universalmente buena, excelente. Lo que no sabía el libanés es que esto en nuestro país es delito, y por ello ha habido detenciones.

La pregunta de fondo es, ¿debe ser esto delito? Ya sabemos que en ciertos países se practican operaciones ilegales y secuestros para extirpar órganos y comerciar con ellos, y se suele decir a veces en plan de coña que no te quedes dormido en algunos transportes públicos de esos países porque puedes despertarte con una cicatriz y menos peso. Y no hay dudas por parte de nadie de que eso, además de delictivo, es repugnante. Ahora bien, la venta voluntaria de un órgano por parte de una persona, ¿es perseguible? Si yo quiero desprenderme de uno de mis riñones, pongamos el caso, y me ofrecen una sustanciosa suma de dinero, y lo hago de manera libre y voluntaria, ¿es delictivo? Usando el argumento de la visión liberal de la vida, el cuerpo de uno es de uno mismo y hace con él lo que quiere, por lo que en principio, no debiera ser una actitud perseguible. Es arriesgada, peligrosa, pero también lo es subirse a Gredos en Marzo, como hemos visto desgraciadamente este fin de semana. Como ven entramos nuevamente en el pantanoso terreno de hasta qué punto el estado y la ley deben coartar las conductas y deseos personales, terreno en el que otros conceptos como aborto, prostitución, eutanasia, son muy familiares y generan enormes polémicas. Pongamos el caso del aborto. Los defensores del mismo alegan para permitirlo que la libertad de la mujer está por encima de todo y los contrarios que la defensa de la vida del no nacido es el bien superior, por lo que se debe preservar a toda costa. El argumento liberal favorece a la mujer, que es la única poseedora de conciencia y libre albedrío en este caso, y por tanto el aborto desde ese punto de vista debiera estar permitido. Este argumento, ¿no sería igualmente válido respecto a la venta de órganos? En este caso además el problema se simplifica, por así decirlo, porque no hay dos vidas en juego, mujer y feto, sino una sola, la del donante. Empiezan a ponerse algo nerviosos, ¿verdad? Es lógico. Otro caso similar es el de la prostitución. Todos estamos de acuerdo en prohibir su existencia ilegal, en perseguir las mafias que atentan contra la libertad de las mujeres y las explotan, y toda la sordidez que existe en torno a ese mundo, pero pongamos el caso de que yo estoy dispuesto a pagar X euros por acostarme con alguna y alguna acude a mi a cambio de ese dinero. ¿No es eso prostitución? Tiene toda la pinta de que sí. Sin embargo, ¿es delictivo? Si una chica o chico quiere obtener unos ingresos extra, a veces muy extra, acostándose a cambio de dinero, y luego no volver a dedicarse a eso, ¿Existe un delito en ese caso? ¿Es perseguible? Obsérvese que el paralelismo con el caso de la donación en este ejemplo es muy alto, porque si en el mercado es en lo que nos fijamos, la prostitución no es más que el alquiler consentido del cuerpo para el disfrute sexual, y la donación es la venta de una parte del mismo. Realizadas ambas de manera libre y voluntaria, ¿El alquiler es lícito y la venta no? ¿Dónde ponemos la frontera entre lo que es permisible y, legalmente, perseguible?.

Si se han fijado, en todos los razonamientos anteriores no he incorporado en ningún momento los aspectos éticos, morales o religiosos, que son los que habitualmente determinan nuestra posición a la hora de opinar sobre estos y otros asuntos igualmente resbaladizos. El objeto de la prohibición legal de todos los anteriores temas se basa en la idea de que aunque libre en teoría, las posiciones de abuso reales acaban generando mercados negros y explotación en materia sexual, de órganos y de todo lo demás, y que la moral no puede consentir situaciones de ese tipo. ¿Cuál es su idea al respecto? ¿La tiene, o vive en un mar de dudas? ¿Es incapaz de salir del supuesto en el que a usted le suceda un caso de esos, frente a la necesidad de que la norma sea general para todas las personas?

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