Hoy es un día de orgía económica, pero me temo que eso no significa que acabemos en una bañera cubiertos de billetes de 500 euros rememorando esa escena lujuriosa de American Beauty. Dentro de poco más de una hora conoceremos las cifras de paro registrado del mes de Marzo en España y tendremos un nuevo valor con el que medir la magnitud del desastre que vivimos, y al mediodía el Banco Central Europeo puede decidir una nueva bajada de los tipos de interés, aunque mi hipoteca ni se enterará de nada hasta septiembre, ingenua y autista ella.
Y como plato fuerte, los líderes mundiales se reúnen en Londres para tratar de hallar una solución a la crisis. Me ha quedado una frase de manual, pero muchos de ellos no son líderes ni en sus propios países, algunos no se soportan, y soluciones van a alumbrar pocas. Al parecer existen dos bloques. Uno capitaneado por EEUU e Inglaterra que aboga por intervenciones fiscales sobre todo lo demás. El otro, liderado por Francia y Alemania, que busca regular el sistema financiero y no quiere dar más dinero hasta que se sepa el efecto que ha producido el ya inyectado. No tengo claro cual de estas posturas es la más coherente, aunque supongo que Sarkozy hará lo que sea con tal de convertirse en centro de atención de las miradas, subiéndose al carro de Obama si hace falta. Lo curioso es que si uno quita a los 20 países los citados y el resto de europeos, quedan unos cuantos que no dicen nada, pero que pesan. Naciones como Brasil y Argentina algo opinarán de todo esto, y no te digo Rusia, pero no se les oye. ¿Y China? Los chinos son los que antes y ahora han sostenido el déficit comercial y presupuestario de EE.UU. En cierto modo si China quiere puede hundir el dólar y con él a todos nosotros, sólo que ni lo hace ni le conviene hacerlo. Por ahora detecto un cierto engreimiento de las naciones europeas en este asunto, y no puedo evitar la sensación de que, no se si de manera equivocada o no, los americanos están haciendo algo, se mueven, prueban, experimentan, juegan al ensayo error, pero tratan de arreglar sus problemas. Mientras que en Europa, y repito que es mi percepción, estamos sentados esperando a que los americanos, donde se repite de manera constante que está el origen de la crisis (y eso es mentira en gran parte) solucionen el entuerto y nos saquen de la que han organizado. Cierto es que no poseemos un sistema financiero unificado, ni otras palancas que nos permitirían actuar con rapidez y coordinación frente a EE.UU., que no olvidemos que es un único país, pero me suena mucho eso de que Europa reclame soluciones del otro lado del Atlántico de mientras que no hace sus propios deberes. Si estamos de acuerdo en que esto es una crisis global (que lo es) deberemos buscar soluciones globales entre todos y remedios particulares para los males propios. ¿Va a salir algo de eso de Londres?
Sinceramente, creo que no, porque en una reunión de cena, desayuno y almuerzo apenas da tiempo a discutir nada. Me conformo con un comunicado conjunto, quizás vacío, pero unitario y firme, en el que se rechacen las medidas proteccionistas o unilaterales, y se abogue por trabajar juntos contra la crisis. ¿Cómo? Eso serán los técnicos quienes lo estudien, pero levantarse de la mesa en plan teatral como amenaza el dirigente galo o evidenciar enfrentamientos entre bloques de países no es ningún remedio, sino todo lo contrario. La solución, en pocas horas, ya que, dado que se celebra en Inglaterra, para el famoso te de las 17:00 ya estará todo finiquitado. A ver que pasa.
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