lunes, noviembre 06, 2017

MBS ejecuta una gran purga en Arabia Saudí

Tremendo fin de semana en lo que hace a la actualidad informativa, sin que para ello haga falta recurrir a la noticia que lo llena todo y ahoga a las demás. Gracias a ella, lo que son breves en el Telediario son historias enormes que no pueden ser tratadas con la intensidad y tiempo requerido. Es una pena. De entre las de estos dos días la más relevante me parece la acaecida en Arabia Saudí, ese país lejano, tan importante, rico en recursos como atrasado en mentalidad, lleno de príncipes que rigen de manera feudal los destinos de su harén, que es como consideran a toda la nación. Tras dos días convulsos, algunos de esos principitos saudíes han acabado entre rejas.

El sábado por la tarde empezaron a surgir noticias sobre detenciones en Riad, pero no las habituales; mujeres, occidentales, impíos, depravados a los ojos del régimen, extranjeros que trabajan como esclavos, etec. No, en este caso se trataba de algo interno, de un movimiento del poder contra otro poder, es decir, de luchas intestinas en la familia Saud, el clan que fundó el país y lo dirige con mano firme. MBS, que son las siglas de Mohamed Bin Salman, es actualmente el hombre fuerte del régimen. Con poco más de treinta años, hijo del actual monarca, ostenta los cargos de Ministro de Defensa, posee enromes competencias en el área económica y lidera un proyecto para modernizar el país y transformar su economía del actual monocultivo del petróleo hacia un modelo mixto, como ya lo han logrado en parte en los sultanatos de EAU. MBS también tiene una visión menos rigorista del islam, del wahabismo integrista que domina en el país y que el dinero saudí exporta a todo el mundo. Esa visión se traduce en la permisividad a la hora de que las mujeres puedan conducir, caso que ha causado bastante polémica hace unos meses en todo el mundo, e indignación entre los fundamentalistas suníes de Riad (sí, sí, aquí el aperturismo se mide a través de tan estrechas franjas). El movimiento de este pasado sábado fue llevado a cabo por la comisión para la lucha contra la corrupción, o algo así, un ente creado hace apenas un par de días y que preside, vaya vaya, MBS, y se ejecutó de manera rápida y eficaz. Decenas de príncipes, exministros y altos cargos del régimen y afines fueron detenidos bajo acusaciones de corrupción, en lo que ya se interpreta como un golpe de mano de MBS para desactivar movimientos que estarían tratando de desestabilizar su posición. MBS ya acumula un enorme poder dentro del régimen, pero su osadía también le ha generado enemistades, y no sólo por lo que antes he comentado. Apenas sale en las noticias, pero Arabia Saudí sigue embarcada en una cruel guerra en Yemen, su vecino pobre del sur, en la que las atrocidades cometidas por el ejército saudí no van muy a la zaga respecto a las de las huestes de Asad en Siria. Esta guerra, que no avanza, empieza a ser criticada desde esferas privadas y del poder de Riad, no tanto por el coste que supone sino por el riesgo para la seguridad del reino. Hubo rumores el sábado noche de un misil yemení que se acercó a Riad, algo que no había sucedido nunca en los años que llevamos de guerra. En fin, muchos frentes tiene MBS para hacerse con todos los resortes del poder, pero parece que poco a poco los va controlando. Entre los detenidos está Alwalid Bin Talal, una de las mayores fortunas del mundo, ocupa un puesto en torno al cincuenta en la lista Forbes, y que posee enormes inversiones en empresas occidentales que cotizan en Wall Street, por lo que no es descartable algún movimiento en la bolsa neoyorkina tras lo sucedido.


Arabia Saudí es un país trascendental en la zona y estratégico para el planeta. Residencia de los santos lugares del islam, potencia suní enfrentada eternamente a Irám, potencia chií, posee un ejército que no deja de crecer a base de inversiones desaforadas, decididas el último tiempo por, como no, MBS, fruto también de una política expansionista que le sitúa en todos los frentes conflictivos de la región, que son infinitos. Con una población muy joven, ociosa, y una economía que más allá del petróleo no genera riqueza alguna, los retos de aquella monarquía para mantenerse en el poder absoluto y controlar el país con un barril de crudo barato y cada vez más decrépito son inmensos. Mucha atención a lo que allí pase en los próximos años.

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