Mucho tiempo, afortunado,
llevábamos sin que un potente huracán golpeara el caribe y a los países
ribereños de ese cálido mar. De hecho, las últimas temporadas de estos
fenómenos, que van del 1 de mayo al 31 de octubre, han sido anómalas por su
suavidad. Pocas tormentas formadas, escaso desarrollo de la mayoría y muy
pequeños ascensos de categoría. Han sido años muy pacíficos, anormales, en los
que las aguas han estado tranquilas y las lluvias del cielo han sido útiles y
mansas. Pero toda racha, recuérdenlo siempre, se acaba, y en este 2016, que
empezó con la mansedumbre de los precedentes, se despide con una tormenta
colosal.
Matthew ha oscilado
constantemente entre las categorías 3 y 4, recordando siempre que el máximo
establecido es cinco. Cuando tocaba tierra bajaba un peldaño y al volver al
caliente mar que le sirve de combustible lo volvía a ascender. En su
trayectoria impactó primero con el este de Cuba y el oeste de la isla de La
Española, que es donde se encuentra Haití, ese país que si no ve que la
desgracia le llega de lo profundo o desde el cielo lo hace mediante la
corrupción y la dictadura. Aún es pronto para hacer balances de los daños en
Haití, pero lo
que ayer por la mañana no llegaba a cien muertos hoy se eleva ya a trescientos,
y las imágenes que empezamos a ver muestran una destrucción digan de, también,
un terremoto. Casas, muchas de ellas de endeble construcción, que se han
enfrentado a un monstruo capaz de generar ráfagas muy superiores a los 200
kilómetros por hora, y de mover agua y objetos arrancados a esa velocidad, y
que obviamente no han podido resistir el envite de semejante fuerza desatada.
Créanme que no me gustaría hacer la prueba con mi propio piso para ver qué tal
se comporta. Los daños en Cuba aún no están estimados, pero parece que son
cuantiosos, y las víctimas, aunque menos que en Haití, se esperan y recuentan. Tras
esos países han sido Bahamas y sus islas las afectadas por el reactivado huracán
y, desde ayer al mediodía, es la Florida de EEUU la que se encuentra bajo los
efectos de la tormenta. La estimación del paso de Matthew por la costa de EEUU
es muy difícil de precisar, algunos modelos señalan que pudiera adentrarse más
y otros que transitaría paralelo a la línea de costa sin penetrar. En todo es
en las zonas costeras donde se concentra gran parte de la población del estado
y la orden de evacuación tiene todo su sentido. Y
si no echen un vistazo a esta imagen de radar y díganme que aspecto les da, y
si ustedes, residiendo en Palm o Daytona Beach, saldrían corriendo o no. La
población afectada en este caso se eleva a muchos millones de personas, y la
orden de evacuación ha generado inmensos atascos en las ya de por si enormes
autopistas que jalonan cada punto de los EEUU, ofreciendo esas imágenes de
apocalipsis a las que son tan dadas las películas, en las que el sentido de
salida de las ciudades se encuentra colapsado mientras que la entrada apenas es
transitada por algún conductor despistado. Los efectos económicos del parón en
el estado pueden ser intensos, aunque muy difíciles de estimar. Los parques de
atracciones de Disney sitos en esas localizaciones llevan cerrados ya un par de
días y todas las actividades de recreo están suspendidas hasta nuevo aviso. Dada
la zona de ataque, tendremos a nuestra disposición decenas de imágenes y vídeos
de cómo la naturaleza puede enseñar sus garras más duras y, hasta qué punto,
ante ella, muchas de nuestras construcciones y estructuras apenas son capaces
de resistir un “saludo de cortesía”. En la costa también se espera un intenso
efecto producto de las mareas, no sólo por el oleaje, que también, sino por la
subida del nivel del mar derivada de la muy baja presión que ha generado
Matther en su entorno, subida que se estima puede llegar incluso a los cuatro
metros en las zonas más expuestas.
A partir de la zona norte de la costa de Florida
y la costa de Georgia la trayectoria del huracán se vuelve imprecisa. Ahora
mismo los modelos prevén que no continúe se ascensión por las Carolinas y se
vuelva a adentrar en el Atlántico, perdiendo algo de fuerza, en el entorno de
la tarde del Domingo, pero ese pronóstico está siendo revisado casi al minuto,
dada la inmensa complejidad que supone saber por dónde acaba moviéndose un fenómeno
de esta naturaleza. En todo caso toda la costa Este de EEUU sigue en alerta en
su tramo sur, y está por ver los efectos causados. Quizás los medios se centren
más en Florida por proximidad y acceso a imágenes y testimonios, pero casi
seguro que será Haití donde Matthew se convierta en un nombre inolvidablemente
maldito.
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