miércoles, marzo 31, 2021

Las letras de la vida

Ayer me enteré que, en GitHub, un repositorio de información compartida disponible en internet, se ha colgado la secuencia genética de la vacuna de ARN mensajero que utiliza la farmacéutica Pfizer. Es un código que puede verse aquí que contiene las instrucciones para que las células humanas puedan fabricar la espícula que permite al coronavirus acceder al interior de las mismas, para que pueda ser reconocido por los anticuerpos y atacado, de tal manera que si luego el virus completo se encuentra con la célula sea identificado como agresor y, ya conociendo la llave que usa para acceder a la cerradura celular, esta se cierre. Es una idea tan ingeniosa como brillante, y llevarla a cabo es posible gracias a los avances en genómica y tecnología.

Si uno observa el código puede comprobar que se compone de secuencias de las cuatro maravillosas letras en las que se escribe la cadena de ADN, las A, T , C y G que todo lo codifican. Y esto nos vuelve a recordar un dato fundamental de la vida conocida, que a veces obviamos, pero que es trascendental. Todo lo que conocemos como vida, desde usted hasta la planta que riega por las mañanas, desde el mosquito que en estas tardes de calima zumba junto a sus oídos hasta el liquen que se agarra a las piedras, desde la más desconocida criatura abisal hasta el jilguero común, incluso los incomprensibles diputados autonómicos y secretarios generales de los partidos, todos, somos biológicamente iguales. Todos somos máquinas biológicas construidas a través de las instrucciones de ADN que se encuentran en su interior, que son leídas por cadenas de ARN mensajero y que se traducen en proteínas, que es lo que nos conforma. Secuencias de miles, millones de combinaciones de A, T, C y G son capaces de crear toda la diversidad biológica que contemplamos a nuestro alrededor, toda, que en el fondo no es sino incontables variantes de combinatoria de esos elementos. Y toda la vida que ha existido en la tierra en el pasado, desde que hace cientos de millones de años ese concepto tan difícil de definir se puso en marcha, son así mismo variantes del mismo juego. Resulta asombroso saber que hasta que Watso n y Crick descubrieron la estructura del ADn nadie tenía ni idea de cómo se transmitían los caracteres en la descendencia, aunque era evidente esa transmisión, y que Darwin, al descubrir su teoría de la evolución, carecía de todo conocimiento sobre la manera en la que realmente las especies pasan las características entre las generaciones, o cual es el origen de las mutaciones (errores de copiado o roturas en la cadena de ADN) que hacen que, de repente, un espécimen posea una característica distinta, que le puede ser beneficiosa o no. Uno de los grandes problemas conceptuales que tenemos a la hora de encontrar vida fuera de nuestro planeta es que, como les comento, sólo tenemos un modelo de vida conocido, el basado en el ADN, por lo que si nos encontramos con estructuras que realizan actos compatibles con lo que llamamos vivir (en general, y dicho en bruto, posesión de una barrera frente al exterior, lucha contra la segunda ley de la termodinámica y capacidad de reproducción) , sería asombroso saber que pudieran, si es el caso, no recurrir a esa tecnología para replicarse y crearse. E igualmente asombroso sería que descubriéramos que comparten con nosotros el mismo sistema genético que nos define. Tanto encontrar especies que posean ADN fuera de la Tierra como que no lo tengan serían bombazos que alterarían nuestra percepción de la existencia, de primeras por constatar que no estamos solos, pero tras ello se abrirían enormes preguntas ante esos descubrimientos. No tengo nada claro que en un futuro cercano, o a medio plazo, podamos encontrar nada que nos saque de dudas, o que nos las cree, pero la posibilidad de que eso ocurra no es nula.

La lucha contra el coronavirus nos deja enormes desgracias, pero las vacunas de ARN como las desarrolladas por Pfizer o Moderna puede que sea de las pocas grandes buenas noticias que nos lleguen con el virus. Son el resultado de la más alta tecnología médica, científica y de otros muchos campos de la ciencia, y abren la puerta al uso de la genómica como herramienta terapéutica avanzada. Es peligroso lanzar las campanas en estos asuntos, pero pueden ser la puerta de acceso a una revolución en medicamentos y tratamientos ante enfermedades como el cáncer, donde el tratamiento paliativo ha mejorado mucho pero el curativo no. La biotecnología puede ser una de las revoluciones que cambie el mundo en las próximas décadas. Y sí, todo a través de sólo cuatro letras, A, T, C, G, en las que se escribe la vida.

Subo a Elorrio en Semana Santa y estaré allí hasta el martes 6 inclusive. Cuídense, extremen las precauciones, y que a la vuelta haya muchos más vacunados que hoy.

martes, marzo 30, 2021

Pasiones en el Prado

El Prado es un museo valiente. Cuando terminó el confinamiento duro reabrió con una exposición base en la que juntaba lo más granado de sus obras maestras en la galería central, buscando maximizar el espacio y la distancia de seguridad y tratando de ofrecer, con las bellezas que atesora, algo de consuelo a los espectadores que salían de un encierro forzado a una nueva realidad, anómala, marcada por la grisura pandémica bajo el sol del verano. Desde entonces, con olas de subida y bajada de positivos y muertos, El Prado no ha cerrado, y como otros lugares culturales, ha seguido luchando por ofrecer sus servicios y demostrar que no es ahí donde los brotes se dan. Su mérito, y el de otros centros culturales públicos y privados, es enorme.

Nos ofrece ahora El Prado una temporal muy especial, pequeña en tamaño, pero apabullante en contenido, y la posible doble intención sexual de la anterior frase, no buscada, pero que ahí está, se ajusta perfectamente a lo que el espectador va a poder contemplar cuando entre a la sala del primer piso del edificio de los Jerónimos y contemple lo que el museo le ha preparado. Por primera vez desde su creación se han reunido las poesías, seis obras de Tiziano, encargadas por Felipe II, en las que se exploran escenas mitológicas y, con ellas, sentimientos y posturas de gozo. Por mucho que haya leído sobre mitología no puedo evitar liarme con los nombres de los protagonistas retratados y los instantes que se reflejan, de rapto, de posesión, de goce y castigo. En ellas la presencia de la mujer desnuda es constante, y no de una mujer cualquiera, pacata, escondida, sino todo lo contrario, la mujer que goza con su cuerpo y se sabe gozada con la mira de quien lo contempla. En esta sociedad de censores en la que vivimos algunas voces se han alzado contra la exposición, quizás deseosas que el contenido de los cuadros esté oculto tras lonas negras, que apenas permitan contemplar los paisajes que enmarcan las poesías. Aprendices de ayatolas que sueñan con ser quienes dicten lo que se puede ver o no, dignos herederos de los inquisidores de tiempos medievales, cargados ambos de argumentos falaces e hipócritas, que buscan extender condenas y absoluciones desde su juicio extremo. Frente a esas miradas cortas, ciegas, el arte de Tiziano los desarbola, y nos deja a los que allí entramos expuestos a una figuración total. Sin recurrir a pantallas envolventes como las de ahora, el maestro italiano logra sumergir al espectador en un mundo onírico, muy erótico, cargado de fuerza y sensualidad, en el que la belleza de su arte es equiparable a la fuerza de las escenas narradas. Y en un alarde de colaboración internacional, El Prado ha reunido, junto a las seis poesías, obras de otros maestros absolutos, como Rubens O Velázquez, que conocieron las pinturas de Tiziano, las admiraron por su maestría y, supongo, también por el gustillo que les provocaban, y decidieron inspirarse en ellas. Se sitúa uno en algunos puntos de la sala y, girando la cabeza o el cuerpo, puede contemplar las mismas escenas, interpretada por otros maestros, con décadas de diferencia, con algunas diferencias formales, pero con la misma intensidad y búsqueda de lo bello y atractivo. Todo lo que allí se puede contemplar entra el ámbito de lo que se define como obra maestra, pero es que resulta así mismo conmovedor ver cómo artistas geniales se copiaban unos a otros. Detectaban la genialidad en los demás y se ponían esas cotas elevadísimas como objetivo. Sabían que lo que contemplaban como versión original era perfecto, y trataban de alcanzarlo. Y eso es algo que honra al creador posterior, que ve en el precedente no a quien despreciar, sino admirar, no lo que arrumbar en una esquina, sino de lo que aprender. Hay una intensa relación maestro alumno en esos trabajos que se miran unos a otros. Y que se nos muestran conjuntamente.

Da que pensar que Felipe II pudiera en su momento, en soledad, contemplan el encargo de las seis poesías íntegro, para su absoluto y privado disfrute. Mostrado siempre como un hombre austero, seco, mojigato, beato hasta el aburrimiento, el Rey del orbe tenía un lado picante, y a buen seguro se regodeaba de placer viendo esas escenas como cualquiera de nosotros al contemplar aquellas que nos resultan eróticas y estimulantes. Sí, en cierto modo esas pinturas también eran como el “porno” de su tiempo, y por lo que se ve, a los censores de hoy en día les siguen poniendo nerviosos. Buena muestra de la universalidad del arte que Tiziano, con sus pinceles y vista, logró plasmar en esos lienzos. Vayan al Prado, regálense esta exposición. La cultura es segura.

lunes, marzo 29, 2021

Desencallado el Ever Given

Hoy empezamos la semana con una buena noticia, que no abundan, así que es para celebrarlo. Al parecer las labores desarrolladas esta madrugada para tratar de desencallar el portacontenedores gigante atrapado en el canal de Suez han tenido éxito. Se buscaba combinar tres factores: el trabajo de enormes remolcadores, el continuo dragado de la esquina del canal en la que estaba bloqueada la proa del barco y el auxilio de la marea alta, viva en este caso, que elevaría aún más el nivel del agua otorgando flotabilidad extra. Trabajo, suerte pericia, todo parece haberse combinado para lograr la maniobra con éxito y el barco ha sido desencallado sin que se tenga constancia de que sufra daños en su estructura. Una excelente noticia.

