martes, febrero 12, 2008

El entrevistador

Ayer por la noche Iñaki Gabilondo entrevisto al Presidente Zapatero en Cuatro. Ya la semana pasada hizo lo propio con Mariano Rajoy. En ambos casos el decorado era el mismo. Mucho cristal y metacrilato, colores claros y luminosos, pantallas de televisión de fondo que iban mostrando imágenes en sintonía con los temas que se trataban y dos butacas idénticas para entrevistador y entrevistado que me daba la impresión de que no eran muy cómodas, o al menos dejaban la espalda muy suelta.

Si me fijo mucho en la forma es porque el fondo de ambas comparecencias fue bastante vacío. Ni ZP ni Rajoy son dechados de originalidad, pero en este caso me limitaré a analizar la postura del entrevistador, en lo que creo que ha sido un profundo fracaso de la imagen de un periodista. La entrevista a Rajoy fue dura, sin concesiones, cortante, violenta por momentos (especialmente en el asunto de las sedaciones) y Rajoy hizo lo que pudo. Inicialmente el vendaval le sobrepasó, pero acabó controlándolo y al final desarboló al periodista que tenía en frente. Comentándolo con una compañera de trabajo, ambos concluimos que Gabilondo había hecho una entrevista de partido, y que se había ganado el sueldo de sus jefes y del gobierno que, no olvidemos, les concedió la emisión en abierto a su canal en una decisión como mínimo discutible, que ha ayudado mucho a tapar las cuentas del desastre que supone Digital+. Esperaba yo con impaciencia la entrevista de ayer para saber si Gabilondo iba a ser tan duro y mordaz con ZP, pero no fue así. Zapatero exponía monólogos plúmbeos y monocordes, mientras el entrevistador asentía suavemente, no cortaba nunca e incluso ayudaba en los remates, como en el caso económico, donde “justificó” que el gobierno no se hubiese fijado en la microeconomía como un detalle menor. Vamos, que lo que no me gustó no fue tanto la dureza con Rajoy, cosa obligada para un periodista, como la tibieza con ZP, donde nuevamente el entrevistador debiera ser duro y mordaz, y con mas motivo en este caso, porque es el PSOE el que gobierna, e independientemente de las muchas cosas sin sentido que diga el PP, no dejan de ser propuestas, muchas llenas de humo, mientras que lo que dice el PSOE puede ser palabra de BOE, yeso es otra cosa. Además, el periodista debe criticar al gobierno, sea este cual sea, pero en España hemos llegado a una situación en la que los medios de comunicación están intervenidos por los gobiernos de una menara que limita notablemente la independencia y el rigor informativo. Quizás si la entrevista se hubiese hecho en, digamos, Intereconomía, el resultado hubiese sido exactamente el inverso (loas a Rajoy y palos a ZP) y lo que es peor, a nadie le hubiese extrañado.

Probablemente el único oasis que queda de independencia informativa sea Internet. Algunos confidenciales mantienen una llama de independencia, fruto de su escaso coste para poder ser creados, gracias a esa maravilla que es la red. Pero los medios grandes son voces de su amo, con unos periódicos a sueldo del PSOE (País y Público) otros a sueldo del PP (Razón y ABC, este último a veces no) y otro, el Mundo, a sueldo de su director y sus ambiciones. Nuevamente, que envidia da la prensa americana, su poder y sus profesionales. Todos los periodistas españoles debieran ver esa gran película que es “
Buenas noches y buena suerte” y después, tras una pequeña reflexión, retirarse de una profesión a la que no honran con su ejercicio diario, sino que mancillan con saña.

1 comentario:

MMO dijo...

No estoy de acuerdo contigo en una cosa: ¿porqué los periodistas tienen que ser imparciales? No lo quiero. Yo quiero oir la SER y contarme las noticias desde el punto de vista del PSOE, luego poner la COPE y contar las noticias desde el punto de vista...bueno..desde el punto de vista de Federico, con esa inteligencia y bilis suya :). Luego quiero leer El Correo y ver otra realidad..y así, formarme mi opinión.

Si todos los periodistas fuesen imparciales, sólo necesitaríamos uno, y basta.

Lo que hay que hacer amigo David, es enseñar a diferenciar la realidad de la ficción, los hechos objetivos (si es que los hay) de los subjetivos, a las personas y dejarlas que aprendan, aprehendan y que emprendan.

Por lo demás, de acuerdo en que Gabilondo no estuvo a la altura, pero eso era de suponer, como bien decías, sabiendo sus tendencias. Eso no quita, para que de todas formas, sean un comunicador excelente.