Estos
últimos días se ha celebrado en Madrid y Málaga el festival eñe, una serie de encuentros
con la literatura de fondo que han reunido a autores entorno a un sofá para
debatir sobre su obra, el mundo literario, cuáles son sus inspiraciones, etc.
Organizado por Sergio del Molino, es un festival que empieza a coger vuelo y
que ofrece momentos más que interesantes, en los que se dicen verdades y, sobre
todo, se trata al asistente, al lector, como un sujeto inteligente, ajeno a
consignas de todo tipo. He podido asistir a algunos de los encuentros
celebrados en Madrid, no ha todos, y quiero destacar dos de los que tuvieron
lugar el sábado por la tarde.
Muy
distintos entre sí, pero unidos por un mismo amor a las letras, Carlos Alsina y
Javier Cercas compartieron escenario pero a horas muy distintas. El locutor
radiofónico abrió una tarde de sábado que iba a ser larga, entrevistado por
Karina Saínz Borgo, en una charla que, obviamente, tuvo mucho más de radio que
de libros, pero no poco de letras, lecturas y reflexiones. Se define a sí mismo
Alsina no como locutor, sino como creador de programas de radio, y es cierto
que en su programa abundan lo que se denominan ficciones sonoras, relatos en
los que se dramatiza un texto o se crea una realidad alternativa basándose en
la actualidad. Alsina optó desde hace tiempo por una visión rigurosa de las
noticias, como no podía ser de otra manera, pero insertándolas en un relato de
tono literario, en el que los recursos, la ironía y la gestión de la trama son
elementos imprescindibles. Como él señaló, a veces ese componente externo debe
ser reducido a la mínima expresión cuando la crudeza de las noticias así lo
requiere, pero trata de mantenerlo en la medida de lo posible. Y en todo
momento apela al espectador para que, con esa información, saque sus
conclusiones. Alsina hace monólogos, pero no editorializa. No dicta una postura
ideológica ante los hechos, no emana consignas, no lee argumentarios
prefabricados de partidos. Cuando empieza a opinar intuye uno sobre qué lo va a
hacer, dada la actualidad del día, pero duda sobre qué postura adoptará, y eso
ya es de una valía enorme en un país en el que todo es izquierda o derecha y no
hay manera de salirse de esa trinchera. No adopta el papel de intelectual, pero
sí le da al intelecto, y hace que sus oyentes deban usarlo, y por eso es más
acreedor de esa figura de pensante público que muchos que van de ello y sólo
saben repartir soflamas. Javier Cercas, excelente escritor, que recibió de
manos de Sergio el premio del festival, sí es un intelectual en el sentido
clásico del término, de aquel que desde una posición intelectual o cultural
opina sobre la actualidad y expresa su punto de vista, ideológico y moral.
Busca crear una corriente de opinión en sus artículos y posiciones púbicas, que
no en su obra literaria. Sus libros son excelentes, complejos, de lectura densa
que ofrece un gran fruto, y no dejan indiferente a casi nadie. Autor centrado
en el mundo de la autoficción, acaba de publicar una novela policiaca, premiada
con el Planeta, que también se relaciona, a su manera, con las anteriores
obras. En la charla que tuvo con Sergio, que fue un auténtico lujo, Cercas habló
mucho de su obra, del por qué escribe como escribe y sobre lo que escribe, del
papel de su familia y la búsqueda del héroe en todo su discurso narrativo, y la
necesidad de separar el plano literario del personal. En su anterior último
libro, explora la vida de un familiar suyo, falangista, que muere en la batalla
del Ebro luchando con el bando franquista. Cercas, que es de izquierdas, no
quiere asumir ese pasado en su familia, pero lo hace, y descubre que su
familiar era una persona con ideales, con razones, que escogió el bando
equivocado, pero que no por ello debe ser despreciado como persona, como no
debe serlo ninguna. Cercas, en esa novela, se desnuda, desnuda a su familia y
deja desnudos a los que viven llenos de prejuicios ideológicos y anteojeras
mentales. A su manera, hace lo mismo que Alsina con sus monólogos.
Dijo
que no quería, pero acabó hablando el bueno de Javier sobre Cataluña, y el
secuestro de la sociedad que allí se ha producido por parte de un grupo de
intransigentes, de exaltados, que buscan destruir la democracia sin dejar de
nombrarla en todo momento. “En el 36 había que escoger el bando correcto, ahora
también” señaló. Y nuevamente puso el intelecto al servicio de la
intelectualidad, justo lo
que denunciaba en su columna de ayer al señalar a esos presuntos intelectuales,
que van de ello, pero disfrutan de la revolución ajena y sus destrozos si son
otros los afectados. Hubo inteligencia y lucidez para dar y regalar el sábado por
la tarde en el festival eñe, y sólo por eso debieran ser infinitas las gracias
que hay que dar a Sergio del Molino y demás participantes.
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