martes, noviembre 21, 2017

¿Repetirá elecciones Alemania, como ya lo hizo España?

¿Se enfrenta Alemania a una repetición electoral? ¿va a vivir un escenario tan absurdo como el que pasamos los españoles en 2015? No es descartable a día de hoy, una vez que los liberales han anunciado que rompen las negociaciones de la llamada coalición Jamaica, extraña unión de liberales, ecologistas y conservadores, única forma viable de gobierno que se aventuraba posible tras el resultado electoral del pasado septiembre. Está por ver si todo es una pose negociadora, que busca conseguir réditos extra a base de amedrentamientos, pero Merkel ya ha dejado claro que prefiere unas nuevas elecciones a un gobierno en minoría que, por definición, es inestable. Rajoy podría asesorarle sobre cómo hacerlo viable.

Ya en septiembre, tras las elecciones, muchos analistas españoles sacaron a relucir ese concepto de la “amarga victoria” que tanto éxito tuvo en la España de los noventa tras la última victoria del PSOE de Felipe Gonzalez. Un triunfo, sí, pero claramente insuficiente, que dejaba claras grietas y fracturas en el poder. Merke, con su semblante serio, mostraba en la noche electoral de hace dos meses una pose que dejaba a las claras su decepción, su preocupación por unos resultados que no eran los esperados. Antes del verano las encuestas otorgaban una amplia mayoría a su CDU y una derrota clara para los socialdemócratas del SPD. Esto último sucedió, pero no lo primero, ya que la CDU se dejó mucho voto en forma de desilusionados y, sobre todo, ciudadanos que fueron captados por los populistas neonazis de Alternativa por Alemania, que obtuvieron un excelente resultado, o nefasto si se mira por el bien de todos. Con un SPD en mínimos históricos y renunciando expresamente a una nueva gran coalición, la alternativa Jamaica parecía la única posible, y desde ese día la política alemana entró en un impasse que empieza a paralizar al conjunto de Europa. Era clave este año 2017, con las elecciones francesas y alemanas, para relanzar la UE o sentenciarla, según el resultado de ambos comicios. Curiosamente los franceses, que eran los que presentaban peor aspecto, resultaron ser los más beneficiosos para la UE y la política global, tras la derrota del populismo a cargo de un advenedizo, Macron, que encarna la esperanza de un mundo abierto, global y moderno. Y las alemanas, que se presumían certeras y sin incertidumbre, se están convirtiendo en un problema que crece día a día. Si Merkel estuviera ya en el poder, y con estabilidad, su alianza con Macron sería una gran fuerza para relanzar la Unión, empezar a reformarla y luchar de manera decidida contra los populismos, separatistas en Cataluña, de extrema derecha en Polonia y otras naciones del este, que surgen con fuerza, y todo ello con el Brexit de fondo. Aunque muy distintos, Macron y Merkel, alguien seguro que ya los ha apodado M&M, poseen una visión de lo que quieren para Europa, tienen una idea de futuro. Nos podrá gustar más o menos, ser más audaz o parecernos insuficiente, pero algo tienen en mente. Si uno pregunta en Moncloa, en el Quirinal de Roma o Helsinki nadie le va a contestar sobre la Europa que quiere construir, porque parece que nadie se la ha llegado a plantear. Ese liderazgo compartido, esencial para construir, se enfrenta ahora al riesgo de la parálisis permanente, en esta ocasión muy lejos del espíritu de la movida, y esa parálisis es lo que menos necesitamos de cara a un futuro lleno de oportunidades si, pero también retos y amenazas por doquier. China parece tener muy claro qué es lo que quiere en el futuro, EEUU con Trump al frente se repliega y deja de ser un socio fiable, y Europa, o se espabila, o se convertirá en un apéndice comercial del futuro global, recibiendo millones de turistas que dejan dinero para disfrutar de nuestra espléndida decadencia. O nos espabilamos todos o nos comen.


No es broma, Rajpy debiera hablar con Merkel y asesorarle para salir de este atolladero, y ver qué escenario es el mejor para ella y Alemania en su conjunto. Nuestras segundas elecciones fueron una muestra de fracaso, y como uno de enormes dimensiones se verían, de producirse, en la eficiente Germania. ¿Qué efecto tendría sobre el voto populista una repetición? ¿Aumentaría aún más? Esa es una de las preocupaciones que gravita sobre muchas cabezas en el Berlín oficial. Vamos a confiar en que finalmente haya un acuerdo porque, de lo contrario, y como mínimo, una repetición electoral nos haría perder un tiempo precioso, que no tenemos.

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