Cientos, miles de millones de euros eran los que se perdían cada día que ese gigantesco portacontenedores permanecía atascado en una de las vías de navegación más importantes del mundo, y casi cuatrocientos eran ya los barcos que, en los dos extremos del canal, esperaban para poder pasar por una ruta bloqueada por tiempo indefinido. La perspectiva de que el bloqueo se mantuviera por un tiempo indefinido empezaba a alarmar a todo tipo de sectores económicos y más allá, porque aunque no lo sepa, parte de la vida que desarrollamos en el día a día es posible porque este tipo de superestructuras flotantes permiten que el comercio global funcione. Piense en un barco de este tipo, inimaginable por su dimensión, en los cerca de 20.000 contenedores que puede llegar a transportar. Eso significa 20.000 camiones articulados de los que vemos cada día en nuestras carreteras, y dentro de los contenedores puede haber, literalmente, de todo. No hay industria, sector o negocio que no se vea afectado por un bloqueo como este. Además, se estaba creando un efecto muy peligroso en determinados puertos por los que puede pasar la ruta del Ever Given, y varios de ellos están en España. Sí, la salida del canal del Suez lleva al Mediterráneo, que se cruza hasta llegar a España y, vía Gibraltar, rodear la península para acceder al Canal de la Mancha y de ahí a Rotterdam, el gran puerto de Europa. Y en ese trazado se encuentran Valencia y Algeciras, los grandes puertos españoles, que son la puerta de entrada de mercancías que nosotros compramos en esa ruta, son nuestras paradas de autobús en esa línea global que surge en Asia y llega hasta occidente. La idea de que estos portacontenedores pudieran desviarse por el Cabo de Buena Esperanza rodeando África y eludiendo así los puertos mediterráneos era una pesadilla en la mesa de los gestores de los puertos españoles. Una decisión temporal de ese estilo sería un desastre económico para nuestras instalaciones, pero que algunas navieras llegaran a imponerlo como alternativa sería un absoluto desastre. Y en este caso no sólo España, sino en general todos los países del Mediterráneo se verían afectados, empezando por Grecia y el puerto de El Pireo, en el que desde hace no muchos años el capital chino está muy presente, y también juega un papel potencial en esta ruta. Como pasa en las carreteras, las áreas de servicio y los polígonos industriales surgen a lo largo de los caminos que son transitados, y una carretera que deja de ser de paso para convertirse en recuerdo se llena de locales abandonados y edificios ruinosos que recuerdan épocas mejores, de movimiento, negocio y actividad. El tráfico marítimo funciona de igual manera, a una escala global y sus “áreas de servicio” son instalaciones portuarias que requieren inversiones enormes y mueven mercancías y dinero de manera difícil de imaginar. Y crean empleos y negocios, muchos, y otorgan riqueza a las zonas en las que se encuentran. Un tapón en el tráfico como el que hemos vivido es un trombo a la economía global y un potencial desastre para esas instalaciones y localidades que viven en el movimiento diario.

Una vez que el Ever Given abandone la posición en la que lleva una semana y remonte la primera parte del canal hasta los lagos amargos, comenzará el proceso, largo y tedioso, de desatascar el tapón formado por los buques que esperan su turno de entrada en ambas bocas de la ruta. Así mismo, debiera empezar también una seria investigación sobre lo que ha pasado, si la tormenta de arena ha sido la única causa de lo sucedido o también, como se ha comentado, ha habido negligencias por parte de los responsables del canal al no haber acompañado como es debido a la nave en la singladura. Habrá que estudiar a fondo lo sucedido y tratar de que no vuelva a pasar. El coste ocasionado ya ha sido demasiado. Hemos rozado el desastre económico global, y eso es imperdonable.

viernes, marzo 26, 2021

Apropiándose de las instituciones

La junta electoral ha amonestado a Pablo Iglesias e Isabel Díaz Ayuso por usar su cargo y recursos para hacer campaña electoral. Debiera haberles puesto una gran multa, pero parece ser que no es capaz de ello. Una pena. Si recuerdan, tanto el uno como la otra usaron sus despachos oficiales y las instituciones desde las que ejercen el poder para anunciar su salto a la campaña electoral o la convocatoria de las elecciones, eso en apenas unos segundos, empleando el resto del tiempo en hacer todo un mitin electoral para respaldar la postura de cada uno y desacreditar al resto de candidatos a los comicios. La imagen de usurpación que ambos encarnaban en esos momentos era realmente inédita, impropia, inmoral.

No todo vale en política. Sí, probablemente esto que he escrito sea el mejor chiste que se me ha ocurrido en muchos años. En un panorama enfangado hasta el extremo como el que nos domina, de sectarismo infantil, de aficiones que emulan a las del fútbol en su dogmatismo y ceguera, y medios que, como la prensa deportiva, parecen haber decidido claramente dejar su ética deontológica a cambio del forofismo extremo, esperando quizás recibir algo a cambio por los servicios prestados, denunciar que un político usa las instituciones que ocupa de manera temporal para el beneficio propio y de su formación puede parecer algo menor, casi infantil, un pequeño pecado que no requiere ni confesión ni actos de contrición, pero no. Es muy grave. Y lo es por lo que significa de violación por parte del representante de un pacto no escrito que dice que las instituciones no le pertenecen. El que gobierna es un administrador, un encargado, alguien al servicio de los administrados y de las instituciones en las que se encuentra. Todo cargo político es, por definición, un contrato temporal que no se puede convertir en fijo indefinido, por mucho que todos aspiren a tal transustanciación. Uno escoge en las elecciones a cargos que figuran en listas para que ocupen puestos de gran relevancia, como alcalde o parlamentarios, y ellos, a su vez, nombran a otras personas para que desarrollen los altos cometidos de la administración, que es un mundo complejo que funciona independientemente de cuál sea el gobierno. Pero el cargo electo debe saber que el tiempo que ocupa en el sillón al que ha accedido es temporal, no eterno. Se revalida al menos en cada elección, y ese sillón en el que se sienta y la mesa sobre la que se apoya no son suyos, ni el edificio ni el coche que, en algunos casos, le espera para llevarle al trabajo o a un acto oficial. Nada de eso es suyo. Nada lo ha comprado con su dinero, sino que se paga con los impuestos de todos. Todos esos bienes tienen un dueño. Muy al contrario de lo que expresó Carmen Calvo en una aciaga intervención parlamentaria hace ya un tiempo, cuando era ministra de Cultura con ZP, el dinero público sí es de alguien, los bienes públicos sí son de alguien, y las instituciones también. Lo son de todos. Nadie puede apropiarse de ellos para un uso particular, como hicieron Iglesias o Ayuso. Si querían dar un mitin podían haber bajado a la calle a hacerlo, o irse a las sedes de sus partidos y grabar allí todos los vídeos ocurrentes que se les pasasen por la cabeza, pero en el despacho que ocupan, al que precedemos del posesivo “su” para entendernos, pero que no es de ellos, no pueden hacer lo que les venga en gana. El uso privativo de las instituciones empieza con detalles burdos y menores como este, y puede acabar de manera horrenda. El nacionalismo, por ejemplo, es maestro a la hora de apropiarse de símbolos para identificar a unos frente a otros, de hacer que lo que es de todos pertenezca sólo a una parte y los desposeídos puedan ser, por tanto, considerados como menos, como de segunda. Se empieza desde un sillón oficial y se acaba ajusticiando en nombre de banderas, patrias y demás. Parece una exageración, pero todos los caminos comienzan por un paso.

Es curioso como en castellano, en relación al servicio público, no se usa esa misma expresión, servidor público, para referirse al funcionario, y como el término ministro, que proviene de la palabra latina “minister” que hacía referencia al menor, al subordinado, en contraposición a “magister” se ha convertido en un cargo de muy alto rango y que, con la cartera, parece venir acompañado de ínfulas y altivez. Es una pena que la junta electoral no pueda castigar esos comportamientos de la manera debida, y que su apercibimiento apenas pase de titular de cuarta categoría, que como otros miles será devorado por la actualidad, sin que produzca efecto ni reflexión alguna. Ay, qué carentes están de magisterio los que ocupan muchas plazas de ministerio.

jueves, marzo 25, 2021

Atasco en el canal

Las imágenes son impactantes y, hasta cierto punto, cómicas, aunque el asunto tiene poca gracia y bastante más trascendencia de lo que parece. El coloso, llamado “Ever Given” es un portacontenedores de última generación, un monstruo de 400 metros de largo capaz de cargar cerca de 20.000 contenedores, lo suficiente para llenar de camiones las carreteras de medio país y abastecer de lo que sea. Puede viajar a 40 kilómetros por hora y es, junto a otros barcos por el estilo, la clave de bóveda de las comunicaciones marítimas globales. Su inmensa capacidad permite que el coste de transporte de la carga sea muy bajo y, por ello, mantener estables los precios de importaciones y exportaciones. El mundo actual es posible gracias a estos barcos.

Pues bien, desde ayer esta mole está encallada en el canal de Suez, una de las rutas que sirven para unir mares y continentes, que ahorran enormes cantidades de tiempo y, desde luego, dinero, y que son vitales para que todo funcione. El canal es un poco más estrecho que los 400 metros de largo del buque, y al parecer una tormenta de arena fue la culpable de que el barco perdiera rumbo y se fuera de lado, chocando la proa con una de las orillas del canal y quedándose atravesado cuan largo, bloqueando todo el ancho de paso. Literalmente se ha producido un trombo en una de las arterias del transporte global, y veremos a ver en qué tipo de infarto acaba esto. Hay puntos en el mundo que son estratégicos por el enorme volumen de tráfico marítimo que soportan y que sirven como puerta de acceso a mares y continentes. Canales artificiales como este de Suez o Panamá nos vienen rápido a la memoria, junto a estrechos como el de Gibraltar o el canal de la Mancha. Quizás los dos pasos naturales más famosos y observados son el estrecho de Ormuz, que da acceso al golfo Pérsico, y a sus inmensas refinerías, de donde sale gran parte del petróleo que se exporta en la zona, y por encima de todos, el estrecho de Malaca, la gran puerta de entrada y salida de Asia, paso obligado para todas las flotas comerciales que salen y entran con destino a China, Corea o Japón. No es casualidad que Singapur esté donde está, ni que tenga su estatus ni su riqueza. Es la puerta que controla ese estrecho y el puerto de intercambio de la zona, una especie de macro Gibraltar Algeciras. El control de estas estratégicas zonas de paso siempre ha sido objeto de disputas y guerras entre naciones, porque todos saben hasta qué punto son fuente de influencia y poder. La misma construcción de canales como el de Panamá o Suez son relatos de aventuras e ingeniería en grado sumo, sí, pero también historias de imperios, de potencias coloniales, de guerras y violencia por el control de un paso que aporta recursos inmensos a quien lo controla. El que alguna de estas puertas de paso, auténticas arterias del comercio mundial, se bloquee es una noticia de gran relevancia, y la muestra es el atascazo que ya existe en ambos extremos de Suez, con decenas de barcos de todo tipo que esperan para entrar o salir, depende como lo vean, para seguir su rumbo. Con el paso bloqueado los costes crecen a cada minuto para todas las empresas que están involucradas en el negocio del transporte marítimo y los infinitos afluentes comerciales que convergen en esos barcos, que pudieran empezar en una factoría de la costa china y acabar en una habitación perdida de un piso en, pongamos, Huesca, a donde debe llegar el producto que el que en ese hueco duerme compró hace unos días por internet para sustituir la lámpara de mesa. Infinitos bienes de todo tipo yacen ahora mismo en el barco embarrancado y en los que están a la espera, y me da que a partir de hoy empezarán a surgir miles, millones de mensajes el tipo “su pedido se retrasa por causas imprevistas” entre particulares y empresas de medio mundo.

¿Cómo desatascar ese barco? El reto parece tan enorme como el volumen de la nave. Al parecer las imágenes muestran que la proa ha tocado el fondo y lateral del canal y se ha quedado enganchada a la tierra, estando la popa libre. Algunas excavadoras, que parecen de juguete, han empezado a remover tierra en el punto de embarrancamiento para tratar de liberar la proa, pero no parece nada sencillo ni rápido. Si se tiene que aliviar parte de la carga para que el barco se eleve y flote más será una aventura empezar a descargar contenedores en un lugar en el que no hay grúas para ello. En fin, parece todo un reto, y de mientras, el infarto sigue. Aventuras de ingeniería extrema y de costes disparados, en una historia digna de ser seguida en detalle.

miércoles, marzo 24, 2021

Biden en el gobierno (II/II)

Si ayer mirábamos la presidencia de Biden en su plano interno, vamos hoy a echar un vistazo a su política exterior. De momento se cumple una máxima no escrita que reza que los presidentes demócratas son más intervencionistas que los republicanos, siendo estos últimos más proclives al aislacionismo. A Trump le costó disparar, y Biden ya lo ha hecho un par de veces en dos meses de mandato. Una clara excepción a esta regla es la presidencia de Bush hijo, pero es evidente que aquel mandato, que iba a ser introspectivo al máximo, quedó patas arriba tras el 11S y la locura que se instaló en algunos despachos del Pentágono. Es probable que Biden dude menos en intervenir y, casi seguro, suscite pocas críticas por ello. Nuevamente el doble rasero.

