jueves, febrero 22, 2018

Se ha muerto Forges

Es peligroso arrancar la mañana con el sonido de las noticias. Te levantas, vas a la sala, pones la televisión y puedes recibir un golpe que te deja seco y deshecho para el resto de la jornada, quizás para mucho más tiempo. En 2016 fueron varias las ocasiones políticas que nos despertaron con sabor a angustia y derrota, Brexit y Trump por ejemplo. La muerte de alguien cercano, que apenas conocías en persona, pero que llevas toda la vida con él, es mucho mucho peos. El 8 de febrero de 2017 me levanté y supe que había muerto Jose Luís Pérez de Arteaga. Hoy me he vuelto a levantar y, como diría Mecano, no debí hacerlo. Ha muerto Forges, a los 76 años, de un cáncer detectado hace poco más de uno. El humor gráfico, la vida, ya no será igual.

No conozco a nadie que no haya tenido un ataque de risa al ver sus chistes, que no eran especialmente cómicos en lo que contaban, pero sí en el fondo que describían, Todos nos hemos visto retratados una y mil veces en el absurdo de sus viñetas, en unos personajes geniales que nos retrataban hasta el fondo, que nos hacían reír, sí, pero que al poco te llevaban a la melancolía más profunda e intensa, porque sabías que el genio había logrado que te rieras de tus defectos, tus fallos, tus angustias. Mariano, Concha, los Blasillos, las viejas de la aldea, los náufragos, el becario y el jefazo explotador… personajes que cada uno podemos considerar de nuestra familia, que hemos visto una y mil veces recreando escenas que hemos vivido en carne propia, que podemos relatar una y otra vez y que, en ese momento, las calificamos como propias de un chiste de Forges. La vida laboral, la política, especialmente la social… no hay faceta de la España del último medio siglo que no haya sido diseccionada por el maestro sin que quede completamente al descubierto. Ver un chiste de Forges y reírse es, en cierto modo, acudir a una lección magistral de sociología, en la que el dibujante lograba, con unos personajes apenas definidos en cuatro trazos y grandes narices, describirnos a todos. No creo que haya una oficina o centro de trabajo en España en el que no cuelgue un chiste de Forges, casa en la que alguna de sus viñetas o libros se encuentre presente y memoria de viñetas que nos trasciendan. Junto con Ibáñez y sus maravillosos Mortadelo y Filemón, Forges era, sin duda, el viñetista más famoso de este país y el que llegaba a una mayor franja de población. Su humor era más adulto, pero sólo por el hecho de que tocaba sobre todo materias adultas, como la política y las crisis económicas y sociales. En muchas ocasiones sus viñetas eran editoriales, estaban cargadas de profundas convicciones políticas, con las que uno podía estar de acuerdo o no, pero que no dejaban indiferente, hacían pensar y conmovían. Que me venga a la memoria, sólo Mafalda como personaje era capaz de llegar a ese grado de compromiso social y gracia humorística, que es quizás lo que todo viñetista de prensa aspira a alcanzar. Los dibujos de los periódicos, que algunos consideran un género menor, son en muchas ocasiones la más cincelada obra de arte de toda la edición, y es maestro el que, con trazos, espacio cerrado y pocas letras, es capaz de conmover, hacer reír y pensar. Nunca nada de lo que yo pueda escribir estará a la altura de las reflexiones de las viñetas de Forges y, desde luego, por mucho que me empeñe, alcanzaré la más mínima gracia en comparación a cualquier de sus viñetas. Funcionarios, matrimonios, empleados, pensadores, políticos de la actualidad, amas de casa, agobiados trabajadores, esa mujer que siempre leía en el sofá y no se animaba a acompañar a su marido a bajar la basura, quitando así oportunidades de salir juntos a la pareja... hoy están todos en el cielo del humor y la memoria.


Colaborador habitual de Pepa Fernández en No es un Día Cualquiera, de Radio Nacional, llevaba Forges más de un año sin salir en antena y, en ocasiones, Pepa le mandaba un fuerte abrazo, lo que nos hacía sospechar a muchos de que algo no iba bien. Y así ha sido. El País, su casa de casi toda la vida, y TVE, donde aprendió y pasó tantos años, están hoy de luto. La verdad es que creo que hoy todo este país lleva un luto prendido en su corazón, al saber que mañana ya no habrá viñetas de Forges, al descubrir que tendremos que seguir adelante sin su diaria dosis de humor y reflexión, que para muchos, desde luego para mi, era de visión obligada antes de hacer casi nada. No descanses allá donde vayas, genio. Sigue con pinceles, quizás traces en las nubes narizotas de desolados curritos que llegan a casa y sólo desean esconderse de la realidad. Seguro que sigues dibujándolos.

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