Una de las primeras medidas presidenciales de Trump ha sido la de levantar la prohibición ratificada por el Tribunal Supremo sobre la red Tik Tok. Hace ya meses la administración Biden inició un proceso para prohibir el uso de esa red en EEUU alegando que su empresa matriz, la china ByteDance, colaboraba con el gobierno de Beijing y la información que la aplicación recolectaba era accesible para los servicios de inteligencia de esa nación. Por un motivo de seguridad nacional, la norma que aprobó el Congreso daba la oportunidad de, vendiendo el negocio en suelo norteamericano a una empresa local, mantenerse, si no, el cierre. Trump, en su momento, apoyó esta forma de actuación.
¿Se imaginan cómo sería su vida si, de repente, la red social de la que tanto disfrutan, y a la que están enganchados, se cierra? Esta pregunta se la pudieron responder los usuarios de Tik Tok en EEUU desde las cero horas del pasado domingo, cuando entró en vigor la prohibición y la app se fue a negro en todos los dispositivos. Cerca de la mitad de la población de ese país, unos 170 millones, son usuarios de esa red, y su expansión global es absoluta, siendo ahora mismo, probablemente, la red social más usada del mundo (whtasapp es otra cosa, creo yo). Su éxito entre la población infantil y juvenil es total y el formato de vídeo corto, chorra y vertical ha arrasado en todas partes. Según los expertos, es la que tiene el algoritmo mejor depurado para conseguir enganchar al usuario de la manera más eficaz posible y en el menor tiempo, que es el objetivo último de este tipo de empresas. El usuario, cautivo por su propio deseo, es una fuente de datos valiosísima para negocios paralelos en los que la publicidad y las ofertas comerciales de todo tipo tiene una enorme importancia. Así mismo, como otras redes, hay miles, millones si me apuran, de usuarios y empresas que se han organizado en torno a ella para generar negocios, creando contenido, cobrando suscripciones y demás alternativas que ofrece el mundo de las redes. Tik Tok es una máquina de generar riqueza tanto para su empresa matriz como para los que la utilizan como un activo en sus negocios, por lo que el cierre de este tipo de servicios genera efectos económicos potentes en sectores de lo más diverso. Una red social no es sólo un sumidero de tiempo personal, que también, sino un negocio enorme que vive de la imbricación de los millones de usuarios que posee, y que crece en capacidad financiera a medida que la red se expande. La masa vale en sí misma. En el mundo actual probablemente Tik Tok es la reina en lo que hace a usuarios e Instagram lo es en lo que hace a negocio, habiéndose convertido en una herramienta obligatoria para cualquier empresa. Otras redes se encuentran en retroceso, como es el caso de Facebbok, por la cada vez mayor edad de sus participantes, o Twitter, antes X, metida en polémicas sin fin en las que el comportamiento desquiciado de su dueño no hace sino agravar. El caso de Tik Tok es especial porque se trata de la única empresa no norteamericana, para más inri china que ha conseguido triunfar en el mundo global de las redes. Todas las demás han sido desarrolladas en California, en Silicon Valley, por lo que la red china es un competidor ajeno, y muy fuerte. En el mundo en el que la atención del usuario es lo fundamental, los minutos que se pasan en Tik Tok no se usan en Instagram u otras plataformas, por lo que es obvio que las empresas norteamericanas consideran un competidor muy serio a la entidad china, y han aplaudido con las orejas durante todo el procedimiento legislativo que estaba encaminado a su prohibición. ¿Buscan simplemente el monopolio? ¿Las alegaciones de seguridad nacional son una excusa para quedarse con el mercado de un rival poderoso? No son pocos los que opinan que detrás de estos movimientos existe simplemente lo de siempre, la lucha económica y la colaboración de un estado, en este caso, el norteamericano, con sus empresas para que una empresa extranjera no sea competencia. Si finalmente la app se permite en aquel país pero es gestionada por una matriz norteamericana, las excusas sobre la defensa de la privacidad de los usuarios quedarán convertidas en papel mojado, y el que la gestione pegará un gran pelotazo económico. ¿Será Musk quien se haga con ella?
Ahora que no nos oye nadie, querido lector, es obvia la certeza de la acusación sobre los datos de los usuarios, porque claro que el gobierno chino se queda con ellos y los usa para espiar, al igual que lo hace el gobierno de EEUU con los datos que recolectan sus empresas. El único que no espía con datos es el que no tiene acceso a ellos, así de simple. A partir de ahí el problema es una mezcla de poder, influencia global y negocio económico, en la proporción que ustedes deseen. A la espera de saber cómo acaba esto, piense en su vida sin su red favorita ¿Cómo lo llevaría?
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