El gran eje sobre el que pivota la política internacional de EEUU desde hace un tiempo, y la global, es China. Tras la caída de la URSS EEUU se quedó solo al mando del cetro global, pero eso ya no es así. Las dimensiones económicas de China son tales que su grado de influencia es global, y con ello su poder. Su ejército aún es una sombra respecto al norteamericano, pero crece sin parar en inversión, tecnología y capacidades. La reciente cumbre celebrada en Alaska, organizada como poco más que una toma de contacto entre las autoridades chinas y la nueva administración, ha sido un espectáculo de disensiones y reproches mutuos, y ha dejado la sensación de que la guerra fría no se repetirá entre ambas naciones, porque había en ese escenario factores impensables hoy en día, pero que la rivalidad y recelo mutuo no deja de crecer. China ha lanzado en esa cumbre un mensaje muy importante, y es que empieza a ver a EEUU como un país al que tratar de tú a tú, al mismo nivel, sin subordinaciones de ningún tipo La preocupación entre los mandatarios, élites y empresarios norteamericanos respecto a China no ha dejado de crecer a lo largo de estos años, y es uno de los pocos consensos que unen sin fisuras a demócratas y republicanos. Frente a esto, el reto de cuestiones globales palidecen, aunque sean de gran importancia. Las tres más importantes que se me ocurren ahora mismo son el problema de Corea del Norte, la negociación nuclear con Irán (y todo lo que sucede en el entorno de Oriente Medio) y la relación con Rusia. En este último aspecto Biden se encargó la semana pasada de echar mucha sal a las heridas mutuas, aceptando la definición de Putin como asesino que le sugería un periodista en una entrevista. Esto ha provocado una reacción diplomática fuerte por parte del Kremlin y una respuesta taimada, mordaz, en la boca del aludido Vladimir, que ahora está mucho menos cómodo sin tener a un payaso al frente del imperio. Las acusaciones de injerencia rusa en los procesos electorales norteamericanos y, en general, los ataques de hackers de esa nación contra sistemas e instalaciones occidentales están siempre sobre la mesa de unas relaciones muy deterioradas. Desde Washington se ve a Rusia como un país pobre y decadente, que vive como algunos del tercer mundo de la exportación de materias primas, especialmente hidrocarburos, y que quiere jugar un papel global que no puede ser dada su creciente ruina. Rusia se sabe débil, pero no quiere dejar de ser quien fue, y sigue jugando a la guerra asimétrica de la desinformación y la intervención cibernética, a sabiendas de que todo lo que moleste a sus rivales será daño que les haga y que no podrá ser respondido de manera directa. En el tablero global las relaciones entre ambos países han perdido valor geoestratégico, y el mundo ya no depende de que Washington y Moscú se lleven bien o mal, pero hay conflictos “proxy” por llamarlos así, como Siria o Ucrania, que evolucionarán a mejor o peor en función del clima que se establezca entre ambas capitales. Rusia puede generar muchos dolores de cabeza (ya hemos visto lo mucho que ha favorecido a los independentistas catalanes, sin ir más lejos) y el que Putin siga actuando como un dictador que no se atiene a reglas ni leyes puede causar problemas diversos y, en algunos casos, sorprendentes.

En estos meses Biden ha tratado de reestablecer puentes con sus socios del resto de occidente, especialmente con la UE, y el clima ha mejorado notablemente, pero ha quedado la sensación, cierta, de que la política exterior norteamericana ya no será tan estable como en el pasado y, sobre todo, que el movimiento ya iniciado por Obama de olvidarse de nosotros para centrarse en la obsesión asiática ha venido para quedarse. En ese juego global de gigantes los europeos, y el resto del mundo, podemos asistir como espectadores, y sufridores, a decisiones que pueden condicionar nuestras vidas sin que podamos decidir nada al respecto. Por ahora una cierta imprudencia domina la visión exterior desde la Casa Blanca, veremos a ver qué decisiones se toman.

martes, marzo 23, 2021

Biden en el gobierno (I/II)

El fin de semana se han cumplido dos meses desde la jura de Joe Biden como presidente de EEUU, por lo que puede ser un buen momento para empezar a ver qué está haciendo la nueva administración al cargo del país. Voy a intentar fijarme hoy en el plano interno y mañana, si no sucede nada raro, en el internacional (ahí hay mucha chicha). Por de pronto sigue la luna de miel de nuestros medios con Biden, por lo que juzgan como maravilloso todo lo que haga, lo sea o no. Frente a la convulsión de los años de Trump Biden ha introducido sosiego, lo que es de agradecer, aunque eso haya hundido en aquel país las ventas de la prensa y audiencias de los medios de comunicación, que en la bronca y susto permanente vivían, financieramente, mejor.

Biden llegó con dos retos a su presidencia, el de reunificar el país tras la divisiva era Trump y el de la lucha contra la pandemia. Es en este segundo, urgente y con idea de ser superado en el medio plazo, en el que se está centrando con una doble estrategia. Por un lado, apoyo absoluto a la masiva campaña de vacunación, que ofrece unas cifras en aquel país que son envidiables, con más de una quinta parte de la población como ya receptora de al menos una dosis de vacuna. En esto vuelve a dejar en evidencia a la UE, donde la vacunación está siendo deprimente. En estadios, en aparcamientos, en donde sea, laborables y festivos, en EEUU se vacuna a lo grande, con cifras diarias que superan por bastante el millón de inoculados. La otra pata de la estrategia Covid de Biden es la económica, y el apoyo de enormes paquetes de estímulo y ayuda para sobrellevar las consecuencias de la crisis. Ya ha conseguido que el legislativo dé el visto bueno a un plan de ayudas enorme, de 1,8 billones de dólares, billones con b europeos, de doce ceros, que incluye un cheque de unos 1.800 dólares a cada mayor de edad del país, en un tipo de transferencia directa que ya hizo Trump el año pasado, pero en mayor cuantía si cabe. Este pan de estímulo, junto con otros que vendrán, buscan el disparo de la economía norteamericana cuando la vacunación sea lo suficientemente extensa para permitir la vuelta a la normalidad. Las dimensiones de estos planes de rescate han suscitado dudas entre expertos tanto por la capacidad para financiarlos como, sobre todo, por el posible demonio inflacionista que pueden desatar, pero de momento Biden opta por lo urgente, por tratar de que la crisis se frene, y luego ya se verá cómo se desenvuelve la normalidad. En la parte pandémica la gestión de la nueva administración difiere, afortunadamente, de la pasada, y EEUU avanza por el buen camino. Sobre el otro gran problema, la división del país, poco se sabe, entre otras cosas porque el comportamiento suave de Biden ha dejado las estridencias de los forofos trumpistas sumidas en la oscuridad mediática, pero poco indica que se haya avanzado en este asunto. El republicanismo sigue herido, y no está claro cuáles van a ser los siguientes pasos de un trump que sigue contando con un enorme apoyo entre las bases del gran y viejo partido, el GOP, como allí lo llaman. La formación del gabinete Biden no ha sido demasiado traumática, pero ni ha sido inclusiva con la incorporación de independientes ajenos a los demócratas ni ha conseguido calmar las aguas del propio partido demócrata, sometido a fuertes tensiones entre sus almas moderada y radical. De momento el poder es lo que más une, como saben los que lo tienen y padecen los que no, por lo que el frente interno demócrata es probable que, hasta el inicio de la campaña electoral de las elecciones de medio término de 2022 no se vuelva a abrir. Bastante antes de ese momento se habrá tenido que manifestar la posición republicana, y es de esperar que cuando Trump contraataque el ruido vuelva a ser llamativo.

Un problema que Biden veía como menor se le ha presentado con toda su crudeza en estas semanas de mandato y, ante él, está fracasando. Se trata de la gestión migratoria en la frontera. El efecto llamada de la nueva política migratoria ha disparado las solicitudes de asilo y los intentos de entrada en el país, y ahora mismo el sur de EEUU y norte de México es un caos en el que ni los derechos humanos se respetan ni al ley se cumple. La idea de Biden de dar vacunas a México a cambio de que incremente los controles para evitar entradas ilegales en territorio gringo hubieran escandalizado, y con razón, a todos nuestros bienpensantes articulistas si la hubiera declarado Trump, pero la ha lanzado una administración demócrata, desbordada. Cambio radical en el gobierno, sí, pero los problemas de siempre ahí siguen.

lunes, marzo 22, 2021

Broncas callejeras

Afortunadamente, la convocatoria de este pasado sábado en Madrid por parte de los alborotadores de siempre se quedó en nada. Apenas unos cientos de personas se reunieron en las inmediaciones de Atocha en una concentración avisada en redes pero no autorizada, que la policía controló en todo momento e impidió que tuviera lugar. Algo de frío por parte de asistentes y cuerpos de seguridad, y poco más. Parece que, por suerte, la ola de disturbios creada por los radicales de guardia y sus respaldos políticos, que cogió impulso con la excusa del encarcelamiento de un rapero, se está diluyendo, e imagino que el rapero, a resguardo, puede empezar a pensar sobre lo que su movimiento de apoyo ha hecho con su figura.

Esta tranquilidad aquí no se ha dado en otras ciudades europeas, que han vivido manifestaciones en contra de los nuevos confinamientos decretados al calor de la creciente cuarta ola de contagios de coronavirus, y que se han saldado con disturbios de intensidad variable en, por ejemplo, Alemania o Países Bajos. Allí las fuerzas de seguridad se han desplegado y cargado, en Ámsterdam con cañones de agua a presión, cosa que en España no se ha visto desde que hay recuerdo, y las protestas se han terminado disolviendo en medio de marasmos más o menos serios. Poco, eso sí, si se compara con la que se vivió ayer en Bristol, donde los violentos llevaron a cabo una repetición del ataque a los furgones policiales que se produjo en Barcelona hace unas semanas. Allí ha sido la propuesta de una nueva norma policial que aumenta las competencias de ese cuerpo y la resaca del último asesinato machista sucedido en el país lo que ha desatado una ola de protestas que ayer alcanzó cotas no vistas en Reino Unido desde hace bastantes años, con asaltos a comisarías incluidos. Está por ver el balance de una noche de furia, pero los daños son intensos y los heridos, tanto policías como manifestantes, numerosos. Al otro lado del charco, en EEUU, se han vivido noches conflictivas en Miami, a cuenta del exceso de fiesta. Si Madrid o Barcelona están llenos de franceses que buscan huir de su confinamiento estricto, Florida ha sido invadido por estudiantes del resto del país en la semana de vacaciones de primavera, buscando Sol y juerga para escapar del frío invierno y las restricciones. Las autoridades de la ciudad llevaban varios días insistiendo que la situación estaba fuera de control, no ya con fiestas, sino con desfiles de juerguistas sin ningún tipo de medida de seguridad. Finalmente se ha decretado un toque de queda estricto y las fuerzas de seguridad locales se han empleado para tratar de reconducir la situación, y en frente se han encontrado a una ola de personas, en su mayoría muy bebidas, que han cargado contra todo lo que les pudiera impedir seguir con la juerga. Al final parece que el toque de queda se ha respetado, pero ha costado lo suyo meter en vereda a los fiesteros, y no está claro si escenas como las vividas el fin de semana se repetirán hoy o en los próximos días. Probablemente influya en ello más la meteorología local y la ingesta de alcohol que cualquier mensaje lanzado por las autoridades. En EEUU la curva de contagios se está estabilizando tras una bajada intensa y la vacunación avanza mucho más rápido que en Europa, pero aun así la rebeldía ante las medidas de seguridad decretadas por las autoridades se mantiene y no han dejado de producirse manifestaciones en contra de los cierres, los horarios restringidos o el uso de mascarillas, y no sólo en estados que puedan considerarse como muy partidarios del mensaje negacionista de Trump. Allí las medidas de distanciamiento que en Europa consideramos que son el ABC de la lucha contra el virus han estado siempre en el ojo de la polémica, y la capacidad de las autoridades para imponerlas siempre ha estado en duda.

