Hemos
necesitado llegar hasta Plutón para que una buena noticia tenga lugar en la
esfera internacional, que tan convulsa y desgraciada está últimamente. Tras
prolongar las conversaciones varias fechas más allá de las inicialmente
pactadas, ayer
se hizo público el acuerdo al que ha llegado el llamado grupo P5+1, una reunión
selecta de potencias occidentales encabezadas por EEUU, e Irán, para supervisar
el programa nuclear persa, alejando la posibilidad de que pueda ser el
germen de una bomba atómica, pero permitiéndole desarrollar procesos que
conduzcan a la producción de energía por esa vía.
En este acuerdo Irán sale ganando
mucho, principalmente porque, hasta ahora, su programa nuclear, que aún no
había conseguido frutos significativos, le estaba saliendo muy caro. Convertido
en un paria en el contexto internacional, asfixiado por un embargo que le
impedía exportar petróleo, su principal fuente de riqueza, y con una economía
muy dependiente del exterior que se desangraba día a día, Irán tenía que acabar
escogiendo entre continuar con una quimera que sólo le iba a traer desgracias o
renunciar para poder seguir existiendo, al menos en lo económico. Al final se
ha impuesto la sensatez de los nuevos dirigentes de Teherán, una vez que el
desquiciado Ajmadineyad abandonó el poder. Sus años de mandato, cargados de
declaraciones insultantes y amenazadoras, sólo supusieron miseria y pobreza
para su pueblo. Su sucesor, Hasan Rohani, bastante más listo y pragmático, supo
virar lo suficiente el hosco y oscuro régimen de los ayatolás como para acabar
llegando a un acuerdo con las potencias que, en este caso, han actuado de
manera coordinada y constante a lo largo del tiempo. Esta firma abre un nuevo
mundo en la región, dado que vuelve a dar a Irán, la otra gran potencia
regional junto a su archienemiga Arabia Saudí, el papel de actor relevante, y
hasta cierto punto socio colaborador de ese gran Satán que es EEUU. La lucha
contra el islamismo de DAESH, sunita, patrocinado encubiertamente por las
monarquías del golfo (como no me lee casi nadie puedo escribir lo que casi todo
el mundo piensa) ha convertido al chií Irán en uno de los principales aliados
de EEUU en el combate sobre el terreno. Tropas de Teherán se desenvuelven por
Irak como si fuera su país y desarrollan acciones de guerra coordinadas contra
el enemigo común. Parece claro que esta asociación de intereses contra el mal
ha logrado hacer esos extraños compañeros de cama que suele decir el dicho, y
ha facilitado las negociaciones. Pero no sólo este aspecto se verá alterado por
el pacto, no, las derivadas son inmensas. El mercado del petróleo va a ver como
poco a poco un nuevo e inmenso productor vuelve a vender millones de barriles,
lo que probablemente haga caer aún más su precio. La posición de Israel,
contraria al acuerdo se ve, con la firma del mismo, debilitada, y hace que
aumenten las rencillas entre Jerusalén y su histórico aliado norteamericano. La
guerra de Siria, en la que el dictador Asad cuenta con un apoyo de Irán, o las
milicias de Hamas y Hezbolla, que cuentan también en Teherán con un benefactor,
pueden verse de rebote favorecidas por los nuevos ingresos que conseguirá su
nada encubierto patrocinador. Y así podíamos seguir enumerando factores que se
ven alterados por un acuerdo que tiene el potencial de cambiar las estructuras
de poder que rigen en esa convulsa región desde hace bastante tiempo. Y ya
saben que esos cambios pueden ser para bien, para mal o para vaya usted a saber
dónde.
No hay que ser ingenuos tampoco en este asunto.
Irán accede al pacto por la presión internacional y el ahogo económico antes
comentado, no por arrepentimiento ni renuncia propia a la bomba. Como bien dijo
ayer Obama, la base de este acuerdo no es la colaboración, sino la verificación.
Inspectores internacionales se podrán mover a sus anchas por el país durante
años, comprobando que no se realizan actividades secretas y que lo firmado se cumple.
Como en el caso griego, la desconfianza provoca que sea necesaria una supervisión
mucho más intensa sobre el terreno, y en ella es en quien debemos depositar la
esperanza de que el acuerdo rubricado se lleve a la práctica. Ojalá sea así
No hay comentarios:
Publicar un comentario