La semana pasada se acabó el
curso escolar para los críos. Estos disfrutan ahora de las largas vacaciones de
verano y los padres hacen malabares para tratar de compatibilizar el trabajo,
que no cesa, con las obligaciones de unos niños que nunca se cansan. Por su
parte, los maestros, que se les supone ociosos, preparan en los colegios el
curso que viene y, en no pocos casos, reciben la noticia de que no se cuenta
con ellos para septiembre. Para muchos su verano no es sinónimo de vacación,
sino de desempleo. Días de contraste entre la alegría de las calles y las
aulas, algunas esperanzadas, otras angustiadas.
Este Sábado, cenando en casa de
mis amigos DCM y su mujer MCD pude ver el libro de dedicatoria que los alumnos
de DCM le han dedicado, ahora que ellos suben de ciclo formativo y él se queda
en la sección de primaria en la que les ha dado clase. Mi amigo y yo, aunque
con una ligera diferencia de edad (con ventaja juvenil para él) somos de una
generación en la que no se hacían cosas de esas y la expresión de las gracias
se daba al final del curso en una sonrisa o abrazo, pero sin recuerdos
materiales de por medio, o al menos esa es la sensación que tengo yo. Ahora las
cosas se han complicado mucho, y parece que este tipo de regalos se dan con
cierta asiduidad, en algunos casos de manera rutinaria, en otros, sentida. El
libro constaba de una hoja para cada alumno en la que, en el anverso, escribía
unas palabras de agradecimiento al profesor y un dibujo que les reflejase a
ambos, maestro y alumno, mientras que en el reverso llevaba pegada una foto a
buen tamaño del crío en la actitud y pose que hubiera preferido. Como es lógico
había hojas más esmeradas que otras, más o menos originales, detallistas y
dejadas, pulcras y revueltas, pero a medida que las iba pasando y leyendo con
cuidado me daba cuenta de que, en general, todos los alumnos de mi amigo
lamentaban sinceramente su marcha. Incluso los que se veían más retraídos, o
que en estos años habían tenido más problemas de relación con él, porque de
todo hay como es natural, dejaban un recuerdo cariñoso. Y en bastantes casos
las palabras y dibujos mostraban tanto cariño como pena. Para casi todos ellos
mi amigo ha sido el primer profesor del que, probablemente, guarden un recuerdo
certero en su memoria, y él será el primero de los muchos maestros que, a lo
largo de sus vidas, deje en ellos un poso de conocimiento y aprendizaje. Muchas
alumnas estaban realmente tristes, mezclando la marcha del maestro con un
inevitable, y primerizo, sentimiento amoroso, pero era ver aquellas páginas y
notar que DCM había logrado llegar al fondo del corazón de aquellos niños. No
se había limitado a entrar en el aula, enseñarles a sumar y restar (con
llevadas) y hacerles leer y cumplir con el resto de materias docentes. No.
Había tratado de enseñarles algo tan profundo y manido como eso de los
“valores” el hecho de que ser buenos y comportarse como es debido es tan
valioso (realmente lo es mucho más) como saberse la lección, que respetar al
resto de compañeros y tratarles como iguales es la lección que más les va a
servir en su vida diaria de adultos, en convivencia en sociedad, que dejar las
cosas a otros, que tratar con cariño a los demás, que obedecer a los padres y
muchas otras cosas similares, que algunos consideran arcaicas y carentes de
sentido, son las bases que garantizan la convivencia entre personas, tanto en
las aulas infantiles como en la vida adulta. El cariño, respeto y comprensión
que se debe aprender, y que alguien nos debe enseñar. Y para esos niños ese
alguien, a parte de sus padres, también ha sido mi amigo.
La educación, que criticamos a menudo sin
demasiado conocimiento de causa, está llena de graves problemas, carencias y
dificultades, pero también abundan, quiero pensar que son una amplia mayoría,
los profesionales que ponen su vocación de docente, de enseñante, por encima de
todo. En un trabajo tan sacrificado y mal pagado como el de maestro, que muy
pocos valoran en este mundo de sueldos altos y cargos pomposos, mi amigo
recibió la semana pasada la mayor “paga extra” que un profesional puede
obtener, la del reconocimiento de aquellos por los que se desvela, desvive y
sacrifica. Ese libro no le ayudará a pagar la hipoteca ni a rellenar su tripa
cada noche, pero reconfortará su corazón y le hará saber que ha hecho lo
debido, y que ese sacrificio ha tenido recompensa. Gracias, maestros, por otro
año escolar de trabajo y entrega!!!!
5 comentarios:
Yo me he hecho un lío: DAC, MCD, DCM, su mujer, las alumnas enamoradas de DCM cuando creía que era una mujer..en fins..un lío :)
Yo me he hecho un lío: DAC, MCD, DCM, su mujer, las alumnas enamoradas de DCM cuando creía que era una mujer..en fins..un lío :)
jajajajaja el único protagonista es DCM, el único
jajajajaja el único protagonista es DCM, el único
Tus amigos son un matrimonio palíndromo.
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