¿Quieren decir algo todos estos conatos de violencia? Aunque cada uno posee excusas más o menos distintas, creo que reflejan, sobre todo, el hartazgo social que no deja de crecer a medida que la crisis vírica se extiende y destroza economías y espacios de seguridad. Seguro que usted, en gran medida, está ya muy harto de todo, y en su entorno la sensación es similar, mezcla de hastío, agotamiento y desánimo. A no pocos esos sentimientos les llevan a la bronca, al rechazo a una situación que les desborda y a las ganas de acabar con todo de una vez. Espoleados hábilmente por demagogos espabilados, esa frustración se puede canalizar en forma de barricadas, escaparates destrozados y comercios saqueados. Más nos vale que, poco a poco, las vacunas nos saquen de este impasse.

jueves, marzo 18, 2021

Depresiones

Si ya eran insoportables, el inicio de la campaña electoral madrileña va a convertir en directamente tóxicas las sesiones del Congreso. Ayer pudimos ver la primera de ellas tras la convocatoria, un continuo cruce de insultos y demagogias en las que cada interviniente aprovechaba para soltar un mitin electoral. Lamentable. Una de las pocas ocasiones en las que no se habló en tono campaña, cuando Iñigo Errejón preguntó por las medidas a favor de la salud mental en tiempos de pandemia, se remató con un comentario despectivo de un diputado del PP que añadió algo de fango a uno de los pocos puntos que carecía de él. La polémica subió muchos puntos y al final el diputado ofensivo se disculpó, no le quedaba otra.

Pero el problema de fondo que señalaba Errejón es real, y profundo. Más allá de los chistes que se puedan hacer sobre lo loco que puede estar el propio Errejón por la vuelta sobre él de un personaje tóxico como Iglesias, la salud mental de la población es un tema que no se aborda habitualmente, porque da reparos. Parece que es normal que a uno le duela el codo o el estómago, pero se mira mal al que le duele el alma o muestra síntomas depresivos, por citar dos opciones. Si esto y era un problema hace tiempo, la pandemia que vivimos lo ha agravado notablemente. Los casos de ansiedad se han disparado y, con ellos, el consumo de medicamentos que tratan de paliarla, que al final pueden convertirse en un problema en sí mismos. Recitó Errejón una serie de medicamentos que a todos nos suenan, porque conocemos a personas que se los toman, a veces de manera ocasional, otras como si fueran caramelos, y el acudir a la farmacia, con receta médica, a solicitar eso que yo llamo medicamentos de primera división es algo que se debiera ver como un grave problema. La ruptura de los entornos personales, el aislamiento, el miedo a la muerte propia o de los allegados, la angustia por el futuro económico, el drama del paro y las deudas, el no saber cómo va a ser la vida tras encierros y confinamientos…. Todo esto que estamos viviendo ha trastocado notablemente la vida de muchas personas, y nos ha sumido a todos bajo u velo de tristeza, oscuridad y opresión. Decía el CIS en una de sus encuestas no electorales de hace unas semanas que un tercio de los españoles confiesa haber llorado durante el año que llevamos de pandemia, lo que puede indicar, dado que muchos son pudorosos, que ese porcentaje se quedará corto. La sucesión de malas noticias asociadas a esto que vivimos (que no, maldito Mr Wonderful, no tiene nada de bueno) mina la moral de cualquiera y lo convierte todo en una cuesta arriba intensa. Y esto es solo el principio, porque seguimos en la urgencia de las vacunas, los casos detectados y las muertes seguras. A medida que la pandemia se vaya controlando y la sociedad vuelva, poco a poco, a la normalidad, afloraran casos sin parar de traumas y daños mentales de diversa consideración, que supondrán un enorme, y duradero, reto para las estructuras sanitarias y asistenciales, ya tocadas por la tormenta eterna que vivimos. Como tras toda experiencia traumática, se requerirá un tiempo para la reconstrucción emocional, que cada uno empleará de manera distinta y con duración variable, y en ese proceso de vuelta a la normalidad es necesario un acompañamiento, un apoyo, una fuerza por parte de los demás. Algunos no lo logran, también eso es humano, y acaban atrapados por las garras de la depresión. En algunos casos, por esa enfermedad o por otras causas, el suicidio es la vía de escape escogida para paliar una crisis personal a la que no se le ve salida. Unas diez personas se suicidan al día en España, muchas más de las que hoy en día mueren por accidente de tráfico, y es de esperar que, lo siento, estas cifras hayan crecido durante la pandemia y lo hagan tras ella. El absurdo de todo esto y la tensión que están soportando muchos, tanto por su profesión como por sus circunstancias vitales, harán que surja la resiliencia, ese concepto del que tanto se abusa ahora hasta provocar hartazgo, pero también, no nos engañemos, se darán muchos cortocircuitos que provocarán más dolor.

¿Cómo afrontar esto? El recurso a la medicación es la vía rápida, sencilla y paliativa, que oculta las causas, pero atenúa las consecuencias. En no pocos casos eso basta, permite ir tirando y da los apoyos necesarios para que la reconstrucción se pueda hacer, pero en muchas ocasiones es insuficiente, por no hablar de los problemas asociados a adicciones que todos estos fármacos pueden provocar. Sí, la crisis de salud mental a la que hacemos frente es seria, muy seria, y visto lo visto no será en el Congreso donde se vaya a buscar algún remedio. Sin embargo es muy importante que nos centremos en ella, que no ocultemos el problema, y que tratemos de encontrar soluciones, asistenciales, farmacológicas y sociales.

Mañana es fiesta en Madrid y otras comunidades. No habrá artículo. Tras los vientos fríos del fin de semana nos leeremos, si no pasa nada asombroso, el lunes 22

miércoles, marzo 17, 2021

La vacuna de AstraZeneca es segura

A lo largo de la pandemia Europa ha sido una de las zonas del mundo más afectadas, con ratios de infectados y muertos que sobrepasan los de muchas otras regiones. La actuación de los gobiernos ha sido más o menos diligente (el nuestro entre los que menos) pero se ha actuado de manera coordinada para las decisiones a nivel UE, tales como cierres de fronteras y la creación de corredores cuando era posible. Sin embargo, en el tema de la vacunación, el fracaso parece estar siendo claro. Los ritmos de inyección en la UE son muy decepcionantes (en este caso con España tuerta en un club de ciegos) y la contratación de las dosis no deja de dar malas noticias. Cunde la bronca

Y a todo ello debemos sumarle el caos de estos días con la vacuna de AstraZeneca, el nombre del laboratorio británico que la desarrolló junto a la Universidad de Oxford. La aparición de algunos casos de trombos en personas a las que se les ha inyectado la vacuna ha sido amplificado por los medios hasta el punto que la mayor parte de las naciones europeas han suspendido las vacunaciones planificadas con este producto, que está más disponible y es del más fácil conservación que el tándem de vacunas ARN que conforman Pfizer y Moderna. Estos casos de trombo han causado alguna víctima en países como Dinamarca, pero estamos ante unos sucesos que se han dado a la vez que se ha inoculado la vacuna, sin que ello nos demuestre que la vacuna es la causante del suceso. Nuevamente debemos repetir una y mil veces que correlación no es causalidad, y el que una cosa pase después de otra no quiere decir que la segunda sea fruto de la primera. Hay que investigar esos casos y determinar si tienen relación con las dosis suministradas y, en ese caso, qué hacer cuando sepamos si el problema viene de la vacuna. Tenemos que actuar con cabeza científica, fría, y no dejándonos llevar por el histerismo. Además, los casos reportados son unas decenas sobre los varios millones de personas a las que ya se les ha inoculado la primera dosis de la vacuna. Es una ratio de presunta incidencia tan ínfimo que apenas supone un problema estadístico, y desde luego convierte a medicamentos de uso cotidiano en nuestra vida en auténticas bombas asesinas si uno se pone a leer sus prospectos y calcula la proporción de posibles afectados de incidencias por millar. Comparado con estos casos, el omeoprazol, el protector gástrico por excelencia, debiera estar prohibido y sus fabricantes sometidos a cadena perpetua. Se ha dicho que las reacciones que produce esta vacuna son más intensas que las de la metodología ARN, y es probable por dos razones. Una, porque esta vacuna, al contrario de las otras, usa tecnologías más clásicas que, en el fondo, suponen inocular una versión atenuada de la enfermedad para que el sistema inmunológico se prepare y pueda combatirla cuando la encuentre de verdad. Esto, unido a que se está inyectando a personas no mayores, de menos de 65 o 55 años, que poseen sistemas inmunitarios más fuertes que el de mayores y ancianos, ya hacía presumir que los efectos secundarios serían mayores. Algo así ya se vio en los estudios previos en fase I, II y III. No hay dato alguno que indique que estamos ante una vacuna que genera problemas. Y desde luego sí ante un medicamento que nos ayuda a combatir al maldito virus y sus efectos. Ayer, otra vez, la Agencia Europea del Medicamento volvió a repetir que es una vacuna segura, y que el peor efecto secundario que tiene es no ponérsela y permanecer expuestos al virus, que ya sabemos que tiene un serio efecto secundario, empezando por varios cientos de muertos al día en nuestro país, sin ir más lejos. Lo peor que se puede hacer con una vacuna es no usarla, el peor efecto secundario que puede tener una vacuna es no utilizarla y dar margen a la enfermedad para que siga extendiéndose. Así de fácil y de crudo.

