miércoles, noviembre 16, 2016

Trump y la burbuja del mercado de bonos


Podemos pasarnos media vida analizando las consecuencias de la victoria de Trump, porque son incontables las facetas de la vida en la que este cambio, potencialmente radical, puede generar efectos. Una de ellas, desde luego, es la economía. Poco se sabe de las ideas del personaje al respecto, más allá de una llamada primaria a la reindustrialización del país, levantamiento de aranceles y medidas punitivas a todo lo que suene extranjero. Unas ideas muy nacionalistas que, de llevarse a la práctica, supondrían mayor pobreza para los estadounidenses y, de rebote, para todos los demás. Confiemos en que no se hagan realidad.
 
Lo que de momento ha desconcertado a muchos es que las bolsas, que el 9 empezaron con grandes pérdidas, se han comportado de una manera extraña. Las americanas no dejan de subir y encadenan máximos históricos con una facilidad y redundancia que asusta, y son las europeas las que más flojean, especialmente la española, que lleva más de un 3% de pérdida desde el día electoral. A lo que pocos están mirando, y es muy importante, es al mercado de bonos, de títulos de deuda pública. Desde la elección de Trump el interés que pagan esos bonos no deja de subir, y las primas de riesgo periféricas también crecen. Y esto es malo, y para un país endeudado como el nuestro, muy malo. Desde hace tiempo se viene hablando de la burbuja del mercado de bonos, burbuja alimentada por las compras de los bancos centrales, que adquieren títulos de deuda sin control, y también cebada por el miedo al riesgo global. Eso hace que particulares y fondos de inversión se lancen a comprarlos sin medida, y el tipo de interés que se obtiene por ellos resulte ridículo, e incluso negativo en muchas ocasiones. Ese interés negativo, irracional, sin sentido, es el reflejo más evidente de esa burbuja de los bonos, que no es sino una forma de decir que se están comprando demasiados por parte de demasiada gente. Tarde o temprano esos bonos alcanzarán su precio más alto (y con él el interés más bajo) y empezará el proceso de venta. Como siempre, el primero que lo haga será el más beneficiado y el último lo perderá todo. Desde hace tiempo se viene advirtiendo por muchos analistas y entidades que ese proceso de desinversión de bonos tendrá que llegar, inexorablemente, y que cuanto más tarde lo haga más violento y peligroso puede ser. Una venta masiva de bonos puede hacer que carteras de inversión de todo el mundo registren grandes pérdidas y que los titulares últimos de esos bonos, los inversores, paguen el pato de la burbuja. Y ya se sabe que en estos asuntos la metáfora del “aterrizaje suave” es exactamente eso, una metáfora, nada cercano a la realidad. Esa venta de bonos también tiene mucha relación con el fenómeno de la inflación, ese monstruo que sigue ahí, escondido, sin que nadie le encuentre aunque se trate de despertar por todas las maneras posibles. Y mira por donde en los últimos meses empiezan a verse tasas de inflación positivas en varias economías occidentales, en parte por la subida de los precios del petróleo desde sus mínimos, pero tasas positivas en todo caso, que hacen ruinosa una inversión en bonos que rente negativo. Ante la inflación, toca vender esos títulos para generar un rendimiento que nos compense la subida de precios.
 
¿Será Trump el desencadenante de este proceso de venta masiva de bonos? Pudiera ser. Su anunciada política económica, a la que antes me refería, también es inflacionaria, y sólo por el hecho de la incertidumbre que genera su presencia puede darse la ocasión para que se genere un proceso de venta que alcance la dimensión necesaria para iniciar el pinchado de la burbuja. O no, que en esto no hay leyes escritas. En todo caso el bono español a 10 años ha pasado del 1,2% al 1,5% en apenas tres días, la mayor subida en bastante tiempo, y recuerden, debiendo como debemos un 100% del PIB, esto puede ser para nosotros un golpe muy duro. Para saber más sobre este asunto, muy importante, lo mejor es que lean a Kike Vázquez, que sabe muchísimo más que yo sobre esto (y sobre otras muchas cosas).

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