miércoles, mayo 20, 2020

Ciudadanos en la encrucijada


A medida que Sánchez ha ido prorrogando los estados de alarma se ha visto la enorme debilidad parlamentaria que lo sostiene. Actúa Sánchez con las formas y aspectos de presidente absoluto, pero cada votación en el Congreso muestra que conseguir la mayoría absoluta necesita un esfuerzo enorme, y que nada está garantizado. Sus presuntos socios, compañías tan poco aconsejables como Esquerra, le dejan tirado a las primeras de cambio y muestran que Sánchez es para ellos poco más que un tonto útil para poder exprimir a voluntad. Esto exige que la fábrica de propaganda de Moncloa cada vez se esfuerce más para ocultar lo obvio.

En la sesión del Congreso de hoy la prórroga que va a salir es de quince días, no el mes deseado por Sánchez, y gracias nuevamente al voto de Ciudadanos, un partido que arriesga mucho con esta posición pero que repite apoyo, como lo hizo ya hace dos semanas. De la mano de Arrimadas Ciudadanos ha adquirido un perfil distinto y se muestra como un partido pactista, que es por cierto para lo que nació, y desde la pequeña posición que ocupa en el Congreso, fruto de su desastre electoral de noviembre del año pasado, busca sacar un rendimiento a sus escaños. Lo cierto es que la posición de los naranjas es bastante incómoda. Por un lado saben que acordar con el gobierno medidas económicas de urgencia y mantener el estado de alarma mientras la movilidad deba estar restringida es algo necesario para el bien común de todo el país, pero a la vez corren el riesgo de que, pasada la alarma, Sánchez y los suyos vuelvan a dejar el sentido común en la cuneta y retomen las conversaciones con los independentistas catalanes para tratar de acordar todo tipo de cosas ilegales. Jugar en medio de dos orillas es un juego peligroso, porque al final quedas lejos de ambas y corres el riesgo de que desde todos lados te miren mal, pero creo que Ciudadanos está haciendo lo que debe hacer. Hace ahora un año, sólo un año que parece un siglo, con un resultado electoral excelente en abril, el Ciudadanos de Rivera erró de estrategia. Quizás el PSOE no quiso nunca pactar con él, pero se equivocó el dirigente naranja al no ofrecerse y dejar en evidencia la estrategia socialista. A Rivera se le abrió la posibilidad de superar al PP y eso le obnubiló, le llevó a soñar con un sorpasso en la derecha que era tan difícil como ilógico, pero en ello empeñó sus fuerzas. En la repetición electoral Ciudadanos sufrió una sangría espectacular, rivera se fue, y Arrimadas se ha hecho con el control de una formación famélica en el Congreso, pero que tiene que lograr dar valor a su apenas decena de escaños. Desde el acuerdo de hace dos semanas han sido muchas las críticas que se han lanzado sobre Arrimadas, la mayoría de ellas, como siempre, de personajes y sectores que nunca irían a votarla, hiciera lo que hiciese, pero también ha habido críticas internas, con la renuncia de caras muy visibles de la formación, como Juan Carlos Giraulta hace unas semanas y ayer mismo Marcos de Quinto, tras el acuerdo que hoy refrendará en su última votación como diputado. Sin duda esto debe ser duro para Arrimadas y su equipo, pero la política no es amable, sino una descarnada lucha por el poder, donde priman los intereses particulares y poco más. El cinismo vive a sus anchas en las dirigencias de los partidos, y esto es algo que todos debiéramos tener muy claro.

¿Saldrá beneficiado Ciudadanos, política y electoralmente, de estos movimientos? Es difícil saberlo, pero en el estado de semiruina en el que se encuentra poco importa empeorar un poco más. Es cruel este país, en el que la sociedad demanda constantemente pactos y acuerdos, pero que a la vez critica con saña a quienes a entendimiento llegan. Arrimadas está demostrando ser valiente y jugar de manera arriesgada. Cierto que eso no le garantiza recompensa futura, pero tampoco lo haría quizás en caso de mantenerse enquistada en sus posiciones. En todo caso, siendo la única mujer dirigente de un partido nacional, está demostrando tener bastante más “huevos” que muchos de los que junto a ella se sientan en el Congreso, y eso ya es mucho decir.

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