Todo lo que rodea a la polémica, en gran parte artificial, de esta vacuna, está relacionado con la histeria social que vivimos en torno a la enfermedad y a la salud en nuestras sociedades avanzadas. Buscamos la perfección, que no existe. Las ratios de eficacia alcanzados por las distintas vacunas, desarrolladas en apenas un año, son excelentes, asombrosos en algunos casos, y debiéramos celebrarlo como lo único positivo que está saliendo de este desastre colectivo que vivimos. Debiéramos estar obsesionados por vacunar, por fabricar dosis, por hacerlo día y noche en todo tipo de espacios públicos, y así acabar con esta pesadilla cuanto antes, pero no, nos creamos nuevos problemas que añadimos a los que realmente ya tenemos. Es desolador.

martes, marzo 16, 2021

Iglesias en los idus de marzo

Si ayer les decía que los artículos de opinión se quedan cortos en horas… pues apenas tres son las que pasaron desde que colgué el de ayer para que un nuevo temblor sacudiera la política nacional y diera otro giro de guion a la trama política que vivimos, que deja a cualquier serie a la altura del barro. Sigo sin entender como la gente se apunta a plataformas televisivas para ver ficción que no puede rivalizar, en lo más mínimo, con lo que emiten a cada minuto nuestros informativos. De hecho creo que nuestros incapaces políticos han decidido que van a dejar en paro a actores y demás profesionales audiovisuales con sus actuaciones, imposturas y ambiciones de infantil parvulario. No tendremos grandeza, sólo miserias, pero sí, de las grandes.

Salió a eso del mediodía Pablo Iglesias en un vídeo producido por los suyos en los que, tras varias de sus soflamas, y en el estilo arrogante y faltón que le caracteriza, anunció que pasa de ser vicepresidente del gobierno, que renuncia al cargo y servicio a su país, y que ha decidido, sin pedir permiso a nadie, a quien menos a su actual jefe el presidente del gobierno, que se presenta como candidato a las elecciones a la Comunidad de Madrid, y que para chulo él, y que la salvación de los valores de la democracia y la libertad sólo está en su mano frente a la necedad de otros y la malignidad absoluta de lo que a ellos se enfrenta. A cada instante de ese vídeo (cuesta verlo en su totalidad) parece que al líder supremo se le va a escapar la coletilla de “no tenéis ni XXX idea” a todo el mundo mundial al que proclama su advenimiento en la carrera electoral madrileña. Traicionando nuevamente al gobierno al que decía representar, traicionando nuevamente al cargo que ostentaba y a la alta responsabilidad que supone, siguiendo en la línea de lo que ha hecho en el ejecutivo desde que llego a él, Iglesias pasa de todo delante de todo el mundo y se erige en salvador de la izquierda para encabezar una formación que, según las encuestas, corría el serio riesgo de no alcanzar el mínimo del 5% de votos para conseguir representación en la asamblea regional. Como buen dictador de su formación que es, deja su sucesión atada y bien atada, diciendo en público quién debe ser la persona que ocupe la vicepresidencia que él deja y la que le releve en la cartera ministerial. Doy por sentado que las designadas, Yolanda Díaz y Ione Belarra, no sabían lo que se les iba a asignar, porque los designios del Señor son inescrutables, y más aún los del amado y querido líder. Y las atribuciones del presidente del gobierno para escoger su equipo, bueno, pues me las paso por donde me las plazca, pensaba el orgulloso sujeto del moño cuando hablaba mirando a la cámara que le obsesiona. Iglesias, en un ejercicio de prepotencia muy de los suyos, se ofrece a los componentes de las otras candidaturas madrileñas situadas a la izquierda del PSOE a encabezar el movimiento para concurrir a las elecciones, dejando sin duda que, si hay acuerdo, algunos de los que encabezan actualmente esos partidos, por ejemplo Más Madrid, puedan ser siervos suyos y tener el honor de honrar cada día de su vida con la presencia y cercanía al amado líder. No se qué pensarán Errejón y otros miembros de la formación madrileña del ofrecimiento por parte de aquel que no dudo en degradarles y purgarles en cuanto pudo. Supongo que si a mi me dio risa ver el vídeo a ellos les debe haber entrado un escalofrío de terror al comprobar cómo el que se apropió de sus ideas y destruyó esa opción política con el único objetivo de medrar en lo personal, económico y profesional vuelve a sus vidas con ofertas de abrazo. A cada elección que se presenta Iglesias y su formación pierden votos, escaños, concejales, poder en definitiva, pero a quien a concebido la política como mero instrumento para satisfacer sus infinitos egos eso es lo de menos. Siempre encontrará ese presunto líder algunos sujetos que se le ofrezcan, engañados por su falso discurso, obnubilados por su presencia, atraídos por su magnetismo personal, que le puedan servir al usurpador para alcanzar alguno de sus logros. Escalado el buscado peldaño, ya serán arrojados tras haber sido usados como estaba planeado. En los idus de marzo el Brutus patrio no deja de apuñalar a los que cree que pueden obstaculizar su camino al cesarismo.

Y ante esta decisión, brusca, sorpresiva y arriesgada, el muro de la realidad en forma de elecciones y rivales. El movimiento de Iglesias convierte aún en más trascendentales las elecciones del 4 de mayo en Madrid, elevándolas a rango de primarias presidenciales. Ha aumentado aún más el prestigio de Ayuso el que el hasta ayer vicepresidente segundo del gobierno la escoja como la rival a batir, y hace que sea esa candidata del PP la que pueda ejercer el papel de Némesis del conducator, si es que le propicia la derrota electoral que los sondeos auguran. La puerta del Sol, donde nació el 15M hace diez años, puede ser el inicio de la tumba política de uno de los que más se aprovechó y, a conciencia, pervirtió ese movimiento. Chúpate esa, guionista de Netflix.

lunes, marzo 15, 2021

Zumo de naranja

Qué poco valor tiene la crónica política hoy en día. Expone uno sus ideas y opiniones sobre lo que pasa y lo que pasa da un salto mortal con tirabuzón y convierte en prehistórica la opinión soltada hace instantes. En un mundo en el que se busca la victoria en el próximo tuit y el largo plazo es el viernes de cada semana la reflexión de los opinadores es destrozada por la velocidad a la que se suceden los hechos, y la política, arte de trileros, se convierte en una especie de película de Benny Hill, tan acelerada como carente de gracia y tendente a provocar bochorno. Son los tiempos que nos han tocado, feos a más no poder, pero son los que son.

Hoy se reúne el consejo nacional de Ciudadanos en lo que se prevé será un encuentro tenso, en el que por nada del mundo me gustaría estar presente. La formación naranja, metida en problemas desde hace tiempo, ha pasado una de sus peores semanas desde que se fundó y se enfrenta a una crisis existencial en toda regla. La moción de censura en Murcia, planteada a principios de semana, se ha convertido en la voladura del partido en Murcia, en la convocatoria confirmada de unas elecciones en la Comunidad de Madrid que pueden destrozar su actual representación y en un goteo de abandonos de cargos, alentados por la dirigencia del Partido Popular, que huele a cadáver anaranjado y empieza a sacar partido de la carroña que puede encontrar. Si hace semanas, sólo semanas, se podía discutir la forma en la que, en unas futuras elecciones, se podrían asociar Ciudadanos y PP para juntar fuerzas, y eso en determinados territorios, ahora lo que se ve es directamente la posible destrucción de los naranjas y su incorporación parcial al PP, parcial porque algunos puede que se pasen al PSOE y otros, no pocos, se suman en la melancolía del fracaso. Visto con la perspectiva del mucho tiempo pasado, menos de una semana, la jugada murciana ha sido un desastre para los de Arrimadas, un mal negocio para el PSOE, y un potencial pero no carente de riegos avance para el PP. Es Arrimadas la que se encuentra en medio del huracán. Heredó una formación vapuleada tras las últimas elecciones generales, que perdió escaños de una manera asombrosa, y poco margen ha tenido para reconstruir algo en medio de la vorágine nacional. Su intento de navegar entre dos aguas, como una bisagra, era la única estrategia que le quedaba como viable para intentar sobrevivir y ganar tiempo, pero el desastre de la pandemia y el sectarismo de la vida política nacional se lo han puesto casi imposible. El resultado de las pasadas elecciones catalanas, crónica de un desastre anunciado, mostraba a la formación herida en el albero, con demasiadas banderillas clavadas como para poder reincorporarse. ¿Fue esta situación de agonía la que alentó a los dirigentes a aceptar la propuesta del PSOE de lanzarse a por el poder en Murcia? ¿Fue esa tentación de coger algo de aire en forma de cargos y notoriedad lo que decidió al partido a aceptar la propuesta socialista? No lo se. En todo caso lo hicieron, eso generó un terremoto la semana pasada de enormes proporciones y derivadas y hoy, lunes, el panorama es el que es, con la formación sumida en el caos y con Arrimadas como centro de ataques por parte de propios y ajenos. El partido en Murcia ha quedado convertido en la mitad y, prácticamente, sin posibilidades en la moción que se votará esta semana, en Madrid hay encuestas que le dan por desaparecido en la asamblea, y el votante del resto del país se plantea qué hacer cuando le llamen a urnas con la opción naranja, cuya utilidad se muestra muy devaluada. El grupo parlamentario del Congreso es probable que sufra las mismas divisiones y disputas que el partido y las opciones de Sánchez de apoyarse en ellos para liberarse en parte del yugo del taimado Iglesias se han debilitado notablemente. Alguien está exprimiendo las naranjas hasta dejarlas hechas zumo, pulpa y cáscara.

¿Sobrevivirá Arrimadas al día de hoy? Apenas ha dicho nada desde que se confirmó la marcha atrás de la mitad de sus parlamentarios en Murcia y todo lo que ha podido oír son críticas voraces hacia sus decisiones y liderazgo. Es una política valiente, notable, pero que no está claro que pueda salir a flote de una crisis de estas dimensiones. Heredó una formación herida por los errores de su fundador, que la llevó a la gloria y la estrelló en los arrecifes, y desde entonces Inés ha sido blanco de todas las críticas imaginables. Hoy será, quizás, uno de los peores días en su carrera política. Los malvados dirían que uno de los últimos. Veremos a ver qué pasa.

viernes, marzo 12, 2021

La mentira que mató a Samuel Paty

Cierto es que el fatídico año pasado está lleno de noticias enormes que lo cubren todo, y que nos marcarán durante décadas, casi todas ellas englobadas dentro de LA noticia que es la pandemia, pero pasaron más cosas que marcan. Una, al menos para mi, fue el salvaje asesinato en Francia de Samuel Paty, profesor, decapitado por un islamista, ejecutado por un fanático. Se sigue investigando sobre aquel cruel suceso, y las noticias que salen a la luz aumentan la vileza de todo lo que pasó y encumbran aún más a Samuel, cuyo homenaje público fue tan intenso y fugaz como perdurable parece ser el esfuerzo de nuestra sociedad en olvidar su legado.

