miércoles, febrero 27, 2008

Ecos del debate

Tanta era la expectación originada por el famoso debate del Lunes que ayer todos los medios de comunicación seguía analizando y dándole vueltas a lo que allí pasó. Como hay encuestas para todos los gustos y cada uno puede coger los porcentajes que quiera, todos los resultados son válidos. Si parece haber consenso en que Rajoy lo hizo mejor de lo esperado y que Zapatero estuvo menos fino de lo habitual. Nadie proclama victorias con titulares de infarto, pero parece que en el PSOE están algo más preocupados que en el PP, y eso que unas tablas, como dije ayer, son en el fondo algo no muy bueno para Rajoy.

Lo que si ha suscitado polémica, al menos entre los amables lectores de este blog (cómo os quiero a todos y a todas, sobre todo a estas últimas :-))) es el formato en sí del debate, y si se le puede llamar de esta manera. Comparto la opinión de que lo que hemos visto, una sucesión de monólogos a dos bandas, no es un debate. Es otra cosa, pero no un debate. Si los tiempos los miden unos árbitros de baloncesto y el moderador sólo pronuncia un interminable discurso inicial y el resto del tiempo está mudo, y no hay preguntas, ¿cómo llamamos a esto? ¿Cara a cara? ¿Soliloquio a dos bandas? Aprovechando que estamos en plenas primarias americanas veamos que hacen los pérfidos yanquis. Ayer Obama y Hillary celebraron su debate número 19, sí, sí, 19. Los últimos están siendo entre ellos dos, pero los primeros incluían a toda la tropa de candidatos demócratas. Son debates celebrados en salones de actos universitarios, no en estudios diseñados al efecto, casi todos ellos con público que puede aplaudir (o no) las intervenciones, y con dos detalle fundamentales. Los organizan los medios de comunicación, no el partido demócrata, y están comandado pos una serie de periodistas, últimamente tres, que PREGUNTAN y REPREGUNTAN a los candidatos por asuntos de interés local, para el estado en el que se celebren las primarias, nacional o internacional, y si no están satisfechos con la pregunta vuelven a hacerla. Es decir, el poder del debate no está en manos del partido o los candidatos, sino de la prensa. Los intervinientes claro que estudian mercadotecnia, saben como vestirse, mirar a la cámara, engañar al público y todas esas cosas. De hecho todas estas técnicas de luces, corbatas y demás se inventaron en EE.UU. hace bastante tiempo. La diferencia es que las usan en un mundo real, por así llamarlo, no en un videojuego pactado como el nuestro. Juegan sin red, y eso hace mucho más meritoria su actuación. Aquí, como dijo Fernando González Urbaneja en el postdebate de La Sexta este Lunes, hemos cogido el manual de los debates americanos, pero nos hemos limitado a copiar la portada, dejando el resto de hojas en blanco. El libro luce igual de bien, pero está falto de contenido, y tras años de sequía nos parece una bendición.

Una última cosa de estos debates que no puedo dejar de señalar, y que me asombra a la par que me indigna. Para su organización, los representantes de PP y PSOE han llegado a un acuerdo que contempla unos cincuenta variados y complejos puntos (iluminación turnos, temperatura, temas, etc). Tras cuatro años de enfrentamiento a muerte se han puesto de acuerdo en algo que seguro es mas complejo y trivial que, por ejemplo, la educación, materia abandonada a su suerte desde hace muchos años. Eso quiere decir que cuando les interesa ya se ponen de acuerdo. ¿no les importa el bien de la sociedad española al PP y al PSOE? ¿por qué no lo contestan?.... a claro, porque no dejan que nadie se lo pregunte.

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