Ayer fue otro día de intentas caídas en la bolsa de EEUU, con un descenso del entorno del 1,7% para el Dow Jones y más del 2% para el tecnológico Nasdaq. Desde que comenzó el año el mercado norteamericano se está comportando peor que el europeo, ya que aquí los índices no caen con esa fuerza, incluso presentan todavía ligeras ganancias anuales. En paralelo, el precio de los bonos norteamericanos, los “treasury” a diez años también cae y su rentabilidad escala con ganas, situándose cada vez más cerca del 20%, valores que eran soñados hace un par de años, en el mundo de las extendidas (y absurdas) rentabilidades negativas. Están los mercados revueltos.
¿Por qué? La explicación rápida es que el ciclo económico allí está más avanzado y que el anuncio de la FED de políticas monetarias más estrictas empieza a calar Recordemos que en sus últimos discursos Powell, el Lagarde de allí, ha indicado tres subidas de tipos para este 2022 y el fin del programa de compra de títulos asociado a la pandemia, todo ello para atajar una inflación que empieza a ser vista como no tan transitoria. Los efectos de ómicron, como freno a la expansión económica y como agudizador de los problemas logísticos globales suponen un nuevo dolor de cabeza para los expertos, que ven como las previsiones y escenarios de hace pocos meses se van a la basura a medida que China cierra ciudades y puertos cuando encuentra “dos o tres casos”. Poco, más bien nada, puede hacer la FED en ese mundo real, pero en su ámbito de actuación ha decidido que se ha acabado la fiesta y va a tratar de enfriar la economía para que, desde ese lado, los precios se moderen. Y eso se traduce en movimientos bursátiles de retirada, acrecentados además porque en EEUU los índices vienen de máximos históricos, y claro, hacer caja cuando el Nasdaq ha batido récords durante años y años es muy tentador. En nuestras bolsas europeas las cosas no son iguales, y menos aún en un Ibex que es el más rezagado a la hora de alcanzar niveles prepandémicos, con los que apenas ya sueña nadie. En EEUU las compras bursátiles a crédito son comunes y los movimientos bruscos para liquidar posiciones y no entramparse son comprensibles cuando el mercado vira. ¿Es de esperar que las caídas sigan? A priori si, aunque luego vaya usted a saber. Una de las causas por las que es probable que estos movimientos bajistas no sean pasajeros es que muchos, yo también, opinan que bolsas y mercados ya estaban sobrealimentados por las inyecciones de liquidez que los bancos centrales hicieron para capear la gran recesión, y que ese efecto de dopaje se ha acrecentado tras los programas de estímulo pandémico, que en parte han sido absorbidos por las cotizaciones. Retirar dinero de la circulación por la política más restrictiva de las autoridades monetarias es como quitar gasolina a un motor muy revolucionado, que bajara de ritmo de giro sí o también. La gran duda que atenaza a todo el mundo es cómo se va a producir ese proceso de aterrizaje del mercado, y quién se va a ver más afectado por el menor estímulo. Hay compañías y compañías, negocios viables y otros que han crecido con enormes dosis de ilusión y deuda, y que en caso de la subida de tipos de interés que vemos pueden verse comprometidos en sus cuentas, en las que hasta ahora la entrada de flujos financieros era segura. Si la situación persiste podemos ver empresas y sectores muy afectados, y en función de eso y de lo que ocurra podremos decir si lo que vivimos hasta finales del año pasado fue un proceso de burbuja o no, y sólo hemos pasado por una corrección necesaria y sana, una poda que elimina excesos. El tiempo y la dimensión de las bajadas lo dirá, resulta imprudente predecir lo que puede pasar y, además, si me arriesgo, es casi seguro que me equivoque por completo.
A todo este cóctel económico financiero hay que sumarle el factor geopolítico. La tensión creciente generada por Rusia en Ucrania es un factor con poder desestabilizante de primera magnitud, y que resulta en sí mismo completamente imposible de prever. ¿Va Putin de farol o realmente invadirá, o atacará híbridamente, o amagará con algo? Sólo lo sabe él, pero en todo caso eso introduce tensiones enormes en mercados como el energético, con el petróleo ya en el entorno de los 86 dólares, que generan inflación y frenos a la recuperación económica, y que ponen nerviosos a inversores y a cualquier hijo de vecino, y eso también cotiza. Como ven, el patio está revuelto, mucho.
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