Según la versión oficial del atentado, todo empezó varios días después de que Samuel, en una de sus clases, enseñase alguna de las viñetas de Mahoma de Charlie Hebdo y una alumna se ausentase del aula, haciendo uso de la prerrogativa que el profesor le daba para no sentirse ofendida si así se consideraba. A partir de ahí el padre de la alumna puso una denuncia contra el profesor por insultar a su religión y empezó una campaña de odio en redes sociales que acabó siendo escuchada por un islamista que fue el que asesinó al docente de una manera cruel y despiadada. Una historia interesante que, espoleada por el fanatismo, degenera en tragedia. Pues bien, ahora se ha sabido que la parte inicial de este relato es falsa. La estudiante que comentó a su padre lo que había hecho Samuel y que había salido de clase mintió, no estuvo en el aula ese día, ni vio las caricaturas ni nada de nada. Contó una mentira a su padre sobre lo que había pasado en esa jornada, y con esa mentira de base su padre puso una denuncia y encendió el odio en las redes, y luego vino todo lo demás. Sobrepasada por los hechos, asustada, la alumna de 13 años mintió a todos lo que hablaron con ella ese día y dio comienzo a una secuencia delirante de acontecimientos que degeneraron sin que ella ni pudiera evitarlo ni fuera capaz de imaginar lo que iba a pasar. Dio una patada a una piedra para esconder una falta (quizás una pira escolar como otra cualquiera) y esa piedra empezó a rodar hasta generar una avalancha que acabó con la vida de Samuel. Parece el argumento de una tragedia clásica de destinos enredados, dioses furiosos y sangre derramada, pero es la cruel realidad de lo que sucedió, con la triste paradoja de que es justo la sangre derramada del justo lo único que se asemeja plenamente a lo que, con esmero, se representa desde hace milenios atendiendo a los geniales textos griegos. La mentira de esa niña fue, de manera inconsciente, el primer clavo de la tumba de un Samuel que estaba en manos de fuerzas oscuras y poderosas de las que ni era consciente ni tenía manera de imaginar hasta qué punto iban a cebarse con él. El caso reúne lo mejor y lo peor de la condición humana, la fragilidad del héroe voluntario que no quiere serlo, que cumple con su deber de manera silenciosa, y la crueldad máxima del fanatismo que tiene en la violencia su arma más eficaz, para acallar la voz y pensamiento de quien de él discrepa. ¿cómo será la vida de esa niña cuando sea capaz de asumir lo que ha pasado? Ella no es culpable de la muerte de Samuel, lo es su ejecutor y la ideología que lo ampara, pero el ser consciente de que una mentira propia ha originado esa cruel cadena de sucesos no puede dejar inmune a nadie, le rodea de un conjunto de sentimientos que, a buen seguro, le condicionarán en el futuro. Y nunca podrá olvidar a su profesor, que ya no está, que no puede volver de la nada a la que le han condenado.

El ejemplo de Samuel debiera ser honrado sin cesar por parte de todos pero, ay, en nuestra sociedad, cobarde y acomodada, el valor de quien hace las cosas bien no se reconoce. Hace poco un instituto francés que iba a rebautizarse con el nombre de este maestro cambió de idea por miedo a posibles ataques islamistas. La mayor parte de la comunidad escolar votó en contra, por miedo. Ojalá en nuestras ciudades hubiera una calle dedicada a Samuel Paty, ojalá en nuestros pueblos hubiera colegios e institutos dedicados a Samuel Paty, ojalá pudiéramos hacer algo que nos permitiera estar mínimamente orgullosos de nosotros mismos, recordando la memoria de Samuel, que nos enseñó algo tan valioso como que la libertad cuesta, y que la luz es perseguida por las sombras. Ojalá no sigamos siendo tan viles y cobardes.

jueves, marzo 11, 2021

Las brujas de Macbeth en nuestras regiones

Hay días plácidos, semanas en las que en la política no pasa nada salvo las intestinas luchas diarias que no dejan señales más allá de los rostros de los enfrentados, y horas de vértigo en las que puede surgir una tormenta y descargar de una manera torrencial, llevándose por delante cargos, voluntades, vicios y deseos, que de todo hay en los despachos oficiales. Ayer a esta hora todo parecía tranquilo en el panorama regional, hoy sigue alterado tras el serio golpe que, comenzando en la región de Murcia, se extendió a otras comunidades, y cuya dimensión completa aún no se alcanza a ver. De hecho ni es seguro que se lleguen a producir algunos de los eventos convocados ayer.

Todo empezó por Murcia, que sale poco en los medios. A primera hora de la mañana Ciudadanos anunciaba que rompía su pacto de gobierno y ayuntamiento capitalino con el PP para apoyar una moción de censura con el PSOE, de tal manera que la actual vicepresidenta murciana, del partido naranja, fuese la candidata a la presidencia regional y los socialistas se hicieran con el poder en el ayuntamiento. El rumor de pactos entre socialistas y naranjas que sembró Ánder gil, portavoz del PSOE en el Senado hace no muchos días, empezaba a tomar cuerpo donde menos se lo esperaba. Al final de la mañana era el PSOE el que presentaba otra moción de censura en Castilla y León, donde requiere cuatro votos de Ciudadanos para hacerla efectiva, y donde parece, a esta hora de la mañana de hoy, que no se va a dar ese transfuguismo. El gobierno coaligado del PP con Ciudadanos de Andalucía salió a la palestra para decir que con ellos no iba nada de este lío y que la Junta estaba estable y segura. Y en medio de todo este lío, no a la mitad del camino que va de Murcia a Valladolid, pero sí en el nexo de encuentro entre ambos, saltó por los aires el enfrentado gobierno de la Comunidad de Madrid. Ayuso, la presidenta, cesó a los consejeros naranjas y anunció la disolución de la asamblea y la convocatoria de elecciones para el martes 4 de mayo, después del puente y festivo del 2, trasladado este año al lunes 3 por caer en domingo. A la vez Mas Madrid y el PSOE presentaron mociones de censura ante la asamblea de Madrid con el objeto de derribar el gobierno de Ayuso, y a estas horas de la mañana de hoy sigue habiendo un embrollo de padre y señor mío sobre la simultaneidad de ambos movimientos, la prevalencia de cuál sobre cuál y si finalmente esa convocatoria electoral se llevará a cabo. Como es habitual desde que llegó al gobierno, Ayuso ha conseguido ser la protagonista no buscada por sus contrarios de un movimiento que no buscaba desestabilizarla a ella directamente, pero que suponía una evidente amenaza. Si finalmente hay elecciones, cosa que me temo que tendrá que decidir un tribunal, es muy probable que las gane y saque un resultado muy bueno, acompañada de la disolución de sus hasta ayer socios naranjas de gobierno, y con inciertos resultados por parte de los partidos de izquierda, que a esta hora, (fíjense lo importante que se vuelve el reloj en tiempos convulsos) carecen de candidatos oficiales, como es el caso del PSOE. El intento de la moción de izquierdas es una artimaña para tratar de salvar sus escasos muebles y busca retrasar una convocatoria electoral que Ayuso sabe que le puede beneficiar, y usará la dirigente popular los argumentos de sus denostados independentistas catalanes para defender ahora unos comicios que hace unas semanas consideraba absurdos en Cataluña. Como se puede ver, un lío político en el que unos, otros, estos y aquellos sólo se preocupan por detentar el poder, conservarlo o arrebatárselo a quien, a esta hora, lo tiene. Nada que no se haya visto en cualquier pasado.

Qué buena tarde pasaría ayer el gran Shakespeare en el parnaso literario por el que retoza, charlando con los espectros de Macbeth, su mujer y las brujas que les tentaron. En esa obra muestra el bardo como el ansia por lograr el poder vuelve loca a la gente y le impulsa a la traición, a cometer actos viles, antaño asesinatos, hoy votos en contra, a cambio de un futuro lleno de promesas que, casi siempre, se tornan en llanto y amargura. Nada está claro tras el día de ayer, salvo que fallecieron algo más de doscientas personas por la pandemia, que la vacunación no acelera y la ruina económica crece. Bueno, hay una cuarta cosa clara. A los políticos de este país no les importan ninguna de las tres cosas mencionadas. Sólo el poder.

miércoles, marzo 10, 2021

Puigdemont, desenmascarado de nuevo

Uno de los más logrados ejemplos de trumpismo que tenemos entre nosotros responde a ese sujeto denominado Carles Puigdemont, un fugado de la justicia que alienta a los suyos a rebelarse contra las instituciones porque no detenta el poder que cree que debe poseer. Ayer, en una de sus declaraciones, que tan bien le definen, definió la calidad de la democracia europea en función de lo bien que le vaya a él en su descarriada aventura. Si las instituciones comunitarias el avalan la democracia funciona, si no lo hacen están corrompidas y degeneran. Luis XIV dijo aquello de “el estado soy yo” desde la cumbre de su poder. Puigdemont se cree un rey absolutista cuando no es más que un patético sectario, cada vez más sólo.

El levantamiento de la inmunidad del parlamento europeo de ayer es una buena noticia porque siempre lo es que una institución sepa detectar cuáles son los personajes que, desde su interior, trabajan para derrumbarla. “Puchi” se presentó a las elecciones europeas del 2019 con el único objetivo de alcanzar la inmunidad asociada al cargo, de manera que fuese una barrera más para tratar de evitar el cerco judicial que desde los tribunales nacionales se le iba aproximando. Hasta ahora, y con la evidente ayuda de los tribunales belgas (no quiero usar el término complicidad, pero si así lo entienden me parece correcto) la estrategia le ha ido bien al sedicioso jefe, pero parece que algunos de los vientos populistas que han barrido la política occidental en los últimos tiempos empiezan a aflojar, esperemos que así sea, comenzando porque desde el otro lado del Atlántico ya no sopla la ventolera Trump, en la que se apoyaban todos estos personajes. La decisión del parlamento es un revés para el sedicioso, pero no es el final de la historia, ni garantiza que pueda ser extraditado y procesado por los múltiples delitos que ha cometido. Ya ha demostrado el personaje tener suerte y cabezas pensantes a su lado que rumian y rebuscan argumentos para tratar de salvarle en cada caso, pero sobre todo esa votación de ayer sirve para que, políticamente, la causa Puigdemoníaca y, con ella, el independentismo catalán, haya sufrido un fracaso en Europa que le va a hacer mucho daño. Una votación transversal en la que la socialdemocracia, los liberales y la derecha europea se han unido para empezar a deshacerse de este sujeto y que ha mostrado la unidad de las fuerzas pragmáticas que buscan consensos y el crecimiento del continente, frente a los que usan las cámaras parlamentarias como altavoz de sus delirios y lugar de confrontación. Es una derrota política, sólo eso, pero nada más y nada menos que eso, y para un político, o a un sujeto que se presenta como tal, el resultado de ayer le escuece. Por eso salió el personaje a dar el discurso que antes mencionaba, al que sólo le faltaba de fondo una horda de sujetos con cuernos y vestimentas estrafalarias dispuestas a tomar al asalto la sede legislativa de Bruselas para salvaguardar la democracia auténtica, encarnada en el líder libertario de pelo abundante y obsesiva mirada sectaria. Es curioso los pocos políticos calvos que son populistas, parece que en todos ellos el pelamen es signo característico. ¿Quiénes votaron a favor de “Puchi”? Lo mejor de cada casa, con formaciones como Podemos y la extrema derecha francesa de Marine Le Pen a la cabeza. Es curioso que Vox, los grandes amigos de la populista lideresa gala, unieran sus votos al bando de la cordura. No es ese el bando en el que residen, el de la razón, precisamente. La votación de ayer retrató a los que se inclinaron hacia uno y otro lado, y deja en el lugar preciso a formaciones como Podemos, de los que la distancia con el sedicioso va poco más allá de un estilo distinto de peinado en las crestas de las cabezas de los líderes. Curioso, los que vinieron con el discurso (falso) de la casta y del fin del privilegio de los aforamientos votan para mantener el fuero a un convicto escapado de la justicia. Por sus mentiras y vergonzosos hechos les conoceréis.

