Una de las noticias más
sorprendentes de la semana, que no entraba en mis cálculos de ninguna manera,
ha sido al
acuerdo al que han llegado Al Fatah y Hamás para sellar la paz en el conflicto
que viven desde hace años ambas facciones palestinas. Esta reconciliación
se hacía impensable hace unos años, incluso hace una semana, y sin saber muy
bien cuáles han podido ser las causas que han motivado este acercamiento, abre
un nuevo escenario en la siempre compleja y convulsa zona de próximo oriente, y
mete a las actuales conversaciones de paz entre Israel y Palestina-sección Al Fatah
en un lío muy gordo.
¿Cuáles
pueden ser las consecuencias de este acuerdo? La primera ha sido el anuncio por
parte de Israel de la suspensión temporal de las mismas, lo cual entra
dentro de la lógica. Hamás es un grupo integrista que tiene entre su ideario
fundacional la eliminación del estado de Israel, y está reconocido
internacionalmente como una organización terrorista. Su práctica de la Sharia
en la franja de Gaza, zona que controla desde hace años, ha generado enormes
controversias en el mundo palestino, y es difícil imaginar que pueda
convertirse en un actor negociador como los demás que, actualmente, participan
en las conversaciones. A partir de ahí se me ocurren dos posibles alternativas
una vez alcanzado el acuerdo, una buena y una mala, y que tienen que ver
fundamentalmente con algo que desconozco, y es cuál de las almas palestinas ha
logrado convertirse en al líder tras la firma de esta paz. Si es Hamás la que
sale reforzada por el acuerdo, la perspectiva es mala. La radicalización
palestina sólo acabaría conduciendo a una más que probable radicalización
israelí y, tarde o temprano, estallaría algún conflicto tipo intifada, con
violencia de mayor o menor intensidad, pero violencia a fin de cuentas, y lo
que se ha avanzado estos años en el asentamiento de la paz y reconocimiento de
la solución “una tierra, dos estados” se iría en gran parte a la basura.
Volveríamos a décadas pasadas, en las que las imágenes de los atentados, las
piedras y los fallecidos serían, tristemente, comunes. Sin embargo, si ha sido
Al Fatah, el brazo moderado de la OLP, quien ha conseguido reducir y controlar
las posiciones islamistas de Hamás, la perspectiva sería muy distinta. Imaginar
que Hamás recondujera su ideario hacia el reconocimiento efectivo del estado de
Israel y su derecho a la existencia sería un avance muy grande, dado que gran
parte de la tensión que se vive en la zona viene de esa franja de Gaza controlada
por los islamistas y los grupos de igual corte que se desenvuelven, con
dificultad, pero a veces con éxito, en el territorio de Cisjordania. Así mismo,
si Hamás se “integra” en el islam moderado y renuncia a la violencia, sería una
señal muy fuerte y clara para otros grupos radicales islamistas que mantienen
el terrorismo como estrategia de lucha y, diríase, única forma de vida
conocida. Supondría un debilitamiento muy claro de las posiciones defendidas
por Al Queda y organizaciones similares, y ayudaría a apaciguar el ansia
terrorista en otras partes del mundo. ¿Cuál de los dos escenarios es el más
factible? Pues no tengo ni idea. Deseo el segundo, temo el primero y no se lo
que va a acabar pasando. ME da que, al igual que a mi, que no soy experto en la
materia, este acuerdo ha pillado completamente por sorpresa a los que sí son
entendidos y conocedores de la zona, y aún está por analizar su contenido y las
segundas y terceras lecturas que de él se puedan extraer.
Y si esta interpretación del acuerdo resulta
compleja, sus posibles segundas y terceras derivadas son aún más impredecibles.
Existe un nexo claro, aunque no sea fácil de ver, entre las conversaciones palestinas
e israelíes y las negociaciones del programa nuclear iraní, y es una hipótesis
de trabajo que tiene lógica el que si las segundas van bien, también lo irán
las primeras, y de momento avanzan por buen camino. Tampoco debemos olvidar el
desarrollo de la cruel e interminable guerra Siria, que tanto por vecindad como
por presencia islamista condiciona todo lo que suceda en ese entorno. Por lo
tanto, un nuevo elemento de juego se ha puesto en marcha en el tablero, sin que
aún tengamos un manual de instrucciones para saber qué papel desarrolla. Habrá que
seguirlo con atención.
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