martes, febrero 11, 2020

Parásitos hace historia en los Oscar


Independientemente del palmarés final, esta edición de los Oscar ha contado con un plantel de películas de alta calidad como no se recuerda en mucho tiempo. Es difícil escoger entre varias de las candidatas a mejor película. Érase una vez en Hollywood, de Tarantino, que no he visto, es alabada por todo el mundo, y puedo decir de primera mano que 1917, Joker y El Irlandés son excelentes películas. Cualquiera de las cuatro (no he visto Le Mans, Mujercitas y sí Jojo Rabbitt, que está bien pero creo que un escalón por debajo) podría ser escogida como la menor cinta del año y el galardón, en lo artístico, sería irreprochable.

Pero todas ellas han sido derrotadas por un film surcoreano titulado Parásitos, que es un espectáculo absorbente de tensión, crítica social e intriga que te deja aplastado en la butaca tanto por lo que cuenta como por la intensidad y brillantez como lo hace. Cuando se estrenó en salas era reticente a ir a verla, por dos motivos. El cine coreano no me llama mucho y era la cinta premiada en Cannes, y eso, los premios de los festivales, puede ser a veces señal de que estamos ante una obra de autor que sólo el autor es capaz de entender y degustar. Pero empecé a leer críticas y todas eran tan elogiosas que me picó la curiosidad. Un comentario de MJBP, una buena amiga del trabajo, elogiándola plenamente, hizo que finalmente me decidiera a verla, y acudí con escasas expectativas, con la idea de presenciar algo experimental. Y no. Lo que se desplegó ante mi era un ejercicio de puro cine, una historia de lo más interesante excelentemente narrada. Sólo por eso ya es disfrutable, pero es que, además, parásitos supone una mezcla de géneros que permite observar la cinta desde muchos planos distintos y sacar de ella casi lo que uno desee. Los que quieran la picaresca tienen ante sí un divertido juego de estafas y engaños, los que busquen crítica social encontrarán una denuncia de las desigualdades elaborada con una inteligencia y ausencia de maniqueísmo digan del mejor y más honesto analista, y los que quieran tensión y acción podrán sentir como la trama se retuerce de una manera tan intensa que lo que parecía un pasatiempo lleva a convertirse en algo realmente terrorífico. El ritmo de la cinta no decae en ningún momento y el plantel de actores borda cada uno de los papeles, sin que puede citarles el nombre de ninguno de los protagonistas, que no me suenan de nada, pero que dan una lección de interpretación en cada uno de los planos. La cámara es ágil y le lleva al espectador por distintos barrios de una megalópolis como Seúl en la que conviven millonarios envueltos en burbujas ajardinadas en lo alto de las colinas con densos barrios de infraviviendas, con zonas en las que la lluvia es un regalo y con arrabales en los que una tormenta puede ser una pesadilla que destroce vidas y enseres. Los planos interiores y de exterior son de una gran belleza pero, sobre todo, de un dinamismo que hace que la historia avance sin cesar en una secuencia de escenas en las que llega un momento en el que el espectador empieza a sentir que se le ha subido a una montaña rusa de acción. No hay superhéroes, ni falta que hacen. El Oscar que también le han otorgado al guión original es el reconocimiento a los creadores de una historia que es brillante en su concepción y desarrollo, basada en una premisa poco original (la envidia que sienten los pobres de los ricos) pero que está llena de matices y giros que la enredan hasta el clímax. Salí del cine convertido a la fe parásita, y desde entonces se la recomiendo a todo el mundo, y desde que se conocieron las nominaciones me parecía posible que se llevara el premio frente al resto de candidatas, como finalmente ha sido, en una decisión histórica, porque por primera vez el Oscar a mejor película se otorga a una cinta no inglesa, con subtítulos. El premio es muy merecido y eleva tanto a la película como al galardón que recibe.

Un apunte colateral sobre los prejuicios. Todos los tenemos, y este que les escribe también. Si finalmente me hubiera llevado por ellos me habría perdido esta película y, la verdad, sería un grave error, por lo que tengo que agradecer a MJBP su recomendación y a los críticos que la alabaron. Y también me toca hacer una reflexión sobre el hecho de que, si hubiera sido sólo por mi, a lo mejor no la hubiera visto. ¿Cuántas decisiones tomamos al día en función de presunciones propias que son erróneas y nos hacen cometer equivocaciones? En ocasiones acertamos, pero en no pocas, esos prejuicios anidados en nuestro interior actúan como, precisamente, parásitos, chupándonos vida y oportunidades. Regálense esta película y luego, si eso, si les queda tiempo tras su disfrute, reflexionen.

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