Como antes decía, lo de ayer es una pequeña victoria de la ley, pero no garantiza un éxito en el procedimiento judicial abierto contra el sedicioso jefe. En todo caso, muestra hasta qué punto, camino de los cuatro años del acto golpista de “Puchi” y los suyos, su fracaso es absoluto. La región que gobernaron está hoy sumida en el desconcierto institucional y el descrédito, la economía local padece los males del populismo y afronta una decadencia que, lenta, parece difícil de revertir y el apoyo internacional a la causa independentista no deja de circunscribirse a grupos ideológicos extremistas, totalitarios, populistas y desacreditados. El fracaso de “Puchi” y los suyos es total, cunado más tarden en asumirlos, peor para todos.

martes, marzo 09, 2021

El Papa en Irak

Una de las instituciones que más se está viendo afectadas por la disrupción de la normalidad provocada por la pandemia es el papado. Desde hace décadas el ocupante del trono de San Pedro dedica muchos esfuerzos a su proyección mediática global, y los viajes son una herramienta muy importante dentro de esa estrategia de comunicación. Encerrado en el Vaticano, con medio mundo sometido a un encierro similar dentro de sus casas y fronteras, Francisco ha pasado más de un año sin realizar viaje alguno y con una muy escasa presencia en los medios. Su propia salud, con una ciática de por medio, no le ayuda, y el ser persona de riesgo ante una infección Covid ha hecho que su burbuja sea férrea. Poco ha pintado en este tiempo.

Su primer viaje desde que empezó la pesadilla vírica ha tenido lugar este pasado fin de semana, y ha sido a Irak, nación convulsa donde las haya, en la que fallecer por una infección vírica es uno de los muchos problemas con los que sus habitantes se enfrentan para garantizarse la supervivencia diaria, quizás no el más peligroso de todos. Era un viaje peligroso, en el que la seguridad del pontífice podía estar amenazada en todo momento por el cúmulo de grupos extremistas que operan en aquellas tierras, y el que hoy podamos estar hablando de lo que allí ha pasado sin que medie atentado ni refriega de por medio se puede calificar ya de éxito en toda regla. La idea del viaje era triple: sacar al Papa de Roma para recuperar ese protagonismo perdido, llevarlo a un lugar en el que la violencia se ha cebado para enviar un mensaje de paz y tratar de crear puentes con el islam chií, que es el dominante en la zona. De fondo, como constante, apoyar a la comunidad cristiana que, en aquella nación, ha sido devastada por las guerras y fanatismos de los últimos años. La caída del régimen de Sadam Husein fue el pistoletazo de salida de una violencia islamista, que alcanzó su auge más despiadado con el autoproclamado califato del DAESH, y que desde luego tuvo a los cristianos en su punto de mira a la hora de ejecutar persecuciones y masacres. Des una población de algo más de un millón de fieles a esa creencia ahora quedan poco más de unos pocos cientos de miles. El resto o han huido o, simplemente, han muerto a manos del islamismo. No sólo cristianos. DAESH persiguió con saña a todos aquellos que no encajasen en su rigorista y fanática visión del islam y las muertes que provocó son tan atroces como innumerables. Son muertes causadas por el odio, sí, pero por la intransigencia religiosa de fondo, amparadas por una visión creyente, por una fe que sustentaba aquella máquina de poder y destrucción. Como representante máximo de una creencia, el Papa se ha sentido interpelado por el hecho de que la religión sea amparo de asesinos y fanáticos. No ha podido expresarlo con la crudeza necesaria delante de las actuales autoridades islámicas de la zona, con las que se ha reunido en encuentros de gran relevancia ecuménica y, quizás, histórica, pero sí ha mandado un mensaje genérico recordando una obviedad, que es que una religión no puede amparar la violencia. El mensaje de Dios es de amor, de comprensión, de fraternidad, de unidad, y quien lo utiliza para sembrar cizaña y causar el mal a otros está pecando doblemente. Aquel que se ampara en la religión para causar sufrimiento a los demás está violando los preceptos de la religión en la que dice creer, es el mensaje que ha lanzado Francisco en medio de las ruinas de varios templos en un Mosul que es, en gran parte, monumento presente de los efectos de ese fanatismo. La verdad es que no necesitaba el Papa viajar mucho para decir esas palabras. Podía, por ejemplo, ir al País Vasco y repetirlas delante de la curia de sacerdotes y obispos que, aún hoy, comprenden y amparan al terrorismo etarra. Podía, por ejemplo, expresar su mensaje en la iglesia del Buen Pastor de San Sebastián, y reclamar en consecuencia que alguien como José María Setién, que fue obispo y taimado defensor del terrorismo, fuera desalojado de la tumba que ocupa en un lugar preminente de esa iglesia. No lo hará, porque es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la vida en el propio, pero el mensaje es el mismo, igual su validez allí que aquí.

Transcurridos ya varios años desde que Francisco llegó a lo más alto del poder vaticano, su figura sigue siendo el centro de numerosas polémicas internar en el seno de una iglesia dividida y menguante en su poder, y los años no pasan en balde en la salud de un hombre que ve como su legado empieza a ser parte de su carrera. Los mayores problemas los sigue teniendo el Papa en casa, con escándalos recurrentes de financiación y asociados a escabrosos temas como la pederastia y las luchas de poder entre facciones y corrientes católicas. Este año pandémico no le ha sentado bien a la iglesia, menos al papado, opacado por una realidad ante la que no ha sabido, o podido, hacer frente en forma de referente. ¿Cuáles serán los siguientes pasos de Francisco en su proceso de “vuelta” a la actualidad?

lunes, marzo 08, 2021

María Casado o la reinvención

Este sábado tuvo lugar la extraña gala de los Goya de la pandemia, en la que las conexiones virtuales y actuaciones sin aplausos ofrecieron un resultado que, para los críticos, fue satisfactorio. Vi poco del acto, estaba con un libro interesante y, tras la presentación inicial de la ceremonia a cargo de Antonio Banderas, quité la tele y seguí leyendo. Al cabo de una hora volví a encender la pantalla y vi algunas actuaciones y entregas, pero lo quité antes de que terminase la gala. De vez en cuando, junto a Banderas, aparecía María Casado en el escenario, o como voz de fondo, presentando a los siguientes encargados de entregar los premios. Creo que no tuvo tanto protagonismo como Banderas, el anfitrión, a lo largo de toda la ceremonia.

La trayectoria de María Casado es bastante interesante y es, a la vez, un buen ejemplo de superación de las adversidades y de cómo reinventarse cuando vienen mal dadas. Empezó su carrera profesional en Cataluña, haciendo un poco de todo en medios, no sólo en TVE, pero acabó recalando en la casa en la que se haría famosa. Tras unos años en la delegación, llega a la central de Madrid y empieza a presentar informativos, logrando estar al frente de algunas ediciones del Telediario, algo por lo que sueñan, y matarían, muchos periodistas, y otros tantos que no, en este país. La de favores y adulaciones que se hacen por parte de presuntos profesionales al partido que toque para poder acceder a los telediarios, la joya a la que aspiraba Iglesias, que lo dijo en alto, y el resto, que no lo dicen, pero igualmente lo codician. De bello rostro, dicción correcta, mirada serena, voz algo dura y estilo agradable, Casado tiene el don de la credibilidad ante la pantalla. En unos años anteriores a la moda de hacer desfilar al presentador por el estudio para que el atrezzo aplastante esconda la inanidad política que se relata, Casado permanecía anclada a la mesa de presentadora sin poder salir de ella, pero realizaba de una manera perfecta su trabajo. Hizo sustituciones de los primeros espadas (que un solo día suplas a Ana Blanco debe ser el sueño de casi todos) y empezó a ser un rostro propio de TVE, participando en magacines, especiales y demás producciones de la casa, Su trayectoria iba en alza. En un momento dado se produce un giro y pasa del olimpo de los telediarios al duro trabajo de los desayunos, el programa informativo matinal de actualidad, que expandía el concepto de noticias con entrevistas y tertulia, una especie de réplica televisiva de lo que, a esas horas, llevaban a cabo las cadenas de radio generalistas, y que ellas inventaron en su momento. Casado siguió desempeñando esa labor allí con una corrección absoluta. Fu comentada la decisión del ente de cambiarle de programa, pasándola a presentar el espacio posterior a los desayunos, una especie de magacine de actualidad en el que los sucesos, la salud desde un punto de vista algo absurdo y la crónica social dominan el tiempo de emisión. Un registro más abierto, polifacético, en el que el peso de la información (y el rigor) decaían. Sustituía Casado a Mariló Montero, que salió por la puerta de atrás de TVE tras una serie de absurdas polémicas, y se pudo ver a una María más jovial, a la que la cámara le quería tanto como cuando informaba, que andaba en el plató con estilo y naturalidad, que se le notaba con un pleno dominio del medio y de la forma. Era una profesional de primera que igual de bien hubiera hecho ese programa que cualquier otro que se le habría encomendado. Frente a las reinas de la mañana, en las cadenas privadas rivales, Casado trató de no convertir su programa en una mera réplica de lo que la competencia hacía, sino en algo similar, pero con el sello de calidad que se le supone a TVE. En paralelo, se presentó a las elecciones a la presidencia de la Academia de televisión y las ganó.

Un día, hace poco más de un año, casado fue despedida sin muchas explicaciones, porque TVE quería remodelar toda su mañana para crear un contenedor único, llamado “La mañana de la 1” que presenta Mónica López. El despido fue degradante, y Casado lo admitió con una elegancia asombrosa. Al poco hizo público que abandonaba el mundo televisivo, a lo que se había dedicado toda la vida, para unirse al proyecto del teatro del SoHo de Antonio Banderas, en un salto mortal profesional de órdago, y llegó la pandemia y todo enmudeció. María Casado es un perfecto ejemplo de reinvención, de hacer de la necesidad virtud y de, ante el despido que a todos nos asusta, rehacerse. Una profesional de primera, que Banderas supo ver y que sus anteriores jefes dejaron escapar.

viernes, marzo 05, 2021

Miedo a la inflación

Ayer hablábamos del desastre económico que vive España por el coronavirus, centrándonos especialmente en el desempleo, mal endémico de nuestra economía. Ampliemos el foco de la mirada y veamos lo que ocurre a nivel global. Desde los artículos y opiniones que llenan el mundo el tema de la inflación se ha puesto de moda desde hace unos meses y empieza a calar como uno de los posibles problemas a los que nos podemos enfrentar en el futuro. Sus efectos, y los que pueden originar las medidas que se impongan para frenarla, dan miedo, pero creo que se está sobrevalorando ese temor a una inflación coyuntural pero, creo, que no debiera ir a más. Aviso que como pronosticador soy nefasto.

