jueves, marzo 31, 2016

Vivir sin aeropuerto

Es quizás lo de menos tras una matanza tan salvaje como la del martes 15, que ha conmocionado todo y a todos, y de hecho la propia Bruselas ya vivió un experimento similar tras los atentados de París de noviembre. Si recuerdan entonces, la alerta terrorista que pretendía buscar al Abdeshlam, el terrorista huido (y que sí se encontraba en Bruselas) decretó un cierre de la ciudad. Metro, autobuses, espectáculos públicos, todo echó el cierre durante varios días y las consecuencias económicas fueron duras. Ahora se vive otra situación similar con el aeropuerto.

No se sabe cuándo podrá reabrir Zaventem, el aeropuerto de Bruselas. No es una instalación muy grande (estuve en ella hace ya algunos años) y menos si se tiene en cuenta el tráfico que soporta la ciudad, sede de muchas empresas y de dos grandes instituciones supranacionales, la UE y la OTAN. Desde los atentados se encuentra cerrado al tráfico civil y apenas es usado por algunos aviones de carga y avionetas y jets privados, que no suelen hacer uso de las instalaciones de la terminal. Peritos de todo tipo llevan desde el día del desastre inspeccionado en qué estado está la infraestructura, que parece que ha aguantado el impacto, y sobre todo, las instalaciones, mucho más dañadas. La explosión tuvo lugar en el hall de salidas, donde se encuentran los mostradores de facturación, antes en todo caso de la zona de controles de tarjetas de embarque. Las imágenes que hemos visto de la explosión son engañosas, porque el desplome del techo falso, que es muy aparatoso y lo cubre todo, pero que no es realmente grave, oculta a la vista lo que probablemente sean los daños más importantes. Cableados eléctricos, instalaciones de seguridad, sistemas informáticos, mecánica relacionada con la facturación de maletas y toda la logística del complejo… los daños pueden ser profundos y complejos para poder ser reparados en breve. De hecho, ocho días después de los atentados, el aeropuerto sigue cerrado, sin fecha prevista de apertura y con el mensaje de que, cuando esta tenga lugar, será a medio gas, empezando por unos servicios mínimos que irán ampliándose poco a poco. Mientras tanto, los que viajen a Bruselas tienen que acudir a aeropuertos auxiliares, como el de Charleroi, sito bastante al sur de la ciudad, mucho más pequeño que Zaventem, destino habitual de aerolíneas low cost, o terminales de Holanda, Alemania o Francia. Cada día que el aeropuerto cierra son muchos los millones de euros que la ciudad deja de ingresar, y son miles de personas las que, directa o indirectamente, carecen de un trabajo que está asociado a los vuelos. No pensemos sólo en los empleados directos de la terminal, de todo tipo de profesión, que se encuentran con su lugar de trabajo cerrado, sino en el movimiento que una terminal genera, enorme, a su alrededor. Taxistas, transportes públicos, consumos de agua y electricidad, reponedores, servicios auxiliares…. En una gran ciudad el aeropuerto es una de las mayores empresas de la misma, una de las que más empleo y riqueza genera, y de las más estratégicas en todos los sentidos. Un cierre parcial de algunas horas, que habitualmente se debe a causas meteorológicas, genera impactos perceptibles, aunque fáciles de absorber. Un cierre indefinido supone un serio problema económico cuyas consecuencias pueden ser extensas en el tiempo y en todos los sentidos imaginables. Piense usted, mismamente, en el cierre del aeropuerto de Madrid, desde donde escribo, o en el de su ciudad, si lo posee, e imagine.

Y luego están las consecuencias, profundas, derivadas del aislamiento. En un mundo como el actual, y para negocios, empresas e instituciones, volar es como ir de un portal a otro caminando por la acera. Cerrar esa vía supone aislar, en gran parte, a una urbe, a sus negocios y empresas. En estos momentos es cuando la tecnología para videoconferencias y demás encuentros virtuales puede mostrar toda su potencialidad, pero es obvio que una situación así supone algo muy serio. De momento no se puede salir volando de Bruselas, ni llegar a ella por avión. Y eso es algo muy anormal que sólo genera costes y problemas.

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