viernes, mayo 27, 2016

La superbacteria resistente a los antibióticos ya está aquí

Se temía desde hace algún tiempo que llegase esta noticia, era cuestión de esperar y probar, y había miedo a que se diera. Finalmente el día ha llegado. Hace unas pocas horas responsables del departamento de salud de EEUU han anunciado que han encontrado una bacteria que es resistente a todos los tipos de antibióticos conocidos y, por tanto, no es destruida por ellos. Esos medicamentos no ejercen efecto alguno sobre ese agente y son incapaces de parar la enfermedad que transmite. Este es un asunto muy serio y que puede cambiar el mundo en el que vivimos, acostumbrado a un muy alto nivel de salud debido, entre otras cosas, al éxito de los antibióticos sobre las enfermedades bacterianas.

Lo primero que hay que señalar es que esto afecta sólo a ese tipo de enfermedades, las transmitidas por bacterias, algunas tan famosas como la difteria, escarlatina, tifus, gonorrea, etc. La lucha contra las enfermedades transmitidas por virus es muy distinta y no entra en esta guerra ¿Qué es lo que ha pasado? Nuestro amigo Darwin nos lo explica, aunque obviamente mi forma de contarlo sea muy imprecisa, dado que no soy experto en la materia (disculpas si me lee alguno que sí lo sea). Básicamente la guerra contra las enfermedades bacterianas es una guerra biológica, en la que los humanos utilizamos otra bacteria que destruye a las malignas. La primera y más conocida de ellas fue la penicilina, descubierta por Fleming. Esa bacteria buena ataca a las malas y las vence. Las bacterias desarrollan la enfermedad reproduciéndose a muy alta velocidad, tienen hijos, nietos y demás descendencia a velocidades fantásticas, por lo que la selección natural funciona a alta velocidad y, en un momento dado, puede haber un descendiente de la bacteria originaria, que era derrotada por la penicilina, que logre sobrevivir. En ese momento la penicilina ha llegado al límite de sus capacidades contra esa enfermedad. El descubrimiento de los antibióticos y su forma de funcionamiento permitió a la ciencia el desarrollo de muchos de ellos, que son capaces de actuar contra diversas enfermedades y que poseen distintas propiedades y, obviamente, efectos secundarios. Desde un primer momento se vio el riesgo de que la evolución bacteriana era el principal riesgo de cara a la pérdida de la efectividad de los antibióticos, por lo que se recomendó, sin descanso, no abusar de ellos, para retardar lo más posible este proceso natural de supervivencia. Usando esos medicamentos sólo cuando fuera necesario evitaría la continua exposición de muestras bacterianas a los mismos y alejaría en el tiempo ese riesgo de selección natural beneficiosa para las bacterias pero adversa para nosotros. ¿Hemos seguido esa política prudencial? En absoluto, más bien lo contrario. La automedicación descontrolada y el uso imprudente de antibióticos para fines no médicos, como por ejemplo el del engorde rápido del ganado, han sido prácticas peligrosas que no han dejado de darse desde que se descubrieron esas “mágicas” bacterias. Y la comunidad científica ha ido viendo con temor cómo, sin cesar, la vida útil de los nuevos antibióticos era cada vez más corta dada la sobreexposición a la que eran sometidos. En esta carrera armamentística la selección natural es imparable y, acelerada por nosotros, invencible. Por eso, como les citaba al principio, el riesgo de que se llegara al descubrimiento de una bacteria que fuera inmune a todos los antibióticos conocidos, la llamada superbacteria, estaba en todos los laboratorios públicos y privados del mundo. Por lo que parece, ese riesgo se ha materializado hoy.

A partir de ahora toca investigar, muy a fondo, deprisa, con cierta urgencia, sobre cómo atacar a esa nueva bacteria, y sobre todo, empezar a diseñar fármacos que logren saltar el problema antibiótico. Hay muchas alternativas sobre la mesa, destacando las de tipo genético o las del uso de nanorobots para enfrentarse a estas nuevas bacterias, que son muy peligrosas, pero está por ver hasta qué punto estas nuevas técnicas médicas, que escapan en bastante a la definición clásica de medicina, están en condiciones de aplicarse ya. A partir de hoy el riesgo de que se produzca una infección por una de estas bacterias crece. La enfermedad que genere puede ser de todo tipo, desde leve y asintomática hasta muy peligrosa, pero es un peligro que, hasta ayer, sólo existía como hipótesis, y que hoy es real.

Subo a Elorrio este fin de semana y me cojo el lunes festivo. Descansen y sean muy felices.

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