viernes, enero 28, 2022

Francia busca su hueco en la crisis ucraniana

El otro día comentaba el papel de perfil, asustado, que ha adoptado Alemania en todo el conflicto de Ucrania, sin mostrar carta alguna y no ejerciendo el más mínimo liderazgo europeo. Aunque ya no pertenece a la UE, tampoco el Reino Unido está jugando las cartas que le suelen corresponder en este tipo de crisis, sumido como está él mismo en sus propios desastres, de escándalo en escándalo de un Johnson que es un filón para los medios y una vergüenza para todos los demás. Su reciente pacto con EEUU, ese Aukus firmado en verano de 2021, en cierto modo le priva de voz al supeditarse a todo lo que haga EEUU. Londres distribuye información, pero ni lidera ni actúa como parte activa.

¿Quién queda? Sí, sí, Francia, Francia, el eterno imperio que hace mucho que ha dejado de serlo, pero nunca dejará de creérselo. Los ocupantes del Eliseo tienen una fascinación desmedida por el flirteo amoroso y por ser imprescindibles en el orden mundial, y no decepcionan nunca en ambas facetas. Si Macron, al parecer, nos ha salido recatado en sus costumbres privadas, manteniéndose fiel a su mujer Brigitte, no se ha resistido a desempolvar los oropeles napoleónicos y erigirse como el portavoz de Europa ante Rusia. Quizás sea porque desde su residencial el puente de Alejandro III sobre el Sena le queda muy cerca y el recuerdo de las ententes zaristas y parisinas es algo que dejó poso en el país, pero lo cierto es que, desde hace tiempo, Francia abandera un movimiento de contactos con Rusia para destensar la relación entre la UE y el complicado vecino del este. Tras la anexión de Crimea y primera guerra del Donbás, Francia se sumó a las sanciones que se impusieron desde occidente a Rusia, no le quedó otra, pero al poco tiempo empezó a tener un discurso distinto, intentando rebajar el tono occidental y abriendo líneas de contacto con el Kremlin. Sin duda las empresas francesas, con intereses en Moscú, lo agradecían, pero creo que esos movimientos se daban más por la necesidad imperiosa que tiene el país vecino de marcar posición propia respecto al mundo anglosajón que por otra cosa. En la UE, con la retirada del Reino Unido, el proyecto ha quedado aún sí cabe más liderado por Alemania y Francia, y si los primeros son los responsables de las directrices económicas, los segundos siguen queriendo ser los que dictaminen el espíritu político de la Unión, y con él su acción exterior. A esto se debe añadir que en mayo de este año se celebran elecciones presidenciales en Francia, es una de las grandes citas marcadas en el calendario desde hace tiempo, y Macron, que sigue con relativa ventaja frente al elenco de candidatos de extrema derecha, no va a desaprovechar la oportunidad de exhibirse como líder global ante los suyos, sea eso solamente una pose destinada a exaltar su figura y buscar votos o contenga también algunas opciones reales de convertirse en vía de negociación. Con estas ideas de fondo, juzgue usted cuáles cree que pesan más, esta mañana se va a producir una conversación telefónica entre Macron y Putin. El jefe del gobierno galo será el primer mandatario que hable con el presidente ruso desde que éste recibió el escrito de EEUU en el que se contestaba a sus peticiones. Esa respuesta no ha sido vista con agrado desde el kremlin, al considerarla insuficiente en todos sus aspectos, pero la vía diplomática se mantiene, y de mientras sea así las opciones de que esto no acabe mal siguen vivas. ¿Qué mensaje y estrategia tendrá pensado presentar Macron? No lo se, no está nada claro. Lo lógico es que insista en que la posición a la que aspira Putin es inviable pero que trate de ofrecer garantías de que la UE, o sea Francia, tengan posición propia frente a EEUU, tratando de hacer sombra al socio americano, cosa que Putin siempre verá con agrado.

¿Tiene Macron opciones reales de ser relevante? ¿Va a conseguir algo a parte de la conversación? Desde un punto de vista interno el convertirse a lo largo del día de hoy en el interlocutor preferente ante Rusia ya es un tanto, y ciertamente eleva el papel de Francia en todo este lío, aunque realmente todos sabemos que sólo dos naciones, EEUU y Rusia, son determinantes y que es esta última la que dictará cuáles van a ser los siguientes pasos de la crisis. En todo caso hoy el Eliseo y el Arco del Triunfo se van a hincar de orgullo, de “grandeur” reverdecida, aunque sea de postal. En una sociedad marcada por la imagen, Macron logra un tanto para sus intereses internos, ya veremos si es realmente útil o se queda a la altura de selfie de Instagram.

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