Ayer, por fin, tras muchas semanas
de altísimas temperaturas y cielos infinitamente azules, una tormenta vino a
mojar el árido suelo de Madrid, lamiendo sus heridas como un beso, y aliviando
la sensación de agobio de todos los que en la ciudad estamos pasando el largo y
muy cálido verano de 2015. Rayos, truenos, cortinas de lluvia de intensidad
variable, un agua que hizo buena la expresión de “como caída del cielo” que por
sí misma no supondrá una solución a la sequía de este verano y a la vegetación
que, ya chamuscada, no podrá resurgir, pero ofrecerá alguna oportunidad a
árboles y demás especies, ansiosa, como nosotros, de un respiro.
Donde parece haber tormenta todos
los días, en Madrid, es en el ayuntamiento. La última bronca ha tenido como
excusa la web Madrid Versión Original,
en la que el ayuntamiento trata de dar su versión de las noticias que publican
los medios sobre él. Esta página, que muestra cómo a todo político le encanta
usar los medios contra el adversario cuando no tiene poder, pero que al
alcanzarlo ve en los medios el gran adversario, muestra sobre todo,
infantilismo. Tras la toma del control municipal por parte de la candidatura de
Ahora Madrid, empieza a verse poco a poco que ni los integrantes de esa lista eran
las personas mejor preparadas para unos cargos complejos y de difícil gestión
ni parece que se estén poniendo las pilas a ello. Resulta muy sencillo escribir
tuits en internet, yo también lo hago. Más difícil es no ofender a nadie con
ellos, pero se puede, yo de hecho consigo no enfadar al personal. Lo realmente
complicado es la gestión diaria de una ciudad, que exige mucho trabajo,
esfuerzo, pocas satisfacciones y estar un tiempo fuera de los focos que tanto
se buscaban en la oposición para hacer el trabajo debido. Tras la desastrosa
gestión de Ana Botella casi cualquier cosa que suceda es mejor, pero Ahora
Madrid aún no ha demostrado tener ni una idea de ciudad ni de saber qué es lo
que quiere hacer en ella. Las calles siguen tan sucias como hace meses, por lo
que aún es más de agradecer el lavado propiciado por la lluvia de ayer, múltiples
obras de gran envergadura siguen paradas a la espera de que las distintas
concejalías se decidan a darles los permisos, quitárselos o dejarlos a medias,
el turismo ha repuntado con la ola de visitantes que bate récords en el
conjunto de España, pero sigue sin haber una director clara de cómo enfocar el
destino Madrid, ha surgido la idea de renombrar calles para eliminar
denominaciones franquistas, pero ni se ha hecho un inventario de a cuáles afectaría
ni el criterio que permita determinar quién era franquista de corazón y quién
superviviente en medio del régimen, y así un largo etcétera de ideas que no han
llegado, de momento, a plasmarse en nada. Si parece, por lo que uno puede ver
desde fuera, que la alcaldesa, Carmena, es incapaz de controlar a las huestes
juveniles provenientes de Podemos que están ocupando concejalías y cargos
intermedios de poder. Eso le está ocasionando graves problemas de imagen
personal y dotando al ayuntamiento de una cada vez mayor sensación de
desgobierno. El episodio de la web ha sido el último, pero quizás el más
visible, de cómo se pueden dar tres o cuatro versiones de un mismo asunto en un
solo día, anunciando el cierre, luego la reforma, y finalmente el no hacer
nada, y todo ello con Carmena, Carmona y Rita Maestre hablando sin parar. Una
imagen, desde luego, muy original, y que la verdad, me recuerda mucho a la
vacilante y desnortada Ana Botella, cuyo mensaje era tan disperso y caótico
como el de ahora. Si a ella le asaetamos por ello, no veo por qué no hacerlo ahora
con la nueva corporación. Pregúntese usted qué hubieran dicho los medios si Botella
y el PP de Madrid hubieran creado algo parecido a esa web que, como les
recalco, sobre todo denota infantilismo.
Hay muchas cosas en la gestión diaria en la que,
la verdad, el ayuntamiento debiera retirarse. Liberalizar permisos de apertura,
reducción de trámites burocráticos, abrir las puertas de la ciudad para que
emprendedores, visitantes, inversores y todo aquel que quiera, venga a Madrid,
gaste su dinero, comparta su vida con lo que ya estamos aquí y devuelva la vida
a esta ciudad, sino marchita, algo opacada. Pero lo de limpiar las calles y
otras muchísimas e importantes cuestiones es responsabilidad de un
ayuntamiento, que sigue tan quebrado como antes de las elecciones, y que posee
unos impuestos muy altos. A ver si poco a poco Carmena y los suyos enderezan el
rumbo. Sino, el “Ahora sí se puede” se convertirá, y pronto, en “Ya no se puede”
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