Es quizás lo de menos tras una
matanza tan salvaje como la del martes 15, que ha conmocionado todo y a todos,
y de hecho la propia Bruselas ya vivió un experimento similar tras los
atentados de París de noviembre. Si recuerdan entonces, la alerta terrorista
que pretendía buscar al Abdeshlam, el terrorista huido (y que sí se encontraba
en Bruselas) decretó un cierre de la ciudad. Metro, autobuses, espectáculos públicos,
todo echó el cierre durante varios días y las consecuencias económicas fueron
duras. Ahora se vive otra situación similar con el aeropuerto.
No se sabe cuándo podrá reabrir
Zaventem, el aeropuerto de Bruselas. No es una instalación muy grande (estuve
en ella hace ya algunos años) y menos si se tiene en cuenta el tráfico que
soporta la ciudad, sede de muchas empresas y de dos grandes instituciones
supranacionales, la UE y la OTAN. Desde los atentados se encuentra cerrado al
tráfico civil y apenas es usado por algunos aviones de carga y avionetas y jets
privados, que no suelen hacer uso de las instalaciones de la terminal. Peritos
de todo tipo llevan desde el día del desastre inspeccionado en qué estado está
la infraestructura, que parece que ha aguantado el impacto, y sobre todo, las
instalaciones, mucho más dañadas. La explosión tuvo lugar en el hall de
salidas, donde se encuentran los mostradores de facturación, antes en todo caso
de la zona de controles de tarjetas de embarque. Las imágenes que hemos visto
de la explosión son engañosas, porque el desplome del techo falso, que es muy
aparatoso y lo cubre todo, pero que no es realmente grave, oculta a la vista lo
que probablemente sean los daños más importantes. Cableados eléctricos, instalaciones
de seguridad, sistemas informáticos, mecánica relacionada con la facturación de
maletas y toda la logística del complejo… los daños pueden ser profundos y
complejos para poder ser reparados en breve. De hecho, ocho días después de los
atentados, el aeropuerto sigue cerrado, sin fecha prevista de apertura y con el
mensaje de que, cuando esta tenga lugar, será a medio gas, empezando por unos
servicios mínimos que irán ampliándose poco a poco. Mientras tanto, los que
viajen a Bruselas tienen que acudir a aeropuertos auxiliares, como el de
Charleroi, sito bastante al sur de la ciudad, mucho más pequeño que Zaventem,
destino habitual de aerolíneas low cost, o terminales de Holanda, Alemania o
Francia. Cada día que el aeropuerto cierra son muchos los millones de euros que
la ciudad deja de ingresar, y son miles de personas las que, directa o
indirectamente, carecen de un trabajo que está asociado a los vuelos. No
pensemos sólo en los empleados directos de la terminal, de todo tipo de profesión,
que se encuentran con su lugar de trabajo cerrado, sino en el movimiento que
una terminal genera, enorme, a su alrededor. Taxistas, transportes públicos,
consumos de agua y electricidad, reponedores, servicios auxiliares…. En una
gran ciudad el aeropuerto es una de las mayores empresas de la misma, una de
las que más empleo y riqueza genera, y de las más estratégicas en todos los
sentidos. Un cierre parcial de algunas horas, que habitualmente se debe a
causas meteorológicas, genera impactos perceptibles, aunque fáciles de absorber.
Un cierre indefinido supone un serio problema económico cuyas consecuencias pueden
ser extensas en el tiempo y en todos los sentidos imaginables. Piense usted,
mismamente, en el cierre del aeropuerto de Madrid, desde donde escribo, o en el
de su ciudad, si lo posee, e imagine.
Y luego están las consecuencias, profundas,
derivadas del aislamiento. En un mundo como el actual, y para negocios,
empresas e instituciones, volar es como ir de un portal a otro caminando por la
acera. Cerrar esa vía supone aislar, en gran parte, a una urbe, a sus negocios
y empresas. En estos momentos es cuando la tecnología para videoconferencias y
demás encuentros virtuales puede mostrar toda su potencialidad, pero es obvio
que una situación así supone algo muy serio. De momento no se puede salir
volando de Bruselas, ni llegar a ella por avión. Y eso es algo muy anormal que
sólo genera costes y problemas.