Se están juntando varias fuerzas que, aunadas, tiran para provocar una futura inflación. La mayor de todas es la previsible vuelta a la normalidad que los mercados descuentan una vez que las tasas de vacunación sean elevadas. Es difícil saber si eso será en verano o un poco más allá, pero todo el mundo espera esa vuelta a la normalidad, que puede ser explosiva en forma tanto de celebración de lo ya superado como de inundación provocada por la demanda embalsada que está retenida en aquellos sectores de la población que, forzados a ahorrar, no pueden consumir lo que desean. Movimientos de demanda intensos y concentrados generan tirones inflacionistas porque una cosa es el aluvión de deseos y otra la fabricación y venta de realidades, pero debemos tener en cuenta que la capacidad productiva actual está muy infrautilizada, por lo que no estaríamos ante una situación generalizada de escasez por exceso de consumo. Sólo con que las cosas volvieran a ser normales, para lo que nuestras infraestructuras y sistemas productivos están diseñados, el disparo de consumo sería enorme, por lo que, exceptuando situaciones particulares, no debiera haber ahí una fuente de inflación sostenida. El precio del petróleo sube, lo hace con fuerza desde hace algunos meses, y ya está por encima de los 60 dólares. Es mucho, sí, y el efecto escalón de la subida, desde niveles ridículos, generará alzas de IPC temporales, pero lo cierto es que está volviendo a los valores que tenía antes de este desastre, y es difícil que pueda escalar más allá de los 70 dólares si no media algo no previsto, de corte geopolítico o similar. El principal argumento de los inflacionistas es que, tras años de expansión monetaria para tratar de aliviar los efectos de la crisis pasada, actualmente los bancos centrales se han lanzado a la orgía monetaria absoluta, comprando de todo e inundándolo todo de liquidez, que tarde o temprano debiera derivarse a otros mercados y presionar al alza sus precios. Es un argumento serio, y refleja la anómala situación que vivimos, un brutal experimento monetario como no lo ha habido nunca, que se recuerde, y cuyas consecuencias a medio y largo plazo son desconocidas. En contra de que esta inundación de liquidez genere alzas de precios está el argumento de que la previa, la que se desarrolló tras los QE de 2012 en adelante, tampoco generó inflación, y se temía que lo hiciera. Las deudas drenaron gran parte de esa liquidez extraordinaria y la sacaron del mercado real, impidiendo alzas de precios generalizados. El contraargumento es que, no se puede obviar, esa liquidez extraordinaria sí generó alzas de precios desaforados en algunos mercados, especialmente los bursátiles e inmobiliario. Una parte importante de ese dinero se desvió a inversiones en estos activos, cuyos precios subieron mucho. ¿Ocurrirá ahora lo mismo, y esos y otros mercados verán dispararse sus valores? En la bolsa de EEUU 2020 cerró con ganancias, reflejo de que parte de los estímulos aprobados en aquel país sí han ido a inversión en acciones. ¿Volveremos a ver un efecto localizado o será general?

Ante estas preguntas y los miedos algunos operadores de mercado empiezan a actuar y se ven efectos reales de los temores futuros. Los títulos de deuda se empiezan a vender en los mercados, descontando que precios más altos en el futuro devaluarán su valor, lo que hace que el interés que renten crezca, y eso es una grave fuente de problemas para naciones hiperendeudas como, vaya vaya, la nuestra. Las autoridades de los bancos centrales mantienen su discurso de apoyo a la economía al estilo Draghi, prometiendo hacer todo lo que sea necesario, pero ya han puesto un ojo en los precios y en sus posibles alzas. A lo largo de este año el tema de la inflación va a dar mucho que hablar. Y si solo es eso, perfecto.

jueves, marzo 04, 2021

Millones de parados

Lento, con altibajos, peor en unas zonas que en otras, pero a medida que el proceso de vacunación avanza empieza a verse una luz en el túnel sanitario que vivimos desde hace un año. La eficacia de las vacunas se muestra claramente en las tasas de contagio que se dan en las residencias, lugares ya inmunizados, que se han desplomado, y con ellas las necesidades de hospitalización de ese colectivo y el recurso último a las funerarias. Que se esté discutiendo de pasaportes de vacunación de cara al verano es una señal de que los pinchazos nos están cambiando el escenario médico, para bien. Es la principal alegría de estos días, quizás la única.

Lo que no permite relajo alguno es la situación económica que vivimos, con una crisis tan extraña como descomunal, provocada por la pandemia. Con los datos de paro registrado de este febrero ya podemos ver que se ha superado oficialmente la cifra de cuatro millones de españoles sin trabajo. Una marca horrible que se dejó atrás hace no muchos años, fruto del desastre de la pasada crisis económica, y que supuso en su momento el reflejo en números de los infinitos dramas y destrozos generados por el desplome. A esos millones de desempleados debemos sumarles los que se encuentran en un ERTE, cobrando algo pero con el trabajo suspendido por causas de fuerza mayor, y a todos ellos debemos unir los que se mantienen en el trabajo en la cuerda floja, en empresas y negocios que subsisten, que sobreviven en medio de la tormenta pero que, como los náufragos en el mar, no dejan de tragar agua con cada ola que les embate y, poco a poco, se hunden. Es ese mundo que se encuentra en un limbo la gran novedad de esta crisis, la que la distingue de las pasadas. No nos encontramos ante un desplome fruto de distorsiones en el crecimiento, decisiones erróneas o cualquier otro tipo de problemas que pudiera ser estudiado desde el mundo de la economía convencional. Asistimos a unas pérdidas de empleo en sectores concretos, arrasados por la forma en la que el virus se transmite, que no pueden hacer apenas nada para tratar de mantenerse en pie en medio de cierres perimetrales, toques de queda y derrumbe del consumo. Nada han hecho esos negocios para merecer el castigo económico que sufren, como no lo harían otros si fuesen los afectados porque la forma de contagio del virus fuera distinta, pero día a día ven como su supervivencia se vuelve más difícil. El debate abierto sobre si deben recibir ayudas directas es absurdo, porque es de justicia que se las den, pero choca esa justicia con la anemia financiera de una nación que está sin recursos y con la parálisis de un bigobierno más que superado por la realidad. La imagen de la costa llena de los restos causados por el temporal vírico es demoledora. En paralelo, en el malecón, protegidos, millones de personas contemplan el desastre desde la seguridad de empleos y sueldos garantizados, con sus tasas de ahorro disparadas en un tiempo de forzada frugalidad. Asisten, asistimos, a un espectáculo de dureza inusitada en el que lo que parece el reparto de cartas de una baraja nos ha situado a algunos en la parte protegida y a otros en la cruda intemperie. Las alternativas de los que tratan de nadar en el mar embravecido se agotan mientras que el ansia de disfrute de los guarecidos crece con su forzado aburrimiento. Es una situación completamente absurda, carente de sentido, que se produce por la llegada de un golpe imprevisto. ¿cómo contempla el desempleado su suerte en una economía hibernada? Si el paro siempre ha sido una condena en España ahora mismo es la pesadilla perfecta. Hasta que la vacunación no logre que la economía pueda arrancar muchos de esos empleos seguirán perdidos y, no nos engañemos, demasiados no volverán.

Cierto es que, como señalan algunos, la recuperación que nos espera cuando se desembalse la demanda acumulada que mantienen los que seguimos cobrando pude ser de tal intensidad que absorba gran parte del desempleo, pero está por ver si ese impulso de celebración desmedida tras la pesadilla no será flor de un día, tan exuberante como efímera, y que no podrá paliar la extensión y profundidad de los daños causados. Desde luego, hasta que la normalidad no empiece a volver en serio, mínimo el verano dada la velocidad de vacunación, es necesario ayudar a los que tratan de no ahogarse en el mar de la crisis. Es justo y necesario. Y sí, es nuestro deber hacerlo.

miércoles, marzo 03, 2021

Sarkozy, condenado

No me gusta esa socorrida expresión que reza “mal de muchos” para tratar de enjuagar los desastres propios en medio de los ajenos. Mejora la cosa cuando se le añade la coletilla “consuelo de tontos” porque ahí e ve cómo realmente nos estamos fijando en el desastre ajeno para tratar de disimular el propio, cuando ambos debieran empeorar nuestro ánimo. Usar las desgracias ajenas como consuelo a las propias es una mala táctica que sólo sirve para perpetuar las desgracias personales y hacernos unos cínicos de campeonato. Comparar es inevitable, humano, y a veces contraproducente.

Un tribunal de París ha condenado a Nicolas Sarkozy, expresidente de la república francesa, a tres años de prisión por corrupción. Los detalles del caso no son muy importantes, pero la trama, en fin, es otras de las miles de variantes que tienen a la manida corrupción como telón de fondo. Sarkozy se aprovechó del poder que ostentaba para desvirtuarlo y actual en contra de la ley. Dice el exmandatario que recurrirá lo habido y por haber, pero la mancha sobre su conducta ya no es una presunción, sino una sentencia. Lo importante de esta historia no es tanto la vivencia de un personaje como Sarkozy, devorado por su megalomanía, sino las implicaciones sobre la república francesa. Haciendo un paralelismo cómico con nuestro país imagino a algunos grupos políticos galos pidiendo la vuelta de la casa de Orleans al trono de Versalles una vez que se ha demostrado que la república ampara corruptos. De hecho, es la segunda condena a un expresidente francés, si no recuerdo mal, porque Chirac también lo fue. El movimiento monárquico en Francia no deja de ser una anécdota y el supuesto que les he planteado es muy ridículo, lo se, pero no deja de ser una manera de mostrar hasta qué punto es absurdo plantearse cambios de régimen político ante el comportamiento de los individuos que los representan si no se produce un cambio en dichos individuos o en los sistemas de control de esos mismos regímenes. Tenemos en España una monarquía parlamentaria que es tan legítima y democrática como la república francesa, y tan susceptible de ser atacada en sus mismas entrañas por la corrupción como el sistema galo. El Congo y Arabia Saudí poseen sistemas, republicano y monárquico respectivamente, en los que la corrupción y el despotismo no son marca de la casa, sino directamente la forma de gobierno, siendo el “nombre” de la institución que la rige una mera formalidad proveniente de la tradición. En nuestras naciones existe una obvia y legítima preocupación por la corrupción, porque es injusta, insolidaria, ineficiente, deslegitimadora y todos los adjetivos que quieran ustedes añadir, no sobrará ninguno, pero no dejaremos atrás la corrupción con un cambio de forma de gobierno, de la misma manera que se suceden los colores políticos al frente del poder parlamentario y no hay legislatura sin sus escándalos. La principal diferencia entre los regímenes entre los que se tolera la corrupción y los que no es que en los últimos se acaba conociendo, con el tiempo juzgando y, con mucho tiempo, paliando, mientras que en los otros, los que la toleran, no pasa nada, nunca hay noticias relevantes al respecto, ni denuncias ni escándalos. Curiosamente la corrupción real es muchísimo mayor pero no lo parece, y si uno mira las noticias que circulan en esas naciones pudiera parecer que la corrupción allí es un problema superado, mientras que en los países desarrollados no hay día sin trama o escándalo que afecte a políticos conocidos. Esa asimetría informativa no refleja una realidad, sino la anomalía del régimen corrupto. Sin ir más lejos, en la época franquista, en la que la corrupción era LA manera de funcionar, poco se hablaba de ello. Lo que refleja Berlanga en joyas como “La escopeta nacional” es un sistema completamente corrupto. Y de eso no se escribía mucho, ya se encargaba el régimen de que así fuera.

¿Es bueno para las instituciones que quienes las hayan regido acaben condenados? Evidentemente no, porque muestra las fallas que esas organizaciones poseen, y sentencias de este tipo, sobre todo, deslegitiman el poder que de esas instituciones democráticas emana, poder que condiciona nuestras vidas, ingresos y posibilidades. Pero es labor de todos, también de las instituciones, evitar que hechos así se repitan. Habrá personas ejemplares que sean incorruptibles en todas partes, pero también las hay que se dejan y ofrecen. Si los sistemas de control que establecemos para alentar a los primeros y castigar a los segundos no funcionan da igual el nombre y rango que le otorguemos a la forma de gobierno bajo la que, presuntamente, nos regimos.