miércoles, abril 23, 2014

Primer día del libro sin Gabriel García Márquez


No ha sido una sorpresa, dada su avanzada edad y cada vez más precario estado de salud. Hace unos años se supo que empezaba a padecer de Alzheimer, y quizás desde ese momento comenzó a dejarnos. En todo caso, la muerte de Gabriel García Márquez, a quien sus íntimos llamaban Gabo, ha sido una conmoción a nivel mundial, ha supuesto un aldabonazo en el mundo de la cultura en castellano y, en general, en todo el universo de la literatura. Su marcha se llora en español, inglés, alemán, chino, coreano... muchas son las palabras escritas en las más diversas lenguas que expresan pena por su muerte.

La figura de García Márquez es indisoluble de “Cien Años de Soledad”, su novela cumbre, la que llevó a los cielos de la literatura y al fondo de los corazones de los lectores, la que le otorgó el Nobel y le convirtió en mito. Alguno se va a enfadar conmigo por lo que voy a escribir ahora, pero mi recuerdo de la lectura de los “Cien Años” no es demasiado gozoso. Me gustó, sí, pero tampoco demasiado. Me hice un lío entre los familiares Buendía, y algunas páginas, bellas hasta decir basta, se me hacían como islas en medio de un mar de aguas en las que no lograba navegar con placer. No es mi novela preferida del autor. “El coronel no tiene quien le escriba”, o “Crónica de una muerte anunciada” me gustaron mucho más. Pero el éxito de “Cien Años” es incuestionable, no sólo por lo que supuso para su creador, sino para el idioma en el que estaba escrito. Es la novela que ha representado al castellano por todo el mundo a lo largo del siglo XX, la que más ha influido en escritores y lectores de países tan distintos y remotos como uno pueda imaginar, y ha permitido que la literatura latinoamericana se coronase como una de las cimas de las letras mundiales. El realismo mágico, esa mezcla entre ficción, fantasía y costumbrismo, que sólo podía surgir en Latinoamérica, se narró por boca de García Márquez y gracias a él lo conoció todo el mundo. Muchos otros han seguido su estela, pero en general la literatura castellana está en deuda eterna con él por todo lo que supo y se atrevió a plasmar sobre el papel. Además García Márquez aunó dos facetas que muchas veces son difíciles de encontrar, como la maestría literaria, innegable, y el aplauso del público. Sí, sí, era un autor rentable, vendía mucho y muy bien, y era leído por quienes compraban sus libros, cosa que a veces, por paradójico que parezca, no sucede. Sus lanzamientos eran notica en los medios, y pocas veces se aupaban en las listas hasta los puntos más altos, no eran Best Sellers, pero sí Long Seller, títulos que sostenían sus ventas en el tiempo, que demandaban ediciones sucesivas y que no dejaban de sostenerse en puestos elevados en las clasificaciones de ventas. En su muerte son muchos los testimonios de famosos y personalidades que le han leído y conocido pero, sobre todo, es ingente la riada de lectores de todo el mundo que han disfrutado con sus páginas, que han pasado una noche desvelados, prefiriendo soñar con la imaginación narrada de sus escritos a cerrar los ojos y dormir en soledad. Desde todo el mundo los mensajes de afecto a su figura y pena por su marcha se suceden, y había quien, apurando el realismo mágico hasta lo religioso, soñaba que su muerte un Jueves Santo terminaría con su resurrección el Domingo de Pascua. Parece que no ha sido así, pero un autor nunca muere, siempre vive en la memoria de quienes, días a día, disfrutan de su creación.

Hoy, 23 de Abril, día del libro, con el aliciente de un  10% de descuento en el precio de venta, es un buen momento para volver a homenajear a la figura de García Márquez, y a la del resto de autores y literatos. ¿Cómo? Sencillo. Salgan a la calle, pasen por las librerías, tiendas, puestos callejeros, estantes, casetas de ocasión, lo que quieran. Cojan algunos libros, uno o muchos, a su elección, paguen por ellos. Y luego ábranlos y hagan una de las cosas más placenteras que nos ofrece la vida. Lean, lean, lean, lean…..

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