martes, noviembre 15, 2016

Trump, mentiras y medios de comunicación

Este viernes Ramón Espinar ganó las primarias de Podemos en Madrid, imponiéndose a la candidatura errejonista de Rita Maestre y Tania Sánchez. A Espinar le descubrieron, hace unas semanas, un chanchullo con un piso de protección oficial, con el que especuló gracias a, entre otras cosas, los favores de su padre. Esta noticia, que dio mucho que hablar en los medios, no ha tenido repercusión en la elección de Podemos, si por repercusión entendemos que Espinar hubiera perdido. Podría pensarse incluso que le ha llegado a favorecer, dado que sus fieles se han movilizado en masa. Nunca lo sabremos exactamente.

A escala, el caso Espinar me recuerda mucho a Trump. Por cada delito que le descubrían la magnate, por cada falta, abuso y prueba de indecencia que le era aireada, arreciaba más el ruido de su campaña y los gritos ensordecedores de sus fans, que veían conspiraciones mediáticas por todas partes. Parecía que todo funcionaba al revés de lo establecido, y que esas noticias de delitos y faltas, nada allenianos, que hasta ahora suponían la muerte política del candidato, eran justo lo contrario, más gasolina que echar a las ardientes brasas de sus encolerizados partidarios. Y él, en los mítines, se reía de todos ellos, de los suyos y los demás, despreciaba las noticas sobre sus males y lanzaba nuevas soflamas. El resultado electoral final, que sigue teniéndonos a muchos entre asustados y deprimidos, ha sido, sobre todo, la victoria de esa ira social frente a las noticias de corrupción del candidato y, de rebote, el fracaso de los medios de comunicación, que no supieron, como muchos otros, ver la bola que se estaba organizando y, lo peor, se han mostrado irrelevantes. Portadas y portadas de grandes periódicos de prestigio inmaculado denunciando cada uno de los delitos de Trump, que sólo han servido para que el magnate consiguiera publicidad gratuita y no gastase recursos propios para la campaña. Los lectores de esos medios ya sabían cómo era el personaje, y no le iban a votar, pero se suponía, hasta la semana pasada, que esas cabeceras ejercían una influencia sociológica en los votantes, que iba mucho más allá de su censo de lectores. Ese supuesto se ha mostrado falso, y aún más, contrario a la realidad. Muchos votantes de Trump también lo han hecho para pegar una patada no sólo a lo que ellos llaman el “stablishment” de Washington, su versión de la casta, sino para golpear también a esos medios de comunicación clásicos, que consideran infectados por la corrupción y la mentira. En la era de la presunta información, el ruido de las webs cubre a los medios y resulta ser insuperable. Muchos de los votantes de Trump se informan a través de webs propias, de origen reciente, ideología extrema y llenas de afines a sus teorías. Sólo escuchan lo que aquellos en lo que creen les cuentan, y no salen de ahí. Por lo tanto, lo que el Washington Post o cualquier otra cabecera publique no son nada más que mentiras, calumnias y basuras propagadas por los poderosos que tratan de derribar al candidato del pueblo, al inmaculado, a Trump, a quien porta la incómoda verdad que tanto ofende en los círculos de Washington. Seguro que esta retórica les suena mucho, a expresiones tipo “la máquina del fango” que usaron los afines a Iglesias para calificar las informaciones sobre el piso de Errejón. Y sí, suena tanto que es exactamente lo mismo.

Por ello, el resultado de la victoria de Espianr y, sobre todo, el de Trump, muestra un peligro que hasta ahora ni nos habíamos planteado, que es el de la pérdida de credibilidad de los referentes que, durante décadas, han sido los creadores de la opinión y, también, los que han controlado los excesos del poder. La fragmentación de las audiencias, el sectarismo creciente y la negación de la realidad supone, tras la derrota económica, otro golpe muy serio a la existencia de periódicos y medios serios, que ven como su espacio se achica frente al auge de populistas al mando de micrófonos y webs, que inventan una realidad y, lo peor, tienen un gran mercado donde poder venderla.

No hay comentarios: