viernes, marzo 22, 2019

Movistar quiere ser fintech


Con la crisis financiera de 2008 se generaron, o agravaron, tres tendencias que, desde entonces, condicionan el negocio bancario y lo convierten en un nicho nada atractivo. Una es la del derrumbe de los tipos de interés, y el efecto que eso genera en un operador que vive del margen de intermediación, ya que su beneficio surge de la diferencia entre lo que cobra por prestar y lo que paga por custodiar los ahorros. Con tipos nulos y rentabilidad de depósitos agotada el margen bancario se derrumba. Otro proceso es el de la rigidez normativa, cada vez mayor y más exigente, para evitar desmanes y controlar a un sector que hizo creer en la autorregulación pero que demostró que eso era una falacia. Un banco empieza a parecerse en su forma de ser a un Ministerio.

El tercer factor, que venía de antes y va a más cada día, es el de la digitalización. Las tecnologías de la información afectan a todos los sectores, y el bancario no puede excluirse. De hecho es uno de los más intensivos en su uso desde la aparición de los ordenadores. Las aplicaciones y servicios webs han hecho que el papel de las sucursales se reduzca día a día y que el personal que trabaja en ellas vea su futuro muy mermado. Pero el caballo de batalla de la digitalización son las llamadas fintech, compañías puramente tecnológicas que pueden entrar en el negocio financiero porque conocen a los usuarios mejor que su madre, saben lo que hacen en cada momento, lo que desean comprar, lo que gastan y lo que ingresan. Siempre se ha pensado que Amazon sería una de las que primero se embarcaría en este sector, y muchos creíamos que la aparición de un botón gritando “te lo financio” en su web a la hora de hacer las compras sería a revolución que dejaría temblando a las entidades financieras. De momento ese paso no ha llegado, que yo sepa, y pese a que hace un par de años Facebook obtuvo licencia bancaria en España, los múltiples rumores sobre el uso financiero de sus aplicaciones, como la propia red social o Whatsapp, no acaban de concretarse en un servicio novedoso. Ayer se supo que la que quiere lanzarse a este mundo es Movistar, el nombre comercial de Telefónica, que agrupa a todas sus marcas. En asociación con Caixabank, va a lanzar una línea de créditos para sus clientes por pequeños importes, del entorno de los 4.000 euros, se supone que destinados principalmente al consumo. Esos créditos poseen unos intereses cuya TAE supera ampliamente el 10%, por lo que son de lo más ruinoso para los clientes que los contraten y de lo más rentable para la operadora si consigue colocarlos. Todo parece indicar que este es el primer paso en el proceso de crear una entidad propia, Movistar Money lo han llamado, que vaya creando un ecosistema financiero de préstamos y créditos, primero dirigido en exclusiva a los actuales clientes de Movistar, pero que luego saltaría al mercado general, convirtiéndose así en un nuevo actor, en competencia directa con las entidades financieras puras y las empresas que ya hoy en día se dedican en exclusiva al crédito rápido (y carísimo) al consumo. No consta que este servicio de Movistar vaya a ser una entidad bancaria como tal, porque eso implicaría la aceptación y custodia de depósitos y el uso, por tanto, de una ficha bancaria otorgada por el Banco de España, pero parece obvio que la compañía quiere explorar un nuevo nicho de mercado y sacar rentabilidad a sus datos, nuestros datos, con los que opera sin cesar. En la sede del barrio madrileño de Las Tablas conocen como la palma de la mano a sus clientes, nos tienen monitorizados y no pueden dejar escapar la oportunidad de sacar dinero de unos comportamientos que analizan en detalle. El big data, entre otra muchas cosas, sirve para eso, y para eso es por lo que las empresas están invirtiendo en él.

¿Deben preocuparse los bancos por estos movimientos? La respuesta obvia es que sí, aunque cuentan con la enorme ventaja de saber mucho mejor que estos nuevos competidores cómo funciona el negocio financiero y cómo sacarle hasta el último céntimo de rentabilidad. De todas maneras ya hemos visto que la irrupción de la digitalización masiva ha transformado por completo aquellos sectores a los que ha llegado, y las finanzas no serán una excepción. ¿Hacia dónde se encamina el sector? ¿Serán estos nuevos actores, u otros aún por desarrollar, la competencia de la banca comercial de toda la vida? ¿Se reinventarán los bancos para competir? Todo está por ver, hagan sus apuestas. De momento, consejo, nunca pida un crédito al consumo en ninguna parte, es una ruina para usted.

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