lunes, noviembre 18, 2019

Alsina, Cercas y los intelectuales


Estos últimos días se ha celebrado en Madrid y Málaga el festival eñe, una serie de encuentros con la literatura de fondo que han reunido a autores entorno a un sofá para debatir sobre su obra, el mundo literario, cuáles son sus inspiraciones, etc. Organizado por Sergio del Molino, es un festival que empieza a coger vuelo y que ofrece momentos más que interesantes, en los que se dicen verdades y, sobre todo, se trata al asistente, al lector, como un sujeto inteligente, ajeno a consignas de todo tipo. He podido asistir a algunos de los encuentros celebrados en Madrid, no ha todos, y quiero destacar dos de los que tuvieron lugar el sábado por la tarde.

Muy distintos entre sí, pero unidos por un mismo amor a las letras, Carlos Alsina y Javier Cercas compartieron escenario pero a horas muy distintas. El locutor radiofónico abrió una tarde de sábado que iba a ser larga, entrevistado por Karina Saínz Borgo, en una charla que, obviamente, tuvo mucho más de radio que de libros, pero no poco de letras, lecturas y reflexiones. Se define a sí mismo Alsina no como locutor, sino como creador de programas de radio, y es cierto que en su programa abundan lo que se denominan ficciones sonoras, relatos en los que se dramatiza un texto o se crea una realidad alternativa basándose en la actualidad. Alsina optó desde hace tiempo por una visión rigurosa de las noticias, como no podía ser de otra manera, pero insertándolas en un relato de tono literario, en el que los recursos, la ironía y la gestión de la trama son elementos imprescindibles. Como él señaló, a veces ese componente externo debe ser reducido a la mínima expresión cuando la crudeza de las noticias así lo requiere, pero trata de mantenerlo en la medida de lo posible. Y en todo momento apela al espectador para que, con esa información, saque sus conclusiones. Alsina hace monólogos, pero no editorializa. No dicta una postura ideológica ante los hechos, no emana consignas, no lee argumentarios prefabricados de partidos. Cuando empieza a opinar intuye uno sobre qué lo va a hacer, dada la actualidad del día, pero duda sobre qué postura adoptará, y eso ya es de una valía enorme en un país en el que todo es izquierda o derecha y no hay manera de salirse de esa trinchera. No adopta el papel de intelectual, pero sí le da al intelecto, y hace que sus oyentes deban usarlo, y por eso es más acreedor de esa figura de pensante público que muchos que van de ello y sólo saben repartir soflamas. Javier Cercas, excelente escritor, que recibió de manos de Sergio el premio del festival, sí es un intelectual en el sentido clásico del término, de aquel que desde una posición intelectual o cultural opina sobre la actualidad y expresa su punto de vista, ideológico y moral. Busca crear una corriente de opinión en sus artículos y posiciones púbicas, que no en su obra literaria. Sus libros son excelentes, complejos, de lectura densa que ofrece un gran fruto, y no dejan indiferente a casi nadie. Autor centrado en el mundo de la autoficción, acaba de publicar una novela policiaca, premiada con el Planeta, que también se relaciona, a su manera, con las anteriores obras. En la charla que tuvo con Sergio, que fue un auténtico lujo, Cercas habló mucho de su obra, del por qué escribe como escribe y sobre lo que escribe, del papel de su familia y la búsqueda del héroe en todo su discurso narrativo, y la necesidad de separar el plano literario del personal. En su anterior último libro, explora la vida de un familiar suyo, falangista, que muere en la batalla del Ebro luchando con el bando franquista. Cercas, que es de izquierdas, no quiere asumir ese pasado en su familia, pero lo hace, y descubre que su familiar era una persona con ideales, con razones, que escogió el bando equivocado, pero que no por ello debe ser despreciado como persona, como no debe serlo ninguna. Cercas, en esa novela, se desnuda, desnuda a su familia y deja desnudos a los que viven llenos de prejuicios ideológicos y anteojeras mentales. A su manera, hace lo mismo que Alsina con sus monólogos.

Dijo que no quería, pero acabó hablando el bueno de Javier sobre Cataluña, y el secuestro de la sociedad que allí se ha producido por parte de un grupo de intransigentes, de exaltados, que buscan destruir la democracia sin dejar de nombrarla en todo momento. “En el 36 había que escoger el bando correcto, ahora también” señaló. Y nuevamente puso el intelecto al servicio de la intelectualidad, justo lo que denunciaba en su columna de ayer al señalar a esos presuntos intelectuales, que van de ello, pero disfrutan de la revolución ajena y sus destrozos si son otros los afectados. Hubo inteligencia y lucidez para dar y regalar el sábado por la tarde en el festival eñe, y sólo por eso debieran ser infinitas las gracias que hay que dar a Sergio del Molino y demás participantes.

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