Oscura, nubosa y húmeda mañana de
finales de marzo la que tenemos en Madrid, en una jornada en la que todos
notamos el efecto del cambio de hora realizado la noche del sábado al domingo,
ya que el vienes entramos a trabajar de día, no con mucha luz porque también
había nubes, pero de día, y hoy lo hacemos nuevamente de noche. Ya comprobamos
ayer por la tarde la milagrosa extensión del día sobre la noche, lo cual muchos
agradecen, pero seguro que uno de los temas de conversación que dominarán hoy
los cafés es el cambio de hora y lo oscuro que estaba hoy cuando vinimos a
trabajar.
¿Es necesario seguir con la
costumbre del cambio horario? Buena pregunta, cuya respuesta es, me temo, que
no. La idea del cambio de hora surge en los años setenta para ahorrar, con
motivo de la crisis del petróleo (también los límites de velocidad en las
carreteras surgen en esa época y con la misma finalidad) y se extienden por
todo el mundo, de tal manera que somos unos cincuenta países los que lo
llevamos a cambio, la UE toda a la vez y otras naciones con un cierto desfase.
EEUU por ejemplo lo efectúa unas tres semanas antes que nosotros, a principios
de marzo y de octubre. Hay muchos cálculos sobre cuánto se ahorra y todos ellos
ofrecen cifras muy diversas, pero sí parece comprobado que el efecto de ahorro
ha ido disminuyendo con los años a medida que las sociedades se han hecho más
flexibles y los ritmos de vida se han ido volviendo más complejos. Para el caso
de España se habla de unos trescientos millones de euros de impacto positivo,
pero es muy difícil medirlo con exactitud, y al ser una cifra derivada de una
agregación de muchas cosas las experiencias individuales suelen ser muy
dispares y, normalmente, contradictorias. A buen seguro ninguno de sus
conocidos le justifica con su propia experiencia que ahorra luz con el cambio
(pruebe en la charla del café de hoy y verá). Se puede proponer la idea de
desmarcarse del cambio horario y quedarse con uno solo, para todo el año…
¿Cuál? Las eternas dos Españas se dividirían en bloques antagónicos, uno
apoyaría racionalmente el horario de invierno y otro el de verano. No tengo
nada claro cuál de ello sería denominado como horario progresista y de
izquierdas frente al otro, conservador y reaccionario, pero a buen seguro el PP
apoyaría uno y el PP otro, y tendríamos otro asunto por el que discutir día y
noche, más de día en verano y más de noche en invierno, quizás para, como
siempre, no llegar a ningún acuerdo. Y algunos, entre los que yo me incluiría,
en medio de la batalla, opinaríamos que lo mejor sería volver al horario de
Greenwich y, de mientras en Europa se siga decidiendo cambiarlo, cambiarlo,
pero de acuerdo a lo que sería nuestra franja horaria real. De hecho, si no se
hubiesen cambiado los relojes en España este sábado ahora mismo estaríamos en
el horario de verano que nos correspondería, de tal manera que en octubre Sí
retrasaríamos una hora y tendríamos las manecillas del reloj mucho más de
acuerdo con la lógica solar que nos corresponde. Piense usted que, gracias a la
absurda idea de ir siempre con una hora de desfase sobre el meridiano solar por
la mala definición de nuestra hora, con el cambio que hicimos este pasado Sábado
ahora tenemos dos horas de desfase, lo que genera situaciones absurdas, como
que pasadas las nueve de la noche sea de día o que en Galicia se haga de noche
casi a las 11, a una hora del cambio de jornada. Si recuerdan hace unos meses se
habló de que el gobierno estaba estudiando modificar la hora para volver a donde
nos corresponde, Greenwich, y que se presentaría un informe con conclusiones y
estudios al respecto.
¿Han vuelto ustedes a oír algo al respecto? ¿Saben
si esa comisión existe o es un rumor, un ente que sólo se reúne de dos a tres
de la mañana del último sábado de marzo? Sospecho que esa idea, la primera de
muchas, igualmente necesarias e importantes, para racionalizar los horarios y
aumentar la productividad y conciliación de la vida laboral y personal, no será
llevada a cabo, por miedos o falta de visión por parte del gobierno. Y sería una
pena. De hecho este sábado hemos desaprovechado una enorme oportunidad para
hacerlo sin demasiados costes. A ver si hay suerte y lo largo del año se lo
piensan, lo aprueban, y a finales de marzo del año que viene volvemos a tener
la hora que nos corresponde.
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