Hoy subo a Elorrio de puente largo. Si recuerdan, a la vuelta de la Semana Santa, les conté el aquelarre organizado por las juventudes batasunas en mi pueblo y el orgullo que exhibían de los crímenes cometidos durante los años de existencia de ETA. Por eso, resulta bastante lógico, desde la óptica totalitaria que reina en ese mundo, que incluyan a asesinos profesionales en las listas electorales para los municipios de este próximo mayo. No es que sean de los suyos, sino que son directamente lo que les domina y dirige. En este sentido, la coherencia que muestra Bildu es completa, casi elogiable. Son una mafia orgullosa y actúan como tal.
Lo que es incomprensible, y de impresentable hacia arriba, es la condescendencia con la que otras fuerzas políticas han reaccionado ante las listas presentadas por los herederos de ETA. No ha resultado sorprendente que Podemos, un partido que ve con comprensión las acciones etarras y que, en cierto modo, añora los tiempos de las bandas terroristas europeas de los años setenta, que veían como vanguardia revolucionaria, reaccione con la mayor de las condescendencias ante un hecho así. Aliarse con Bildu es el destino natural de Iglesias y los suyos, y las preferencias que el líder supremo de esa formación muestra cada día hacia el mundo batasuno son indudables. Resulta indignante, sí, pero también muestra algo de coherencia por parte de esa formación. Quienes se han quedado colgados de la brocha, frase hecha que escoge para no ser demasiado hiriente, son los miembros del PSOE. Una de las mayores infamias que ha cometido Sánchez en estos años de gobierno ha sido la de elevar a Bildu a nivel de fuerza de gobierno. Sus escaños han sido decisivos para poder aprobar un montón de normas y el mantra que ha salido de los propagandistas de Moncloa durante estos años es que, como formación legal que es, Bildu es un partido más, que en nada se diferencia de, pongamos, Teruel Existe. Por mucho que se repita una mentira no deja de ser cierta, y sí, Bildu es legal y puede presentarse a las elecciones, pero pactar con ellos implica asumir una serie de realidades que son las que son. No sólo esa formación no ha mostrado propósito alguno de arrepentimiento por los asesinatos y demás horrores causados durante los años de vigencia de la banda sino, que, como ven, no desperdicia ocasión alguna en despreciar nuevamente a las víctimas y así hacer ver que lo que mató, extorsionó y secuestró bien matado, extorsionado y secuestrado estuvo. Cuando uno escoge a este tipo de socios para su desempeño político realiza una especie de pacto fáustico en el que vende su alma. En estos años el PSOE ha pasado de una posición de pactar con Bildu por necesidad a hacerlo con la mayor de las naturalidades posibles. De ahí el patético comportamiento de los dirigentes socialistas cuando se supo que las listas batasunas eran un reguero de exconvictos. Un silencio cómplice, furtivo, de vergüenza manifiesta, pero de cumplimiento de órdenes. Una docilidad militante al servicio del aparato propagandístico de Moncloa, cuya orden era salir corriendo y no decir nada, y esperar a que la polémica amaine. Como no lo hacía ayer hubo orden desde donde se manda que empezaran a salir a declarar que no están de acuerdo con esas listas y que les parece mal. Es probable que si les hubieran ordenado decir que las listas son un invento de Donald Trump lo hubieran dicho. La capacidad de repetición de las consignas por parte de la actual dirigencia del PSOE demuestra no sólo su total incapacidad política, sino la plena sumisión a la única voz que manda, dicta, y decide si el resto siguen cobrando a final de mes o no. La ideología, la ética o, simplemente, la vergüenza, es lo de menos. En todas las formaciones políticas, sí, pero como se ha visto en esta semana, en el PSOE casi como en ninguna otra.
¿Saben lo que es más patético de todo esto? Que si un partido legal hubiera incluido en sus listas a, pongamos, ex convictos de bandas latinas, declarados neonazis o violadores de niños, por poner algunas categorías delictivas graves, todas las fuerzas políticas se hubieran posicionado radicalmente en contra. Y con razón. Esto, lo único que significa, es que existe un sector del electorado, que se identifica con la extrema izquierda, que ve con buenos ojos el que ETA matase hasta el día en el que dejó de hacer, que entiende sus crímenes y comparte sus causas. Es así de simple, de cruel y nauseabundo. Al menos la mafia batasuna lo dice de manera explícita. No da lugar a engaños. Como Putin, no engaña, sabemos qué tipo de sujetos son.
El lunes 15 es festivo en Madrid y el martes 16 me lo cojo. Subo a un frío y lluvioso norte. Ojalá llueva también en el resto del país. Nos leemos el miércoles.
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