El otro día, en el café de la mañana, no se muy bien a cuenta de qué, uno de mis amigos planteó la pregunta de qué le diríamos a nuestro yo cuando tenía 18 años si pudiéramos volver, en plan Regreso al Futuro II, para darle consejos útiles. Se supone que tener más años y experiencia ayuda a evitar errores con los que te vas a dar de cabeza sí o sí, y más a esas edades. Él que planteó la pregunta dijo que él le recomendaría aprender a bailar, porque eso facilita mucho el conocer chicas y ligar. Me entró la risa, porque creo que mi yo pasado fracasaría en ese asunto hiciera lo que hiciese.
Rápidamente contesté, y em salió la vena materialista. Dije que le chivaría que, cuando se entere que hay una empresa norteamericana llamada Google que saca acciones a bolsa, que coja todos sus ahorros y los ponga ahí, y que casi todo lo que tenga, también lo meta en esa entidad. Que espere y que, mientras valga poco, pida prestado, venda lo que sea, para seguir metiéndolo ahí, y luego se dedique a hacer otras cosas mientras el valor se dispara. Que no venda y acumule ganancias hasta que aparezca una cosa extraña llamada bitcoin, y entonces venda todo su valor en Google y compre las cosas esas raras, que no entenderá, cuando valgan poco más de un par de dólares, y que esperes hasta el día que llegue a 100.000 y entones decida qué desea hacer con el resto de su vida. A los que estaban en el café mi respuesta les dejó algo fríos, quizás porque esperaban una opinión más centrada en valores morales o sentimentales. Reconozco que es lo primero que se me ocurrió, me salió la vena de economista. Se supone que si uno tiene aspiraciones el poseer independencia económica te ayuda a lograrlas y favorece notablemente que uno se pueda dedicar a ellas, te da la tranquilidad necesaria para hacer lo que desees y, en todo caso, quita preocupaciones. El café se terminó y volvimos cada uno a su oficina, pero me quedé pensando en el asunto y en lo que dije y en lo que, quizás, hubiera tenido que decir. El planteamiento de la historia es artificial, porque no se puede volver al pasado a sabiendas (el juego del almanaque deportivo de Regreso al Futuro II es brillante, pero imposible) pero queda la duda eterna del “y si…” que lleva reconcomiendo a la humanidad desde el principio de los tiempos. Lo que hicimos en el pasado ahí se queda, aunque ahora se venda la idea falsa de que el pasado es reescribible. Si cada uno analiza la vida que lleva podrá hacer un cierto balance y medir, más o menos, si ha conseguido las cosas que esperaba, si algunas de ellas han resultado ser como creía, sui determinados esfuerzos han sido productivos, en lo económico o personal, si las elecciones hechas en un momento dado han sido realmente condicionantes o no… es un asunto complicado, que puede llevar su tiempo, y que realmente no sirve para nada, porque lo que escogimos como sendero en una bifurcación del pasado no se puede alterar, y hay elecciones que parecieron trascendentes que quizás no lo fueron tanto y otras más nimias que sí han condicionado nuestras vidas. ¿Cómo calibrarlas? Cada uno debe recurrir a su experiencia y personal balanza a la hora de ponderar. Lo cierto es que en la edad en la que estoy, cincuenta y pocos cumplidos (sí, son muchos) empieza a ser inevitable hacer un cierto balance. No duplico esos dieciocho de punto de referencia, pero me queda poco, y eso hace que haya vivido mucho más desde ese punto que hasta él. ¿Sólo le diría a mi yo fórmulas para ganar dinero? ¿Debiera darle consejos sobre las cosas “importantes” de la vida que he ido aprendiendo para que no sufra, más allá de la carrera profesional y financiera que tenga? ¿Acaso he aprendido realmente cómo funciona la vida adulta como para sacar conclusiones que sirvan de algo? Mi sensación a medida que avanzan los años es que cada vez se menos de cómo se hace todo, de que lo que tenía por seguro se desmorona y lo incierto no deja de crecer, y que no se realmente cómo se lleva la vida en el mundo adulto, que me sigue pareciendo algo ajeno, arcano, y sí, peligroso.
Quizás debiera decirle a mi yo que cubra algunas de las taras que me han limitado en estos años. Que tenga algo más de valor a la hora de tomar decisiones profesionales, que aprenda inglés de una XXX vez, porque eso le va a ser más útil que muchas otras cosas, que intentase la aventura profesional de irse al extranjero cuando acabe la carrera, que lea algo menos, porque no aprenderá tanto pero no le va a sacar partido a lo que sabrá de los libros. Y que no haga nada cuando una chica le guste, que no se equivoque, que no se meta en esos líos, que vaya a un descampado y grite y se pegue porrazos contra un árbol, pero que a ellas no les diga nada, que se ahorre esos dolores. Quizás muchos recomendasen justo lo contrario. ¿Ven cómo no se qué hacer?
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