miércoles, febrero 05, 2020

El desastre demócrata de Iowa


No es Iowa el estado más representativo de EEUU, aunque sí encarna el interior de un país en el que la granja y la tierra son modo y forma de vida, dispersas entre la infinitud de paisajes que no se acaban nunca. No muy poblado, y con el maíz y la soja como principales productos de su industria, cada cuatro años el ojo político del mundo se centra ahí porque es el primer lugar en el que se celebran los caucus, un sistema arcaico de asambleas locales para determinar los representantes de ese estado para las convenciones de los partidos demócrata y republicano. Es el ser el primero el que le da la relevancia y, en no pocas ocasiones, el poder para determinar tendencias, crear candidatos o generar problemas en presuntos favoritos.

Dos días después de la celebración de los citados caucus de iowa, aún hay dudas sobre quién ha sido el ganador, pero resulta obvio que el claro derrotado no es otro que el partido demócrata. Dividido entre multitud de candidatos, los problemas técnicos que están retrasando el escrutinio y la sensación de caos que se ha generado es, sin duda alguna, un duro golpe para el conjunto de esa formación, que es la que tiene que escoger candidato para enfrentarse al actual presidente. Los republicanos, que ahora mandan, también realizan el proceso de primarias, pero sin aliciente alguno, porque es tradición que el candidato que se presenta a la reelección apenas cuenta con oposición en su partido y todo ese proceso de primarias es un mero trámite para que el vigente presidente visite localidades que apenas ha pisado a lo largo de su mandato. Por cierto, si los demócratas son los perdedores del caos de Iowa, son los republicanos los grandes beneficiados de la monumental chapuza en que se ha convertido esa cita política, e imagino a Trump muerto de risa en la Casa Blanca, con toda la razón del mundo, insultando sin cesar a los inútiles que han convertido al partido de los burros en el hazmerreír de medio mundo. Se dice que todo se ha debido a una aplicación de móvil utilizada para remitir los resultados y recontarlos, no suficientemente testada, que ha fallado, pero sea esa o no, la sensación general es de frustración ante la incapacidad organizativa del partido, y dado como corren los bulos en estos tiempos, la mejor excusa para reducir la legitimidad de los resultados, cuando se disponga de los mismos. Acusaciones de fraude, amaños, intento por parte de algunos dirigentes demócratas de alterar los resultados que se iban conociendo… puede usted escoger entre un ramillete de teorías conspirativas en las que, esta vez, los rusos parecen pesar poco porque visto lo visto no hace falta mucha injerencia extranjera para sabotear unos comicios norteamericanos. Sí, me dirán que no es lo mismo, pero en España nos hemos acostumbrado a la extraña situación de que, apenas pasadas dos horas del cierre de las urnas en unas elecciones, tenemos un resultado que suele estar ya basado en más de la mitad del escrutinio completo del voto, sin asomo de problemas ni incidencias destacables. En esto somos de una eficiencia digna de ser admirable, de las mejores del mundo. Pese a ello, no lo dude, serán algunos de los que han organizado este caos en Iowa los que sigan dictando sentencia sobre la limpieza de los procesos electorales de medio mundo y la legitimidad de los mismos, en base a un historial de recuento de votos que no es mucho más serio que el de la elección de delegado de cualquier clase de instituto, donde ella era un milagro que el número de votos emitidos no superase por mucho al de alumnos presentes. Mucho, mucho, mucho va a tener que recapacitar la formación demócrata para superar el baldón con el que se ha coronado en Iowa y que, aún más, aumenta las probabilidades de que Trump sea reelegido en noviembre, sea cual sea el candidato contra el que se enfrente.

Los resultados. Con el 62% escrutado, dos días después, el ganador demócrata, por los pelos, es el novato Pete Buttigieg, poseedor de un apellido que va a desesperar a casi todos los periodistas, seguido muy de cerca por Sanders, Warren en tercer lugar y Biden en cuarto. Este resultado se aleja de las encuestas nacionales, que ponen a Biden como favorito a la nominación. Recordemos también que a estos caucus no se presenta Bloomberg, que se centra en el supermartes de marzo, por lo que todo está aún más confuso de lo que estaba antes. Eso sí, Buttigieg, poseedor de una biografía chocante y de lo más propicia para la carrera política, se une al carro de grandes favoritos, y puede llegar a dar la campanada de la nominación. Sigan su carrera, merece mucho la pena.

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