Si recuerdan hace un par de años
terminó una serie televisiva llamada Perdidos, Lost en su versión original, en la
que los protagonistas eran los pasajeros de un avión comercial que sufre un
accidente y acaba estrellándose en una isla desierta. Los supervivientes de la
catástrofe forman un grupo variopinto de caracteres que deben amoldarse a una
nueva vida en un entorno que cada vez resulta más misterioso, menos desierto
por así decirlo. A medida que avanzaban las temporadas los guionistas empezaron
a quedarse sin argumentos y decidieron volver locos a todos los espectadores, y
al final los perdidos eran quienes se sentaban delante del televisor.
Estos días vivimos en la realidad
el inicio de esta serie, al menos en lo que hace a la premisa inicial de un avión
desaparecido, del que se ha perdido todo rastro y del que nada se encuentra. El
vuelo MH730 de Malaysian Airlines despegó el Sábado por la tarde hora de España
del aeropuerto de Kuala Lumpur rumbo a Pekín, con un pasaje
mayoritariamente compuesto por ciudadanos chinos. Una hora después del despegue
se perdió el contacto con la aeronave… y hasta hoy. Ni balizas, ni registros,
ni señales de ningún tipo. Los equipos que rastrean las aguas del estrecho de
Malaka y zonas aledañas, no muy profundas, no han encontrado rastro alguno y no
se sabe a ciencia cierta qué es lo que ha podido pasar. De hecho se sabe tan
poco que todo son especulaciones. La presencia de dos ciudadanos que portaban pasaportes
falsos hizo que la hipótesis del atentado fuera muy fuerte al principio, pero
se ha ido desinflando a medida que pasan las horas y que no hay reivindicaciones
de ningún tipo, más allá de la emitida por un desconocido grupo chino al que
los expertos no atribuyen mucha credibilidad. Ayer se supo que el avión se
desvió de su ruta y durante un tiempo voló a menor altitud y con rumbo
desconocido ¿Por qué? ¿Hubo algún problema técnico que impedía seguir la
trayectoria prevista y el piloto optó por alterar el rumbo en busca de un
refugio seguro? Y de ser así, ¿por qué no se lo comunicó a ninguna torre o
emitió señales al respecto? La denuncia de múltiples familiares de los
pasajeros de que los móviles de sus allegados seguían dando señal varias horas
después de la desaparición del avión ha añadido un punto de misterio aún más
elevado. Si eso es cierto, se podría triangular la señal e identificar en qué
punto se encontraban esos móviles en ese momento, y así obtener pistas de por dónde
se situaba el avión. Es fácil deducir que de haberse estrellado en el mar los móviles
no funcionarían, salvo casualidades muy extrañas, pero también sorprende que terminales
como los que usamos en el día a día, que no acceden a sistemas de señales por
satélite, tengan cobertura en medio de un vuelo de medio recorrido, alejados de
antenas, torres y postes de repetición. También se ha vinculado lo que haya
podido suceder en este caso con el accidente del avión de Air France que tuvo
lugar hace dos años en el Atlántico, en un trayecto Río París, pero las
similitudes son escasas. En aquel caso las condiciones meteorológicas eran
bastante malas, y el avión dio señal de avería, de alarma, antes de perderse el
contacto. Avisó, por tanto, de la existencia de un error, y luego se predió y
acabó bajo las infinitas aguas del Atlántico. En aquel caso lo complejo fue
determinar las causas del fallo, debidas a una combinación de errores en la
instrumentación, el ordenador de a bordo y en las decisiones de los pilotos en
medio de una tormenta. Pero el avión no se esfumó. Se estrelló, sí, pero no
desapareció.
Por lo tanto, el misterio del avión malayo, a
cinco días de su pérdida, es cada vez más confuso y oscuro. El que las
autoridades chinas estén en medio de la investigación no contribuye,
precisamente, a darle luz a las cosas, pero es obvio que algo ha pasado ahí que
está dejando sorprendidos a casi todos los que están metidos en el caso. Un avión
no es un anillo, y no puede perderse así como así. Barcos y personal de unos diez
países, incluidos efectivos de la VII flota del pacífico de los EEUU, rastrean
aguas costeras e internacionales a la búsqueda de restos o pistas, pero por
ahora no aparece nada. Y obviamente la desesperación de los familiares crece,
abocados cada vez más a dar por cierta la muerte de sus seres queridos, pero
con dos preguntas que por ahora, nadie responde. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde están?
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