viernes, junio 06, 2014

Caras largas en Normandía


Esta semana está plagada de acontecimientos o aniversarios históricos. En España la abdicación del Rey sigue ocupando titulares y opiniones de todo gusto y tipo, como es normal, y tras el aniversario ayer de los veinticinco años de la matanza de Tiananmen, justo el mismo día en el que Polonia cumplió también los veinticinco años desde la vuelta de la democracia, hoy 6 de Junio, es el día D. Se cumplen setenta redondos años desde el inicio de la apabullante operación anfibia que permitió colocar una cabeza del ejército aliado en el continente europeo, lo que acabaría siendo determinante para derrumbar el frente nazi occidental y acabar con la Segunda Guerra Mundial.

Con tal motivo, junto a las playas de Normandía, en Utah, Omaha, Sword Beach… allí donde miles de soldados aliados fueron masacrados por los nazis para que otros miles pudieran ganar la guerra, se reúnen los jefes de estado de los países que se unieron para vencer al psicótico poder que anidaba en Berlín. EEUU, Francia, Rusia y la Alemania vencida vuelven a verse las caras en un acto que cada año suele estar marcado por el recuerdo de la victoria, y el homenaje a los supervivientes, pero que en esta ocasión estará condicionado por la tensión que viven las potencias occidentales frente a Rusia por el conflicto de Ucrania. Con motivo de este encuentro, prefijado desde hace mucho tiempo, se están desarrollando frenéticas reuniones diplomáticas a varias bandas para tratar, sino de llegar a un acuerdo, mantener controlada la tensión que, por momentos, parece desbordarse de una manera como no se recordaba desde los tiempos de la guerra fría. Ayer a Hollande le tocó hacer de chico de los recados de los jefes, cenando primero con Obama en un restaurante parisino para, posteriormente, volver a cenar, esta vez en el Elíseo y con Putin, lo que seguramente acabará pasándole factura en sus analíticas de sangre. No está nada claro el resultado de ambas cenas, ni que hoy se produzca la esperada imagen conjunta de Obama y Putin, pese a que ambos estarán en Normandía y se verán. Ayer, en la cumbre del G7, que vuelve a ser impar y primo tras la expulsión de Rusia, se hizo oficial el apartamiento de Moscú de este tipo de encuentros y de muchas otras reuniones multilaterales en las que Rusia participaba no tanto por su poderío económico, cada vez más menguante, sino por su importancia estratégica y militar, ambas incuestionables. Si del encuentro social de hoy, centrado de cara a la opinión pública en el recuerdo al pasado, surge alguna iniciativa que permita vislumbrar un futuro más tranquilo para Europa, mejor que mejor, pero mantengo un profundo escepticismo al respecto. La posición de fuerza de Putin le está reportando enormes beneficios en su país, tanto en imagen como en apoyo popular, y de mientras gran parte del occidente europeo sea dependiente de sus exportaciones de gas sabe que no se producirán sanciones más allá de las estéticas o aparentes. De momento juega con cartas ganadoras y, por curioso que parezca, no le va mal. El resto de los invitados a Normandía también lo saben. Admiten que en Crimea Putin jugó un órdago importante y lo ganó sin despeinarse, y que en el este de Ucrania la partida es más compleja pero, evidentemente, algunos de los actores que en ella juegan son dependientes de Moscú. Y no parece que el jugador ruso esté dispuesto a pedir un descanso o a dar oportunidades a la banca para hacerse con la partida.

Y todo esto mientras sobre el terreno que preocupa a los mandatarios que hoy se reúnen en las playas, el este de Ucrania, los tiros no cesan, los combates cada vez son más intensos entre un ejército ucraniano que apenas puede con sus propios efectivos y unas milicias prorrusas que cuentan con todo el apoyo de sus hermanos del otro lado de la frontera. Setenta años después se vuelven a oír tiros y bombas en el este de Europa, una zona que, cuando los aliados trataban de alcanzar las costas francesas en 1944, era lo más parecido al infierno en la tierra, tras el arrollador paso de las tropas nazis camino al este y la reconquista rusa, dejando entre ambos una tierra arrasada, llena de muerte y destrucción. Ese recuerdo nos obliga a no repetir los mismos errores. Por eso, también, hoy es un día importante.

No hay comentarios: