lunes, febrero 18, 2008

Un nuevo país

Desde ayer Domingo 17, a las 15:00, tenemos un nuevo país en el mundo, un nuevo nombre para añadir a la lista que estudian los niños (se supone) y una nueva capital, Pristina, que suena a nombre de chica. ¿Dónde ha nacido la criatura? En Europa, ese extraño lugar del mundo donde la mitad de la población se dedica a unirse y la otra mitad sigue empeñada en dividir lo ya existente y crear nuevo y nuevos países, cada vez más pequeños, inviables y conflictivos. Un lugar curioso visto desde el resto del mundo.

Kosovo, que así se llama la nación, es el último pedazo que se desgaja de lo que fue Yugoslavia, un puzzle unido a base de presión militar de un ejército comunista, bajo un dictador, Tito, que gobernó férreamente a todas sus provincias hasta el día de su muerte (como todos los dictadores). Tras ella, empezó el baile de secesiones y guerras. Eslovenia, Croacia, Bosnia.. Todos son nombres que traen amargos recuerdos de la década de los noventa. Todas ellas enfrentadas a Serbia, el lugar de los serbios soberbios, donde Slobodan Milosevic, émulo de dictadores, intentaba someter bajo su yugo a todas las demás provincias. Una a una se fueron desgajando, y el mito de la gran Serbia acabó destruido en un baño de sangre y violencia que dejó pasmado a medio mundo. Algunas localidades de la zona como Dubrovnik, Vukovar, Osijek, Srebreniza, han pasado a la memoria colectiva por las matanzas, pillajes y saqueos en ellas cometidas a lo largo de las distintas guerras. Kosovo fue el último conflicto, iniciado como todos los demás por una ansia nacionalista por parte de la población albanesa, mayoría en ese enclave. Serbia, cuya cuna religiosa está en Kosovo, aplacó esas ansias con deportaciones, asesinatos y violencia, que llegaba todos los día a los telediarios occidentales, y colaba en las casas de los europeos imágenes de gente atestada en sucios vagones camino a lo desconocido, lo que sin duda recordaba tiempos europeos pretéritos y, para algunos, olvidados. Como suele ser habitual, Europa se cruzó de brazos y creo numerosos foros y lugares de encuentro, pero tuvo que ser EE.UU quién usase la fuerza para detener lo que allí se estaba produciendo, con el general Wesley Clark al frente, que hizo un muy bien trabajo. Sin el permiso de la ONU, porque Rusia, aliada de Serbia, boicotearía cualquier resolución al respecto, la de Kosovo fue la primera guerra preventiva sin mandato internacional, con el aplauso de todos los europeos. Qué lejos parecen quedar aquellos tiempos, verdad???

¿Qué consecuencias tiene hoy la independencia de Kosovo? Veremos. Rusia amenaza a todo el mundo, en su papel de primo de Zumosol de los serbios, Albania ve fortalecida su posición, y quién sabe si algún día se planteará la absorción del nuevo estado, la población serbia de Kosovo está atemorizada ante el poder que han adquirido los albaneses, mayoritarios en el país, Serbia no parece dispuesta a reconocer nunca la actual situación, el nuevo estado es pobre de solemnidad e incapaz de desarrollarse sin supervisión internacional.... en fin, no creo (ni deseo) que se desate otra guerra, pero vuelve a haber conflicto a la vista en los malditos Balcanes.

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