El País Vasco, cuna de intrépidos empresarios y emprendedores, ha logrado exportar al resto de España uno de sus productos más típicos y pese a ello poco valiosos: el obispo polémico. Si ha sido una tradición secular lo de los obispos vascos, sus declaraciones y manifestaciones, y quizás fuese aquel el único lugar de Europa, junto con Polonia e Irlanda, en el que los obispos pronuncian discursos que son seguidos por toda la población, ahora ya en toda España vivimos en la era del obispado, en la que sus declaraciones se analizan, estudian y critican por todos. Qué adelantados somos...
¿Puede un obispo meterse en política? Sí, claro, como todo el mundo. La política no es un coto cerrado de los políticos. Más correcto sería preguntarse cuándo no se han metido los obispos en política, porque desde que yo tengo memoria (que no es mucho, pero me ayudan las hemerotecas) los obispos han opinado sobre política y políticos sin parar, y en mi opinión han cometido varios pecados difíciles de perdonar. Si no nos remontamos a la época franquista, ha sido bastante claro el posicionamiento de la iglesia vasca a favor del nacionalismo. Desde posturas claras y militantes como las de Setién (qué homilías, eso era política pura!!!) Uriarte o Etxenagusía, hasta posiciones más suaves, melifluas, pero igualmente sometidas y acatantes, como la del “tal Blázquez”, que pronto lavó su pecado de origen palentino a ojos del PNV. De mientras esa jerarquía y una enorme base militante de religiosos vascos apoyaba al nacionalismo (o directamente comprendía el terrorismo de ETA) pocos eran los valientes que osaban a decir algo. Pero los había. Jesús Sánchez Maus y Rafael Aguirre, creadores del Foro El Salvador, han sido la cabeza visible (aunque muy pisoteada y poco elevada) de esa protesta religiosa que, y esto hay que decirlo claramente, nunca contó con el apoyo del conjunto de la Conferencia Episcopal Española. ¿Por qué? Pues por motivos obvios. Si te metes contra el mundo de ETA a lo mejor te pegan un tiro, y eso es peligroso. De hecho nunca un religioso ha sufrido un atentado, y creo que son el único colectivo que sigue indemne de la furia etarra. Debieran hacer examen de conciencia y preguntarse a que se debe esto. De ahí que el revuelo organizado por las palabras de Monseñor Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal, haya ocultado el problema de fondo de la iglesia española y el terrorismo. Esta polémica le viene bien al PSOE, porque hablar de sotanas oculta el desempleo (horrible dato el de ayer) y hunde la imagen del PP en la sima de lo irreductible y lo carca. Rouco y Martínez Camino le han hecho gratis una semana de campaña al PSOE, y seguro que en Génova rezan para se callen, y no manifiesten palabra alguna hasta el 10 de marzo.
La gran protesta de la iglesia esta legislatura se ha basado en que este gobierno está en contra de las familias. A parte del ateísmo militante que declara su presidente, cosa en la que está en su pleno derecho, la iglesia debiera se más cuidadosa y coherente en sus manifestaciones, porque si uno se mete en política (que puede) también puede ser criticado. En el ya famoso acto de Colón del 30 de Diciembre de 2007, legítimo y enfocado a favor de las familias, ¿cuántas palabras se dedicaron a las familias de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, destrozadas, destruidas por una bomba etarra en Barajas justo hacía entonces un año? Ese es el problema de fondo, y el ruido de las declaraciones y broncas obispales sólo contribuye a ocultarlo, y a mi, como católico de base, me duele mucho.
1 comentario:
¿Se echa en falta la prudencia galaica de M. Romero Pose(q.e.p.d.)?
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