Ayer se dio a conocer la EPA del
primer trimestre de 2014, calculada con la nueva base censal de 2011, lo que ha
supuesto un pequeño salto metodológico y la necesidad de reconstruir las series
pasadas para hacerlas compatibles. Resumiendo mucho los datos, la economía
española sigue destruyendo empleo, algo menos que antes, y como el número de
personas que abandonan el mercado laboral (caída de la población activa) es un
poco mayor, la diferencia es que el número de parados baja, en algo más de dos
mil personas. Al dividir ese número de parados (dos mil menos) entre la
menguante población activa (casi doscientos mil menos) la tasa sube al 25,9%
Una visión rápida, simplificada y
acertada de ese montón de datos la pueden obtener ustedes de, por ejemplo, aquí, donde
también se enlaza a la
nota oficial del INE. Sin embargo, a lo largo del día de ayer era consultar
los medios y escuchar declaraciones oficiales y opositoras que parecían vivir
en mundos opuestos, ambos ilusorios, en los que, obviamente, sólo importaba el
voto de las siguientes elecciones. El gobierno y todo lo relacionado con el PP
trataba de glorificar los datos, sin saber muy bien cómo hacerlo. El PSOE y sus
medios buscaban la manera de convertir la EPA en la lápida del gobierno, y así
unos contra otros usando los números como armas arrojadizas y los porcentajes
como cuchillos con los que poder clavar al adversario, y en medio del ruido, el
ciudadano común y corriente, perdido, desorientado. Ayer vi una reflexión
interesante de la encuesta en televisión, en el apartado de Economía en 24
horas, por la tarde, y un análisis certero por parte de Carlos Alsina en la Brújula,
por la noche, en el poco tiempo que le dejo el partido de fútbol que, según
parece, se jugó anoche. Pero son excepciones. Esta mañana uno se desayuna con
las cabeceras de los medios y más o menos sabe lo que van a decir de esos
datos. Mi consejo es que los lean, mucho, y desconfíen más. La EPA es mejor que
otras pasadas, sí, pero es rematadamente mala. Comparándolas con las horribles
sale beneficiada, pero esconde unos datos feos. Seis años después de iniciada
la crisis seguimos destruyendo empleo, a un ritmo que se ralentiza porque no
queda mucho por destruir y porque la población activa cae, bien por cuestiones
demográficas (más jubilados que jóvenes incorporados) o por desánimo (gente que
renuncia a buscar y que ya ni cuenta) o por emigración. Esa es la causa por la
que hace ya algunos meses alcanzamos el máximo número de parados que llegaremos
a ver en la crisis, pero en las tasas seguimos claramente por encima del 25%, y
lo que nos queda. La reactivación que vivimos desde hace unos meses, que desde
el gobierno se nos vende como el nuevo dorado y desde la oposición como un
falso espejismo (papeles inversos del PP y del PSOE a los que representaban en
2009, pena que no sea curioso) todavía no se traduce en creación de empleo, y
esa será la prueba de fuego para determinar que, por fin, esta suave recuperación
comienza a transmitirse a la economía real. Y me da que todavía queda tiempo
para que eso suceda. Ahora vienen trimestres buenos para el empleo, dado el
repunte turístico de la estación y la coincidencia de la Semana Santa en un
tardío y preveraniego Abril. Ojalá la segunda y tercera EPA muestren creación
de empleo, pero de momento no acabo de verlo. Los casi doscientos mil empleos
destruidos este trimestre son muestra de la losa que arrastramos y no
conseguimos superar. La reducción continua de población activa, otro de los
males, nos dice que la economía española, concretamente su mercado de trabajo,
se estrecha, cada vez es más pequeño, y eso es malo se mire por donde se mire.
Hay mucho que hacer para solucionar este desastre, muchas reformas que acometer
y, desde el gobierno y demás instituciones, una cantidad de labores pendientes
que debieran ser la urgencia suprema desde hace mucho mucho tiempo.
Pero no lo son. Ya puse aquí una
vez que, en realidad, en España a nadie que tenga responsabilidad pública le
importan los parados. Sólo a ellos mismos y sus allegados. Lo importante, ahora
que hemos entrado en periodo electoral, es ganar las elecciones, tanto para
unos como para otros como para todos los demás. Nadie va a promulgar ahora las
reformas que serían imprescindibles para empezar a cambiar de modelo de mercado
de trabajo, como el contrato único de indemnización creciente, la voladura del
corrupto sistema de formación continua que tenemos, la simplificación en el
proceso de creación de empresas, la bajada de las cotizaciones sociales, etc Nadie.
Sólo se recurrirá al titular fácil y al porcentaje arrojadizo. Y el parado, que
se pudra, calle y me vote. Así de simple y cruel es como lo veo.
Mañana es fiesta en toda España, el día del
trabajo, que debiera darnos vergüenza celebrarlo, y pasado es fiesta en Madrid,
por lo que si no sucede nada extraño, volveremos a leernos el Lunes 5 de mayo.
Disfruten, descansen, lean y sean muy felices.