Cada uno de nosotros posee diferentes aspectos y perfiles para las múltiples facetas y habilidades de la vida. Es un error muy generalizado hoy en día simplificar las cosas, en este mundo de lo instantáneo, y catalogar a alguien de una manera, y que esa idea fuerza sobre él sea la que rija en todos los aspectos. Un literato o actor no es un intelectual, puede saber de cosas más allá de su profesión o no, y su criterio al respecto puede ser certero o disparatado, o no saber. Una persona puede ser un genio en algunos aspectos, pongamos los profesionales, y ser a la vez un cero a la hora de hacer otras cosas y un ogro en su casa y alguien maravilloso con los amigos, y todo a la vez. Es lo normal, somos complejos y poseemos múltiples perfiles.
Elon Musk, una de las personas más importantes de nuestro tiempo, ha dejado claro que es tan brillante en la ingeniería como sociopático en lo personal y extravagante en lo público. Sus empresas, especialmente Tesla y SpaceX, han revolucionado por completo las industrias en las que se han asentado, automovilística y espacial respectivamente, y hay un antes y un después de su llegada que es incuestionable. Se ha convertido en un genio de los negocios con un componente de fábrica algo ajeno al mundo del puro software que impera entre las mentes de Silicon Valley, y se ha hecho rico, inmensamente rico. Es, desde hace un tiempo, y gracias al valor de sus acciones en sus compañías, el hombre más rico del mundo. En lo personal posee una vida completamente alocada, con un montón de hijos, creo que más de diez, fruto de su relación con varias mujeres, con algunos matrimonios, divorcios y relaciones abiertas. Su padre parece que era el típico autoritario que pega a su familia y eso, ya se sabe, crea traumas. Los hijos de Elon, a los que ha denominado en algunos casos con combinaciones alfanuméricas tipo XA17 y cosas por el estilo, tienen una relación complicada con él. Algunos mantienen el contacto y otros no. Uno, creo, ha transicionado para cambiarse de sexo cuando ha llegado a la adolescencia. Necesitado de un reconocimiento social, algo que es casi lo más normal en el mundo narcisista de las redes que impera hoy en día, Musk tuiteaba antaño a lo loco hasta que decidió comprarse la red Twitter para tuitear como el jefe loco. Eso ha hecho que la red, que redenominó como X, (sí, tiene una obsesión con esa letra) se haya convertido en una jaula de grillos aún más alocada de lo que ya era, con sectarios de todo tipo deambulando a sus anchas en medio de cosa de gran valor que no destacan como es debido. Coincidiendo con este movimiento empresarial, Musk ha tenido una epifanía política y, de ser un defensor de los demócratas se ha convertido en un adorador de Trump, de tal manera que la intensidad de sus tuits en apoyo al líder mesiánico de lo que antes era el republicanismo ha ido creciendo sin cesar. Esto no tiene mucha importancia cuando Musk no es sino un empresario muy rico y un creador de opinión influyente, que no es poco, pero que puede ser obviado simplemente no participando en el mundo de las redes sociales (mi madre no sabía quién era Musk hace año y poco) pero ya no es lo mismo cuando el empresario se mete en la campaña de Trump, acude a sus mítines con ardor y aspecto alocado y contribuye notablemente a la victoria del magnate, llegando así al poder político en la nación más poderosa del mundo. Musk, actual consejero en jefe de Trump, va a ser agraciado con la concesión de un departamento externo al gobierno federal para que éste sea simplificado y reorganizado, con lo que su poder va a afectar directamente a la gestión de la vida de los norteamericanos. Eso hace que si Trump pone un tuit en el que se cisca en alguien, aparte de ser un acto de mala educación, se convierta en la declaración de alguien con poder en Washington, capaz de transformar ese tuit, que no es nada, en una declaración de intenciones políticas que puede ser transformada en normas, leyes, decisiones de gobierno. Dado que la carga de locura de los tuits que Musk suelta sin cesar no deja de ir creciendo, es normal que la alarma de medio mundo también lo haga ¿Está en sus cabales el hombre más rico del mundo y el, actualmente, principal consejero de quien va a ser el presidente de los EEUU? ¿Musk es una versión tecnológica de Rasputín?
Walter Issaccson, autor de su biografía, que ya se ha quedado vieja, comentó en las entrevistas de presentación del libro que Musk tiene un componente que lo acerca al autismo en su relación con las personas, que de vez en cuando sufre brotes de ira que descarga en quienes tiene a su alrededor y que, durante ese tiempo, se convierte en un ser oscuro y despiadado. No es muy tranquilizador que un personaje así, tan proclive a dispararse, este cerca del enorme poder que la presidencia de EEUU puede desplegar, pero es lo que hay. Ahora mismo Musk es una fábrica de sorpresas, bulos, broncas y declaraciones que a uno le dejan perplejo. Y esto tiene pinta de ir a peor. ¿Cuánto tardarán Musk y Trump en enfrentarse¿ ¿Cuánto nos va a costar eso al resto del mundo?
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